Fue el último vals de Kroos en el Bernabéu. Antes del baile ante el Betis todo el madridismo rompió en aplausos y lágrimas para despedir, de forma prematura e incomprensible, a una de sus leyendas. El Federer del fútbol, el centrocampista más elegante que jamás haya vestido la camiseta del Real Madrid se despedía de su estadio, de su afición y del fútbol que tanto le va a echar de menos. Lo que ocurrió después, al menos hasta el minuto 85, es lo de menos. Kroos se despidió como lo hacen las leyendas. Lloró todo el mundo y hasta él, que retuvo las lágrimas hasta lo imposible, acabó derrumbado cuando se abrazó con sus hijos.
Hasta siempre, Toni. Pero no te perdonamos que te hayas ido tan pronto.
Ante el Betis jugaban los de Wembley. Porque por mucho que se hurgue, no hay debates en el Real Madrid. Ni Lunin está para aguantar la portería del Real Madrid ni Militao, tan impredecible como siempre pero más lento que nunca, puede quitarle el sitio a un Nacho que se va a despedir como titular en una final de Champions por primera y última vez en su vida. La baja de Tchouaméni aclara el resto del once, así que ante el Borussia Dortmund jugarán los mismos que salían al césped del Bernabéu a medirse al Betis.
Que eran los siguientes. Courtois; Carvajal, Rüdiger, Nacho, Mendy; Camavinga, Kroos, Valverde, Bellingham; Vinicius y Rodrygo. Un equipo imponente que está a una final de su segundo doblete en tres años. Y eso que esta temporada a Ancelotti sólo le ha faltado quedarse calvo o embarazao. Pero el italiano, con su pachorra, su experiencia y su chaval en el banquillo, ha ido esquivando balas como Keanu Reeves en Matrix.
Así se despide a una leyenda: tifo, ovaciones, un gran pasillo y un adiós muy emocionante a Kroos https://t.co/GpkDeBGPXH
— okdiario.com (@okdiario) May 25, 2024
Era el último partido de Kroos en el Bernabéu. El alemán lo deja en una decisión incomprensible. Lo suyo sería que una pareja de la Guardia Civil le hubiera estado esperando a la salida en el Bernabéu para llevarle a prisión porque su decisión de retirarse del fútbol es un crimen contra la humanidad. El madridismo le homenajeó como lo que se merece uno de los mejores futbolistas que jamás hayan vestido la camiseta blanca. Fue un homenaje emotivo, sencillo y conmovedor. Vamos, que el hombre de hielo estuvo cerca de derretirse.
Luego empezó el fútbol. El partido nació calmado y sin ritmo. Solo una entrada extemporánea de Nacho sobre Bellerín encendió un poco los ánimos visitantes. Vio amarilla justa el capitán madridista que se resbaló como coartada para explicar su inexplicable entrada. Se calmaron rápido los ánimos y el juego se enfrió.
Amistoso en el Bernabéu
Hubo que esperar hasta el minuto 13 para que el Real Madrid se asomara a la portería del Betis. Lo hizo primero Rodrygo, en un mano a mano tras asistencia de Vinicius, y después entre el propio Vini y Mendy también desperdiciaron la oportunidad de abrir el marcador en un error del meta Vieites en la salida del balón. Fue un espejismo de agitación en un duelo de lo más amistoso.
Dominaba el Real Madrid, sí. Pero era un dominio insulso, insípido e inocuo. Se defendía el Betis con orden y sin pasar grandes sobresaltos. Y así nos comimos la primera media hora de partido ante un Bernabéu que trataba de tatuarse en la memoria cada pase de Kroos para guardárselo en el recuerdo para siempre.
De nuevo en el 34 percutió el Real Madrid. Rodrygo se infiltró en el área por un extremo y puso el centro medido a Vinicius, que quiso rematar de tacón entre las piernas pero el meta del Betis evitó el golazo de póster. Respondió el Betis con un cabezazo de Bellerín en el punto de penalti que se marchó desviado por poco a la derecha de Courtois, que había hecho la estatua.
Tampoco estuvo fino el portero del Real Madrid un par de minutos después. Fue en una falta lateral que botó el Betis. Todos los defensas del Real Madrid se quedaron parados y Courtois, que despejó corto ante el intento de remate de Marc Roca. Su despeje, con todos sus compañeros dormidos, le cayó a Cardozo, que marcó a placer. Menos mal que intervino el VAR y revisó la posición de Roca, que estaba en fuera de juego, y anuló el tanto.
Respiró Ancelotti y el Bernabéu, que se conformó al menos con llegar al descanso con el 0-0 en el marcador 360 del estadio madridista. La verdad es que la afición del Real Madrid lleva tiempo pensando en otra cosa, en otro día, en otro partido. Igual que el equipo, que salió dormido en la segunda mitad y sólo la imponente parada de Courtois a Ayoze Pérez evitó el 0-1. La respuesta del Madrid fue un remate a la media vuelta de Vinicius que abortó Vieites con un paradón a una mano.
Aprieta el Madrid
Luego fue Bellingham el que abandonó su puesto de casi extremo izquierdo para asomarse al área y sacarse un disparo seco y raso al que respondió Vieites con una buena mano abajo. Y con el partido roto de nuevo el Betis mereció el 0-1 con una contra que aceleró Ayoze y finalizó Miranda con un disparo cruzado al que respondió Courtois con un paradón tan gigante como su figura.
Superado el minuto 60 Ancelotti empezó con el reparto de minutos y homenajes: fuera Nacho (igual en su despedida del Bernabéu) y dentro Militao, fuera Courtois y dentro Kepa, el portero que vino para llenar su vacío y acabó como suplente de Lunin. En dos minutos le hizo el Betis un gol por posición de fuera de juego de William José, aquel delantero que llegó al Real Madrid y se hizo una foto con la Copa del Rey.
En el 72 Lucas Vázquez suplió a Carvajal y Modric a Camavinga. El cambio de Kroos se lo guardaba Ancelotti para el final. Y el Bernabéu también se reservaba sus aplausos. Se los regaló al alemán con una falta lejana que hizo lucirse al meta del Betis. Eran sus últimos minutos en su estadio y la gente lo sabía. Ancelotti ya tenía preparado a Ceballos para que Toni se llevara su merecida ovación.
Eran las once menos cuarto en todos los relojes. El minuto 85 del partido. El fútbol se paró y todos sus compañeros le abrazaron. Hasta Isco, que estaba en el estadio, se puso en pie para aplaudir como todo el Bernabéu. Lloraban sus hijos, su mujer, sus compañeros, Ancelotti padre, Ancelotti hijo, Pintus, los ayudantes. Lloraba el Bernabéu aunque Kroos tragaba saliva. Cuando se despidió de todo el estadio y se abrazó con sus hijos, ya no aguantó más y se derrumbó como sólo se derrumban los grandes.
El partido ya daba igual porque la despedida de Kroos es irreparable para el Real Madrid y para el fútbol. Acabó el partido con un triste 0-0 en el marcador del Bernabéu quizá porque, al no haber nada en juego, ninguno de los dos equipos puso demasiado interés para despedir una Liga que el equipo de Ancelotti ya había ganado hace una eternidad.
Ahora sólo queda la final de la Champions, pero esa ya será otra historia.