Kylian Mbappé estará en semifinales de la Eurocopa y, por tanto, su incorporación con el Real Madrid tendrá que esperar. Francia eliminó a Portugal en cuartos en la tanda de penaltis y ahora se enfrentarán a España. Así, Mbappé se medirá a la selección de Luis de la Fuente después de una difícil Eurocopa en la que ni mucho menos la estrella francesa está bien. La máscara le resta y se le nota. La tanda de penaltis la vio en el banquillo, con hielo en la nariz, pero ejerció de líder arengando a sus compañeros y celebrando como el que más el pase a semifinales de Francia.
El partido era especial para el crack francés. Se enfrentaba -por última vez salvo sorpresón- a su gran ídolo, Cristiano Ronaldo, el futbolista al que siempre admiró, especialmente cuando estaba en el Real Madrid y Mbappé tenía los posters en su habitación de la leyenda madridista.
Ambos se saludaron con un cariñoso abrazo cuando como capitanes tuvieron que hacer el sorteo previo al partido y en ambos se les vio una admiración mutua. Los dos hicieron un encuentro discreto, en la línea de la Eurocopa que llevan protagonizando. Ninguno destacó en exceso en un igualado Portugal-Francia de cuartos de la Eurocopa que confirmó que ambas selecciones, como en la ronda de octavos, juegan mucho con el miedo.
En un partido sin gran historia para el ya jugador del Real Madrid, lo más destacable fueron los problemas que le dio la máscara. La maldita máscara que tanto le ha frenado en esta Eurocopa. En el minuto 56, Kylian dio el susto de la noche. Bernardo Silva remató de cabeza y el balón golpeó en la misma cara del capitán de Francia. Eso le provocó que se le moviera la máscara y que le hiciera daño en el rostro. El jugador del Real Madrid estuvo varios segundos en el suelo doliéndose, alarmando a su selección por si no podía continuar. El golpe fue grande, ya que el balón rematado por Bernardo le dio a pocos centímetros de diferencia.
Tras ese susto siguió Mbappé sin encontrar su fútbol, sin tener ninguna ocasión relevante, sin participar en el juego francés. Cada vez que la retransmisión televisiva le enfocaba, Kylian se colocaba desesperado la máscara. Estaba fuera de la pelea futbolística. Ya lo dijo Deschamps hace unos días: la máscara le molesta. Y aunque parezca una tontería, eso se nota.
No ha sido la Eurocopa de Mbappé. En el tiempo de descuento del partido tuvo dos ocasiones, ambas de poca peligrosidad. Ya en la prórroga intentó entrar en contacto con el juego, pero se le vio lejos de su nivel. Un remate flojo lo paró Diogo Costa y poco más hizo el futbolista madridista, que por sorpresa vio los últimos minutos del partido desde el banquillo.
Y es que Deschamps cambió a Mbappé en el tiempo de descanso de la prórroga. Kylian no jugó la segunda mitad de ese tiempo extra y se quedó sentado al lado de Camavinga en el banquillo. En su lugar salió Barcola y en principio, al menos por lo que se veía en las imágenes de televisión, el cambio se debió a que Mbappé no podía más ya con la máscara. Se sentó en el banquillo y se puso hielo en la nariz. Le dolía.
Era tan rara su suplencia, que se dio una circunstancia curiosa. Kylian tuvo que pasar el brazalete a un capitán y durante varios segundos estuvo inquieto porque no sabía a quién le correspondía. Finalmente se lo dio a Deschamps y que el entrenador decidiera: se lo otorgó a Kanté.
Ya sin Kylian en el campo, Francia retrocedió posiciones, aunque las cosas siguieron tal y como estaban. La eliminatoria de cuartos se fue a penaltis y allí Francia ganó en una tanda que desequilibró Joao Félix, que falló su pena máxima. Los galos acertaron todos y se clasifican para semifinales, donde se medirán a España. Mbappé, desde el banquillo, lo celebró a lo grande tras previamente ejercer de líder, ya que fue arengando a sus compañeros y dándoles consejos.