El Real Madrid levantó su cuarta Copa Intercontinental tras vencer al Pachuca mexicano al trantrán. No les hizo falta a los de Ancelotti acelerar siquiera para imponer su gigantesca diferencia de talento. Mbappé, asistido por Vinicius, asistido a su vez por Bellingham hizo el primero al filo del descanso. Rodrygo, con un golazo desde fuera del área en la segunda parte, y Vini de penalti abrocharon un triunfo comodísimo de los blancos ante un rival muy inferior.
Ancelotti no engaña a nadie. A veces miente, pero no engaña. Al menos a los que ya le tenemos calao después de un lustro en el Real Madrid. Por eso era previsible que jugaran todos los de arriba. Los buenos. Los famosos. Los que le gustan a la grada… y al palco. También Mbappé, faltaría más, al que una sobrecarga de chichinabo no le iba a sacar de la foto de la Intercontinental. A Carletto le da igual salir con tres delanteros (y medio) con tal de tener contento al personal. El de dentro y el de fuera.
Concluida la disertación situemos las piezas del ajedrez del Real Madrid en el Lusail. El portero era Courtois. Por delante los señalados Lucas Vázquez y Fran García en los costados y la pareja Rüdiger-Tchouaméni en el centro. El doble pivote era tarea compartida por Fede Valverde y Camavinga. Por delante tres mediapuntas-delanteros: Rodrygo, Bellingham y Vinicius. Y el último, y no por ello menos importante, Mbappé.
Enfrente el desconocido Pachuca de México con algunos viejos conocidos ya de vuelta como el venezolano Salomón Rondón, ex del Málaga entre otros, o el casi cuarentón Cabral, ex del Celta. Una víctima propiciatoria para un Real Madrid enormemente superior al menos por nombres, porque como equipo los de Ancelotti son poca cosa. De momento.
Aprieta el Pachuca
Asumió el Madrid desde el principio su papel de favorito y se quedó con la pelota. Se defendía el Pachuca. Y golpeaba. La diferencia de nivel era salvaje. Pero de los mexicanos fue el primer disparo a puerta. El lateral Luis Rodríguez se animó desde otra provincia e hizo estirarse a Courtois. Vagueaban los de Ancelotti. Y se les daba bien.
Luego sacaron dos córners los mexicanos ante la torrija monumental del Real Madrid. Hubo que esperar al minuto 11 para ver la primera carrera del equipo blanco, que puso a cabalgar a toda la caballería para lograr su primer córner. El campo, por cierto, era un patatal con más baches que una carretera comarcal.
Caminaba el Madrid con y sin la pelota. Su ritmo era intolerable. Los de Ancelotti iban de sobrados y sí, les sobraban los motivos. Rodrygo lo intentó en el 21 con un disparo lejano que despejó al resbalillo Micolta. Iban llegando casi sin querer pero sin peligro los blancos ante un Pachuca encantado con su histórico 0-0. Los mexicanos, exhaustos y mal colocados, dejaban espacios par que corrieran los galgos de Carletto, pero ni por esas.
Arranca la BMV
Hubo que esperar hasta el minuto 36 para que la BMV arrancara su conexión. Bellingham conectó con Vinicius desde la mediapunta, el brasileño hizo un nudo a su par, dejó a varios mexicanos tumbados por el suelo y asistió a Mbappé para que marcara a puerta vacía. Y a renglón seguido del primero pudo caer el segundo pero el disparo algo forzado de Fede Valverde dentro del área se marchó al cielo de Doha.
Con esa ocasión abrochamos una primera parte aburridísima en la que el Real Madrid hizo lo mínimo para irse por delante del modesto Pachuca. Regresamos del entreacto con el mismo ritmo cadencioso y lánguido y con los mexicanos tratando de lograr un empate imposible. El Madrid replegaba y lo fiaba todo a la velocidad en las contras.
Y no fue una contra, pero sí una acción individual, la que sellaría el triunfo blanco. En el 52 Rodrygo cogió el balón por la parte derecha del área, la recorrió en paralelo a la línea, nadie le entro, dio la vuelta, se acomodó la pelota en la diestra y la puso al palo largo de Carlos Moreno. Golazo y final resuelta para el Real Madrid. O eso parecía porque el VAR advirtió al colegiado de que revisara la posición de Bellingham. Lo hizo y entendió que, pese a estar delante del portero, el inglés no interfería en la trayectoria de la pelota.
Final resuelta en una horita
Con la Intercontinental (casi) en el bolsillo, Ancelotti hizo cambios con un cuarto de hora de adelanto sobre el horario previsto. Se retiró Mbappé para que entrara al campo Brahim. También se fue Camavinga para dejar su hueco a Ceballos. Unos minutillos después Courtois metió una mano soberbia al disparo lejanísimo de Salomón Rondón.
Entró en el 70 Modric por Rodrygo. El Lusail ovacionó al croata. Entretanto Rondón seguía marrando ocasiones como un espectacular cabezazo que lamió of fuera el travesaño de Courtois. Antes la había tenido Vinicius en un Real Madrid que ya pensaba en las vacaciones. Sólo Vini quería su golito y lo tuvo en el 73 en una maniobra mágica ante el portero del Pachuca que evitó el gol in extremis.
Eran ya los minutos de la basura y sólo faltaba saber cuántos goles más podría marcar más el Real Madrid. En el 81 hubo un penalti clamoroso de Idrissi sobre Lucas Vázquez. No lo vio el colegiado pero sí el VAR, que le llamó a capítulo. Lo pitó y Vinicius, con algo de suspense, logró el 3-0 que abrochaba el comodísimo triunfo blanco para levantar su cuarta Copa Intercontinental en su penúltimo partido del histórico 2024.
Aún le daría tiempo a Ancelotti a enfadar a Bellingham al cambiarle por Arda Güler en el 88 y privarle de su opción de marcar el gol que tanto deseaba el inglés. Ahora le tocará a Carletto gestionar el rebote de una de sus vacas sagradas pero eso, al contrario que la pizarra, sí que se le da bien así que, como diría Florentino, tranquilos.