Nueva función de nota del Real Madrid en ACB. El equipo blanco volvía a verse las caras con Valencia Basket después de la debacle europea y lo hizo con una sobria victoria. Una venganza, servida en el plato frío y silencioso de la Fuente de San Luis y fraguada en un primer cuarto descomunal del conjunto dirigido por Pablo Laso. Los blancos pasaron por encima de Valencia en los diez minutos inaugurales, acertadísimos en el tiro y extraordinarios en aro propio, para después coser, administrar, sufrir la reacción rival, y acabar cantando tras sellar su octavo triunfo consecutivo en Liga Endesa.
El Real Madrid fue más que nunca un Madrid de dos caras. La primera y más positiva, se vio en un primer cuarto sobresaliente, en el que el acierto en el triple y la intensidad defensiva dieron acceso a retrotraerse a tiempos del mejor Real de Laso. El parcial de 6-28, con Abalde y Campazzo en plan estelar, dejaban el partido casi visto para sentencia, aunque a falta de muchos minutos por disputarse.
Sin embargo, después de un segundo cuarto de máxima igualdad y en el que la reacción de Valencia no pudo evitar que el Madrid, de nuevo por encima de los 20 puntos anotados, aumentara levemente su ventaja al descanso, llegó la reacción rival y el descalabro merengue. Con Layberie como estilete, viendo el aro como una piscina, y Prepelic de destacado actor secundario, los taronja fueron recortando en el marcador hasta que un parcial de 14-1 les metía de lleno en el partido.
Fue entonces, contra las cuerdas y necesitados de atar una victoria que tenían casi cerrada, cuando los titularísimos de Laso se unieron a sus soldados de confianza para poner el sello al partido. Campazzo tomó los mandos como no pueden hacer a día de hoy Laprovittola y Llull, y con Taylor, Thompkins y Abalde como apoyos, le dio al Madrid una nueva victoria en ACB y la –sufrida– esperada venganza sobre Valencia después de la derrota que comenzó el incendio europeo hace semanas.