El Clásico del baloncesto español vuelve a los brazos del Real Madrid. El conjunto blanco, en las condiciones más complicadas posibles asaltó el Palau (85-87) con una mezcla inesperada, pero inmejorable, de veteranos y noveles, dentro de un final absolutamente impredecible y en el que tuvieron el partido ganado, perdido, y de nuevo ganado merced a un 2+1 clave de Nico Laprovittola. Las pérdidas de balón permitieron al Barça remontar ¡9 puntos! en 40 segundos, antes de que el Madrid devolviera el encuentro a su bolsillo.
El Real Madrid llegaba con sensaciones agridulces a un partido que siempre requiere de la máxima concentración, dada la tensión acreditada al enfrentarse al eterno rival. Un Clásico es un Clásico y de poco importaba la clasificación para los cuartos de la Euroliga o la espantada repentina de Gaby Deck, con lo más importante de la temporada por jugarse.
Uno de los grandes alicientes del partido era el regreso de Pau Gasol a un partido de esta categoría, veinte años después de su último Clásico. El legendario pivot partiría, además, como titular en el quinteto inicial de Jasikevicius, toda una declaración de intenciones de lo importante que, si puede, será en de Santboi, si toda la progresión va como es debido y deseado.
En el Madrid, Pablo Laso optaba por las rotaciones, imprescindibles tras el esfuerzo del jueves en Estambul, y le daba la alternativa a una pareja de pívots sobre la que los blancos edificarían su futuro… de no existir la NBA. Usman Garuba (2002) y Tristan Vukcevic (2003) sumaron minutos juntos en un Clásico de altos vuelos y en el que ambos, con sus cualidades, demostraron estar ya listos para aportar. Mención especial para la pantera Garuba, que cada día va a más a las puertas del Draft.
Era un Madrid de veteranos y noveles, como reza el himno merengue, y en el que el contrapunto a los Garuba, Vuckcevic o Alocén lo ponían Rudy y Llull. Ya con achaques y mermados en lo físico, el dúo clásico merengue fue clave para que los blancos se mantuvieran por delante en el marcador cuando más apretaba el Barça, donde Saras no escatimó en otorgar minutos a su big three, a repasar: Mirotic, Higgins y Calathes.
Llegado ya el último cuarto con un Barça a remolque y el Madrid sobreviviendo desde el triple, con Causeur en modo estelar. Los blancos estaban destacando en prácticamente todas las facetas, pero no contaron con una versión positiva de Walter Tavares, al que Laso aleccionó una y otra vez dentro de su frustración al verse cargado de faltas y sin capacidad de ser decisivo.
Un final de órdago
Al límite, y con necesidad de un argumento anotador firme, el Madrid encontró a una nueva joya, Tristan Vukcevic, que se desmarcó con un minuto en el marcador para anotar el triple decisivo de la victoria, en todo un Clásico y con el Barça apretando con todo. ¿Ha nacido una estrella? Sólo el tiempo lo dirá, pero el balcánico lo tiene todo para tener una larga carrera en el baloncesto europeo. Por talento y por valentía.
El encuentro estaba acabado, con una ventaja de nueve puntos para el Madrid con 43 segundos por jugarse, pero el cortocircuito blanco, con dos pérdidas inaceptables de Causeur y Carroll, y tres triples de Mirotic, por partida doble, y Higgins, le dieron un punto a favor a los culés con el último balón en juego. El mazazo era tremendo, pero Laprovittola, gris y errático desde la línea hasta el momento, se inventó una jugada individual para devolver el agua al río y darle, cuatro partidos después, los mandos del Clásico al Real Madrid.