El Real Madrid se enfrenta a lo desconocido en un rush final de fase regular de la Euroliga que puede apartarle, en caso de nuevas derrotas de los cuartos de final de la máxima competición continental. El equipo blanco cayó el martes, de forma dolorosa, ante Anadolu Efes, pero tiene un encuentro por delante ante Olympiacos en el que puede acercarse mucho, o alejarse de forma decisiva de los puestos que acreditan la clasificación. La unidad del grupo será imprescindible y vestuario y cuerpo técnico ya se han puesto manos a la obra para salir victoriosos de una auténtica final.
Las particularidades en la planificación del Real Madrid en la presente temporada, así como las bajas sufridas con ella empezada, han hecho que en la sección se asuman derrotas que en otros tiempos resultarían mucho más dolorosas. Después de que el Barça y el CSKA conquistaran el Palacio en las últimas semanas, Anadolu Efes hizo lo propio en un partido que permaneció moderadamente igualado hasta los últimos minutos del tercer cuarto.
Se admite la derrota, la superior calidad individual del rival y la situación actual del club, pero no las connotaciones arbitrales que, se entiende, dieron un empujón hacia la victoria al vigente subcampeón de la competición. El rasero de los colegiados no fue el mismo en un aro y otro, con los tiros libres como argumento tangible, y todo ello derivó en la explosión con sendas técnicas a Rudy y Laso, este último descalificado, fuera de sí y sancionado de cara al partido ante Olympiacos.
«No nos están tratando de manera justa», deslizan desde el club en referencia a una problemática arbitral que, eso sí, siempre se expone como complemento y no como excusa a la hora de medir la no clasificación del Real Madrid, estado actual con el que tiene que combatir la sección en los dos partidos restantes de fase regular.
La rabia por lo sucedido ante Efes, en un último cuarto en el que el equipo hizo lo que nunca debe, dejarse ir, tratará de ser utilizada a favor como parte de una conjura de vestuario que ya ha comenzado y que tiene a los pesos pesados como conductores. Las bajas, la sanción de Laso y la situación del equipo, contra las cuerdas en el mar de cábalas y números que representan las últimas jornadas, han llevado al equipo a unirse más si cabe y centrarse en un único objetivo: ganar a Olympiacos.
Sin demasiado tiempo para el descanso, sobre todo en el plano mental, el Real se centra en la activación del grueso de la plantilla y la unión absoluta del grupo en pos de lograr un resultado positivo. Olympiacos no es uno de los mejores equipos de la Euroliga y ya no tiene opciones de entrar al Top 8, por lo que el plus de ganas lo tiene que dar el Madrid, donde se espera la mejor versión de los Rudy, Deck, Thompkins o Causeur, que deben ser ayudados por otros como Alocén, Abalde o Garuba en una batería constante y que mantenga el ritmo del partido donde quieren los blancos. Durante los 40 minutos.
El factor Tavares
Al encuentro ante Olympiacos, el Real Madrid llega con la baja confirmada de Pablo Laso y a la espera de lo que suceda con Walter Tavares. El pívot, piedra angular del equipo, se hizo daño tras un fuerte golpe ante Efes, y su presencia en el choque clave del viernes no está asegurada. Desde el club hacen todo lo posible para que el ’22’ llegue en las mejores condiciones posibles al partido y Edy, consciente de lo que se mueve en el vestuario, hará lo propio por estar, pero su evolución en las próximas horas será clave.
En caso de confirmarse la baja de Tavares, el Real Madrid tendrá que repartir minutos en su ya de por sí mermada batería interior, con Trey Thompkins como líder y Usman Garuba, sobresaliente en los últimos compromisos, adquiriendo una carga de minutos para la que ha demostrado estar preparado. El de Olympiacos será un partido para perros viejos, pero el canterano quiere tener su hueco y no se amedrentará, como ya hizo ante Efes el martes.