El Real Madrid sigue vivo en la Euroliga. Lo que parecía imposible se convirtió en realidad con un arreón impensable, absolutamente extraordinario, para vencer (80-76) a Anadolu Efes y poner el 2-1 en la eliminatoria de cuartos de la máxima competición continental. Sergio Llull apareció en su versión pre-lesión para en el clutch, su territorio favorito, ajusticiar a uno de los grandes favoritos al título y alargar la serie al menos un partido más.
El triple merengue, ausente durante toda la serie, apareció a tiempo para desactivar la sobresaliente actuación de Vasilije Micic y dentro del delirio, resucitar al campeón de 2018, que ahora se siente capaz de todo. Un parcial de 16-0 cuando ya nadie lo esperaba permite al Madrid volver al parqué del Wizink Center el jueves (21:00 horas) de cara a intentar, con la moral por las nubes, repetir el milagro y forzar el quinto partido de la serie.
Las dos derrotas en Estambul fueron un castigo demasiado severo para el Real Madrid, pero la llegada de la serie al Palacio abría un resquicio para la esperanza del equipo en una final a vida o muerte. En caso de derrota, el camino conocido era el de la eliminación, pero si mediaba victoria, el milagro de la remontada volvería a estar vivo en el espíritu de los madridistas.
Laso debía hacer malabares con sus jugadores para competir con la superproducción de Efes, y la noticia en los minutos previos al partido, al igual que sucediera en el segundo, no podía ser más negativa para los intereses del Madrid. Walter Tavares, aún aquejado de un golpe en el costado, no podría ser de la partida y ejercer, como acostumbra, de faro en ataque y sobre todo, en defensa para los blancos.
En lugar de Tavares, Laso apostaba de inicio por la intensidad de la pareja Garuba-Tyus y ellos, junto al físico de Abalde, se las ingeniaron para que los blancos dominaran y dejaran durante los primeros minutos a cero a Anadolu Efes. Micic despertó a tiempo para igualar la contienda con Sanli como escudero, ya no sorpresivo, dentro del entramado otomano, y el tanteo bajo del marcador no evitaba que la emoción y la tensión se palparan en el ambiente desde el primer momento.
La entrada de la segunda unidad madridista dotó de un cariz diferente al equipo, y del bajón en intensidad se benefició Efes. Laso sustituía la zona con Garuba en punta por un marcaje individual al que le faltó picardía y atención por momentos y si bien Efes había comenzado con un inempeorable 0/8 en tiros de tres, la salida a cancha de Beaubois le dio el soplo necesario con tres triples consecutivos que elevaban su ventaja en el partido.
El Madrid se queda corto
Efes era mejor en cuanto a calidad y tuvieron la suerte de su parte. Sendos triples de Beaubois y Micic casi sobre la bocina de cuartos daban un nuevo golpe a las aspiraciones madridistas, resucitadas por momentos merced al acierto de Causeur. La realidad, sin embargo, era distinta. Con sólo 28 puntos al descanso no se puede competir en un partido de este calibre. El Madrid volvía a marcharse tocado y con una decena de puntos de desventaja a vestuarios.
Los triples del Madrid fueron primero escasos y más tarde, con un número de lanzamientos más normal, desacertados. Rudy y Laprovittola seleccionaban mal, dentro de un clima de desesperación que no ayudaba al grupo, y sumaban a la estadística un nuevo día deplorable desde la larga distancia, seña de identidad del juego ofensivo del Real. Esa era una de las teclas que tocar sí o sí para iniciar la remontada.
Tocaba tirar de todo lo posible, garra, suerte, experiencia… para luchar contra uno de los mejores jugadores de Europa. Vasilije Micic condicionaba el partido con un talento diferencial en el partido, y se marchó hasta los 22 puntos en el tercer cuarto con una exhibición en la dirección y, sobre todo, en la anotación desde corta y larga distancia. De todos los colores llegaron las canastas del balcánico, con Beaubois como ejemplar escudero, y el gran mérito del Madrid fue no abandonar la causa y mantener la renta, de diez abajo, de cara a sus más que probables últimos diez minutos del curso en Europa.
Remontada, milagro y cuarto partido
La exhibición de Micic estaba dejando sin focos a lo que se cocía en un Madrid en ebullición, con sus veteranos dispuestos a hacer lo imposible en busca de una grieta, un resquicio para el que entrar y remontar. Efes hacía tiempo que lo brindaba todo a la dirección del balcánico y acabó pagándolo, en forma de relajación que dio pie a un hecho histórico, una remontada inverosímil en forma de parcial 16-0 donde Sergio Llull volvió por momentos al nivel pre-lesión en el que fue considerado el mejor jugador de Europa.
Lull, en absoluto trance en el ambiente en el que mejor se maneja, creyó más que nadie e hizo creer a un ejército venido a menos durante toda la eliminatoria pero que resucitó a tiempo para dar un gran homenaje al escudo del Real Madrid. El ’23’ cocinaba el baloncesto y combinaba, en el glorioso parcial, para ser él el que pusiera el sello o acoger a Thompins o Rudy para que fueran ellos los que también se colgaran la merecida medalla. Los veteranos pusieron al Madrid por delante de forma inverosímil y fue un canterano como Garuba el que le pondría el sello con el definitivo 80-76 que permite a los optimistas blancos seguir soñando con una remontada que ya cuenta con un inicio histórico.