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Ramón tenía razón

Laporta disipa pocas dudas

Joan Laporta habló este martes ante los medios de comunicación para dar explicaciones de la situación del Barcelona

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Se suele aplaudir que Laporta acostumbre a salir y dar explicaciones en una rueda de prensa. Sin duda comparecer y exponerse tiene mérito y una muestra de transparencia, pero si no se acompaña la verdad en las explicaciones el ejercicio comunicativo es en vano. Si uno hace un mínimo ejercicio crítico, puede encontrar numerosas contradicciones o falsedades en lo comentado por Laporta.

Lo más evidente es que Laporta no pudo cumplir su promesa de que el Barça vuelva a la normalidad en el mercado. Laporta afirma que es porque realmente no quiso forzar los contratos, pero eso se contradice con la seguridad que mostraba en junio. La realidad es que ha precisado de la salida de Gundogan y la lesión de Araujo y Christensen para inscribir a Íñigo Martínez y Dani Olmo. De este último, afirmó Laporta que era la prioridad absoluta, cuando sabemos de sobra que su prioridad era Nico Williams, por el que afirmó que el Barça podía y quería ficharlo y que todo estaba en manos del jugador. Ahora, con el mercado cerrado, ya no habla de Nico por respeto al Athletic. Por cierto, Laporta no estuvo generoso honrando el gesto de Gundogan: aludir a motivos deportivos en lugar de a motivos económicos no se corresponde a la verdad.

Con Barça Studios Laporta no supo dar explicaciones razonables. Aludir a un error técnico que la Liga no te compute 10 millones que en realidad son para un anterior socio que puso ese dinero, es un disparate. Por cierto, esto vuelve a confirmar que la venta inicial de Barça Studios no era real. Los compradores originales no tenían intención alguna en pagar los 100 millones que les correspondía. Tampoco pudo ofrecer certidumbre con la vuelta al Camp Nou, aunque esto me parece razonable dado lo imprevisible de las obras.

Preguntado por Negreira, Laporta afirmó que «siempre salen cosas cuando vamos bien». Aparte de ser falso, sólo hay que ver las noticias que se publicaron la temporada pasada, Laporta pone el listón de ir bien demasiado bajo para todo un Barcelona. Por último, volver a poner en el foco al Real Madrid en el caso Negreira sólo es un burdo intento de tratar de convertir en culpable a una de las posibles víctimas. ¿Qué haría Laporta si hubiera sido el Real Madrid el que hubiera pagado al vicepresidente de los árbitros? ¿Qué le habrían reclamado sus socios? Laporta habla mucho y tiene carisma, peor ya sólo convence al devoto que no necesita ser convencido.