Esta España tiene otro color
Esta España tiene otro color. El portero para, los defensas defienden, los centrocampistas crean (y llegan) y el delantero marca. Escrito parece fácil, pero en el césped se complica. La selección de Luis Enrique dejó buenas sensaciones en Wembley donde consiguió una victoria ante Inglaterra de esas que cuentan. Marcaron Saúl, el mejor del partido, y Rodrigo, otra de las estrellas de La Roja. La Roja tocó cuando tocaba y se remangó cuando tocaba también. Es el principio de una nueva etapa y, como principio, no pudo ser mejor.
No es que España estuviera en vela como la noche del 23-F, pero sí había cierta curiosidad puede que incluso malsana por conocer la primera alineación de Luis Enrique. No defraudó. Luis Enrique, quiero decir. Si defraudaba o no el once, estaba por ver.
No se complicó la vida el seleccionador y resolvió el debate de la portería mirando al pasado. Jugaba De Gea. Habrá que ver si la decisión es salomónica y ante Croacia juega Kepa. Veremos pues. En defensa, la gran novedad era la presencia de Marcos Alonso como lateral izquierdo en el puesto del archienemigo de Luis Enrique, un Jordi Alba que se va a sentir más exiliado que Puigdemont en esta nueva etapa. Luego Nacho hacía de Piqué, Carvajal de Carvajal y Sergio Ramos de Sergio Ramos.
Por delante Busquets hacía de Busquets. Le acompañaban Thiago y Saúl, tan distintos y quién sabe si tan complementarios. Por delante Isco, referente de esta selección en transición permanente. Arriba, Luis Enrique se cepillaba a Asensio y ponía de titular a Iago Aspas, decisión inexplicable cuando el delantero del Celta se había colado en la lista por la baja de Diego Costa. El otro puesto en la delantera era para Rodrigo. Y con esos once empezaba una nueva etapa en la selección española.
El partido nació a ritmo de pretemporada. Wembley vivía un duelo plácido salvo cuando la pelota acababa en los pies de Sergio Ramos, que se llevaba más pitadas que Pablo Iglesias en La Moraleja. Inglaterra proponía sus tres centrales y el juego directo y España intentaba dominar. Juego corto, muchos pases, poca profundidad… Vamos, lo mismo de los últimos años.
Los inventos de Luis Enrique
Rápido se pudo apreciar que el primer invento de Luis Enrique no funcionaba mucho. Colocó a Isco de extremo izquierda en su predicado 4-3-3, que es igual que cortarle una pierna: te queda medio Isco. Además, como no le sobra ni velocidad ni físico para la ida y vuelta, te quedas sin un extremo y sin un mediapunta.
Y rápido llegaron también las malas noticias para España. Una jugada de Inglaterra en transición que aceleró Shaw sin que nadie le saliera al paso. España ni replegó ni hizo falta y el lateral inglés filtró un pase maravilloso al centro del área. Por allí sólo estaba Nacho –Sergio Ramos no había replegado–, pero no le dio tiempo a estirar la pierna para evitar que Rashford, que había acompañado la jugada como un caballo percherón, marcara de primeras. Primer tiro a puerta recibido de la era Luis Enrique, primer gol encajado. Y no fue culpa de De Gea.
Un par de minutos tardó en responder España al sopapo inglés. Fue una jugada por la derecha. Carvajal desbordó y vio a Rodrigo en el área. La maniobra del delantero del Valencia eliminó a un rival y la puso al área, donde llegó Saúl para demostrar su mayor virtud: marcar de primeras. España igualaba en Wembley. Luis Enrique respiraba, lo de sonreír no le sale.
En el 23 vimos otro invento del ingeniero Luis Enrique. En una falta en el centro del campo, puso a toda la defensa adelantada a 20 metros del área para evitar el juego aéreo inglés. Problema: si alguno de los que defienden se engancha o si los rivales retroceden, dejas solos a seis ingleses. Fue lo que ocurrió y sólo un medio-penalti de Carvajal y el pie salvador de Saúl evitaron el gol de Harry Kane.
¿Presión o desorden?
Las buenas intenciones de España de presionar arriba eran inversamente proporcionales a su capacidad de hacerlo bien. En el espacio entre los tres de arriba y los tres del medio cabía la provincia de Cuenca. Y eso lo aprovechaba Inglaterra en sus transiciones rápidas. A los de Southgate sólo les estaba faltando acierto en el último pase, el que buscaba siempre a Harry Kane.
Respondía España con su buena conexión por la derecha: Carvajal-Rodrigo. Por ahí llegaba el peligro de los nuestros, toda vez que Isco se sentía más incómodo en la izquierda que Cospedal. Curiosamente, el 1-2 de La Roja nacería desde la banda siniestra. Allí sufrió Marcos Alonso la cornada de Trippier. La falta lateral la botó Thiago, que encontró a su primo Rodrigo, el más listo de la clase, que marcó de primeras tras robar la cartera a toda la zaga inglesa.
Respondió Inglaterra al gol español con un par de córners y, de resultas de uno de ellos, De Gea hizo un paradón a un cabezazo a bocajarro de Rashford. El partido no tenía tregua… ni rigor táctico alguno. La bocina del descanso salvó a España del arreón final de los ingleses.
Rodrigo reina, Saúl gobierna
De salida en la reanudación España se adueñó de la pelota. El susto de la mala caída de Shaw dejó helado a Wembley. Diez minutos estuvo parado el juego, pero la selección de Luis Enrique siguió a lo suyo: manejar el balón e ir progresando adecuadamente en la presión defensiva. En el 66 –que era el 56 real– Luis Enrique metió el primer cambio: Asensio por Iago Aspas. La sustitución no alteraba el ecosistema del 4-3-3.
El orgullo inglés y los cambios de Southgate empujaron un poco a los pross hacia el área de De Gea. España hizo la goma y volvió a dominar con un ubicuo Saúl, el mejor de la selección junto al incisivo Rodrigo, más cortante que Risto Mejide. El segundo cambio de Luis Enrique fue Sergi Roberto por un fundido Thiago, que había cumplido con notable.
De Gea volvió a exhibirse en el 81 después de una magnífica maniobra de Rashford –qué jugador está dilapidando Mourinho en el United–. El joven delantero inglés sentó con la cintura a dos defensas españoles pero su disparo duro y centrado, lo repelió con la rodilla el guardameta español. Buena parada y buenas noticias, que De Gea vuelva a parar.
Como Inglaterra volvía a apretar, Luis Enrique metió a Iñigo Martínez por Marcos y cerró con tres centrales. El susto llegó en el 96 cuando De Gea encajó un gol de esos estilo Mundial, pero tenía coartada: Wellbeck le había hecho falta. No sé si muy clara, pero falta. La cobró con suspense el árbitro y España salvó con victoria el debut de Luis Enrique en el banquillo. Y con buenas sensaciones, que es lo que importa.
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