Así es la ciudad más pequeña de España de la que hablan en la prensa británica: tiene menos de 300 habitantes
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Frías, una de las ciudades de la provincia de Burgos, ha llamado la atención de la prensa británica, que destaca su singularidad como «la ciudad más pequeña de España». A pesar de su título de ciudad, Frías tiene menos de 300 habitantes en la actualidad, conservando este reconocimiento desde el siglo XV, cuando el rey Juan II de Castilla le otorgó el estatus de ciudad a cambio de la villa de Peñafiel.
Según el artículo del diario The Sun, Frías se caracteriza por sus pequeños restaurantes y la prohibición de circular en coche por sus calles. Aunque en 2023 el Instituto Nacional de Estadística registró 267 habitantes empadronados, la población ha disminuido considerablemente desde el siglo XVI, cuando superaba los 6.000 habitantes. Sin embargo, durante el verano, la población se multiplica debido a la afluencia de turistas que visitan la localidad cada año.
Frías, la ciudad más pequeña de España
La historia de Frías se remonta a tiempos lejanos, cuando el rey Alfonso VIII de Castilla le concedió un fuero real en el año 1202, convirtiéndola en un destacado centro comercial, viario y defensivo. Más tarde, en 1435, el rey Juan II otorgó a Frías el título de ciudad, un honor que ha perdurado a lo largo del tiempo.
Un momento crucial llegó en 1446, cuando Frías pasó a manos del conde de Haro, don Pedro Fernández de Velasco, en un intercambio por la villa de Peñafiel. Esto marcó el inicio de un período difícil para los habitantes de Frías, acostumbrados a vivir bajo un régimen de privilegios. El conde comenzó a retirar los beneficios y a imponer impuestos a la ciudad, lo que llevó a una revuelta heroica en el año 1450.
La rebelión popular fue enfrentada con un largo asedio de dos meses por parte del conde, durante el cual se produjeron numerosos enfrentamientos armados. Sin embargo, la resistencia estoica de los vecinos, liderados por un joven valiente, condujo a un acuerdo de paz entre ambas partes, que obligó al conde a ceder ante varias demandas de los habitantes.
A partir de entonces, Frías se convirtió en un importante señorío de la familia Velasco, conocidos como los «condestables de Castilla». Más tarde, los Reyes Católicos crearon el ducado de Frías, asegurando así la protección especial de la ciudad y permitiendo que cultivara, conservara y aumentara su riqueza patrimonial. Hoy en día, Frías brilla como uno de los pueblos más bonitos de España, siendo la ciudad más pequeña de España y del mundo.
Lugares de interés
Frías invita a perderse por sus calles medievales, como la calle del Mercado, llena de vida y encanto. Explorar cada rincón de este pueblo es sumergirse en siglos de historia y disfrutar de la autenticidad de un lugar que parece sacado de un cuento medieval.
Uno de los principales monumentos el puente medieval sobre el río Ebro, una estructura que ha sido reconstruida a lo largo de los siglos, conservando su esencia original. Su trazado coincide con una antigua calzada romana, lo que destaca su importancia histórica y su carácter defensivo.
Otro punto de interés son las impresionantes casas colgadas de Frías, construidas literalmente al borde de un promontorio rocoso. Estas viviendas, con su arquitectura de entramado de madera, muestran el ingenio humano para aprovechar el espacio de manera innovadora.
La iglesia de San Vicente Mártir, con su origen románico, es otro punto destacado del patrimonio de Frías. Su interior alberga retablos, sepulcros y cuadros de gran valor histórico y artístico.
Castillo
La historia del castillo de Frías se remonta a las primeras fortalezas del siglo X, cuando su construcción marcaba un hito en la defensa del Valle de Tobalina. Con el paso del tiempo, este castillo adquirió una gran importancia estratégica, especialmente cuando pasó a manos del rey Alfonso VIII en 1201, relevando al castillo de Petralata en funciones de control del territorio.
La fortaleza se encuentra sobre una peña que domina el valle, lo que le otorga una posición privilegiada desde el punto de vista defensivo. Su diseño incluye una muralla construida en el siglo XV por Pedro Fernández de Velasco, quien emprendió obras de fortificación para garantizar el dominio de Frías.
El castillo cuenta con una puerta de acceso de arco ojival, defendida por almenas y troneras, que da acceso a un patio de armas desde donde se distribuyen las dependencias del castillo. La torre del homenaje, coronando el conjunto, es un símbolo de la ciudad y ofrece una vista panorámica indescriptible.
El acceso al castillo se realiza a través de un puente levadizo sobre un foso excavado en la roca, lo que evidencia su carácter defensivo. Todo el perímetro del castillo está protegido por altos muros. El recinto interior alberga dependencias como graneros, bodegas y zonas de vivienda, con ajimeces decorados con capiteles románicos. La arquitectura y la historia de este castillo reflejan la importancia estratégica y militar que tuvo a lo largo de los siglos.
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