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¿Apagar la calefacción o dejarla encendida al mínimo? La solución para ahorrar sin pasar frío

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Durante los meses más fríos del año, es común que surjan interrogantes sobre cuáles son los hábitos de consumo más eficientes para ahorrar en la factura energética. Más allá del sistema de calefacción o de la eficiencia energética de la vivienda, los consumidores suelen preguntarse acerca de los horarios o intervalos más adecuados para utilizar la calefacción. Algunas personas consideran que mantener la calefacción encendida al mínimo constantemente es la mejor estrategia para evitar un gasto excesivo y conservar una temperatura agradable en el hogar. Otros se cuestionan si apagar y encender la calefacción según las horas de uso sería una alternativa más eficaz.

¿Hay que apagar la calefacción o dejarla encendida al mínimo?

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía aconseja adecuar el encendido de la calefacción al horario en el que estamos en casa, e indica que lo mejor es apagarla durante la noche. Argumenta que la calefacción no es necesaria, ya que una temperatura de 15-17°C es suficiente para dormir cómodamente.

Sin embargo, también es posible dejarla encendida por la noche con el termostato a 15-17°C en casos de viviendas mal aisladas que pierden mucho calor. Como norma general, apagarla durante la noche y encenderla unos minutos al levantarse resulta más eficiente que mantenerla encendida continuamente.

En esta línea, es aconsejable programar el encendido y apagado de la calefacción en horarios específicos, si bien esto dependerá de varios factores como el tipo de vivienda, su nivel de aislamiento y el sistema de calefacción.

Un ejemplo práctico sería apagar la calefacción antes de salir de casa y encenderla al volver, especialmente si pasamos la mayor parte del día fuera. No obstante, si solo salimos de casa un rato, no sería rentable apagarla y encenderla nuevamente debido al consumo de energía al reiniciar el sistema, según explican desde la compañía ‘Gana Energía’.

A medida que la casa se enfría con la temperatura exterior, las pérdidas de calor disminuyen, ya que la diferencia térmica entre el interior y el exterior se reduce progresivamente. Al apagar la calefacción el sistema deja de consumir la energía necesaria para compensar estas pérdidas de calor (se calcula que cada grado menos supone un ahorro de entre el 7% y el 10% de energía).

Aunque es cierto que recuperar la temperatura perdida requiere un consumo más elevado que mantener la calefacción encendida, el tiempo necesario para este proceso es menor, generando así un balance energético positivo, según señala el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE).

Medidas efectivas para ahorrar

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico comparte una serie de medidas para ahorrar en calefacción en invierno.

La calefacción, responsable del 63% del consumo energético en los hogares españoles según un estudio reciente, se convierte en un foco prioritario para lograr ahorros significativos en la factura. En este contexto, es crucial implementar estrategias efectivas y económicas.

La elección de una caldera adecuada es clave en el ahorro energético. Aunque las calderas de bajo consumo pueden representar una inversión inicial más elevada, a largo plazo se amortizan porque  tienen la capacidad de generar la misma cantidad de energía utilizando menos gas. Además, la revisión periódica de la caldera es esencial para evaluar su estado y asegurar su correcto funcionamiento.

La diferencia entre la temperatura exterior y la interior en una vivienda con calefacción es considerable. Hay que tener en cuenta que el calor tiende a desplazarse hacia las áreas más frías, así que una estrategia efectiva para evitar la fuga de calor a través de puertas y ventanas es invertir en un adecuado aislamiento. En el caso de las ventanas, contar con cristal doble puede reducir la pérdida de energía hasta en un 50%.

Ajustar la temperatura en cada estancia es una de las medidas más importantes. Esta práctica permite reducir la temperatura media de la vivienda sin sacrificar comodidad, generando un ahorro sustancial.

Al salir de casa durante unas horas, la recomendación es apagar la calefacción. Contrariamente a la creencia común, este enfoque aprovecha la disminución de las pérdidas de calor a medida que la casa se enfría, logrando una gran eficiencia energética.

Evitar pérdidas de calor al ventilar es otro punto crucial. Al abrir simultáneamente las ventanas de toda la casa, se logra una renovación rápida del aire, reduciendo el tiempo de ventilación y evitando que las paredes se enfríen.

Asimismo, purgar los radiadores antes de que empiece el invierno es una tarea sencilla que mejora la eficiencia del sistema. Eliminar el aire acumulado permite un calentamiento más eficiente de los radiadores de agua caliente.

La instalación de un buen termostato es fundamental. Los termostatos digitales programables ofrecen precisión y permiten ajustar la calefacción según horarios y temperaturas específicas. Los cabezales termostáticos en los radiadores, obligatorios en viviendas nuevas en España, también optimizan la gestión del calor en instalaciones más antiguas.