El impacto de la contaminación lumínica en los ecosistemas nocturnos

• Francisco María
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• • 12/07/2024 09:00
  • Actualizado: 12/07/2024 09:00

Los estudios revelan que la contaminación lumínica altera el comportamiento y la fisiología de diversas especies. Esto desencadena un efecto dominó que amenaza el funcionamiento de los ecosistemas. Se ha observado que la contaminación lumínica genera efectos significativos en plantas, pastizales, arrecifes y comunidades de insectos. Por ejemplo, modifica los hábitos de depredación de los insectos y altera las costumbres de otros invertebrados como pulgones y polillas.

Los impactos en diversas especies de la contaminación lumínica

Alicia Pelegrina, científica del Instituto de Astrofísica de Andalucía, destaca que los ciclos de luz y oscuridad son fundamentales para los seres vivos. Regulan procesos biológicos como la reproducción, alimentación, migración y floración. La luz artificial interrumpe estos patrones cíclicos, desequilibrando los ecosistemas y afectando la biodiversidad global.

Los insectos y la polinización

Las luciérnagas y otras especies bioluminiscentes están siendo afectadas por la contaminación lumínica. La interferencia de la luz artificial altera sus patrones naturales y contribuye a su declive poblacional, junto con la pérdida de hábitat.

Así mismo, la contaminación lumínica afecta profundamente a la polinización, tanto nocturna como diurna. Las especies como polillas y abejas resultan particularmente afectadas. La reducción en la polinización de flores puede tener consecuencias a largo plazo, afectando también a las especies diurnas y crepusculares.

Las aves

Las luces artificiales han perturbado gravemente las rutas migratorias de las aves. Un caso crítico es el del Estrecho de Gibraltar. Estos corredores migratorios son esenciales para la supervivencia de muchas especies, pero generan confusión en algunos animales por las luces urbanas y comerciales.

El Estrecho de Gibraltar, en concreto, se ve afectado por la iluminación de ciudades como Tánger y Algeciras. Esta área, iluminada artificialmente, perturba los patrones migratorios de millones de aves. Incrementa su vulnerabilidad durante los largos viajes migratorios.

Las tortugas

Por instinto, las crías de tortuga buscan el horizonte más brillante para salir al mundo. Tradicionalmente, ese horizonte era el mar. Sin embargo, hoy en día, las luces de las ciudades suelen confundir a estos animales. La contaminación lumínica altera su dirección hacia el océano. Así disminuyen sus posibilidades de supervivencia.

La contaminación lumínica es una de las principales amenazas para las siete especies de tortugas marinas en el mundo. Cerca del 25% de los alevines se desorientan al nacer, una cifra que alcanza el 70% en noches sin Luna. Este fenómeno aumente el riesgo de especies ya vulnerables o en peligro de extinción.

Consecuencias para el ser humano

Hoy en día, el 80% del planeta sufre de contaminación lumínica. En muchas ciudades, como Singapur o Nueva York, ver las estrellas se ha vuelto una tarea casi imposible debido al exceso de luz artificial.

La exposición a la luz artificial durante la noche, especialmente la luz blanca y azul de las lámparas LED, afecta negativamente el sueño humano, debido a que inhibe la producción de melatonina. Esto perturba el reloj biológico, afecta el sistema inmunitario, endocrino y nervioso, y repercute en la memoria y el aprendizaje.

La iluminación nocturna permanente incrementa la incidencia de enfermedades transmitidas por insectos diurnos, como la fiebre del Nilo, Zika o malaria. En España, el mosquito tigre, portador de estas enfermedades, encuentra en la luz artificial un entorno favorable para su propagación.

En los humanos, la exposición a la luz artificial durante la noche puede tener efectos negativos en la salud, como trastornos del sueño, estrés, ansiedad y problemas de visión. La exposición crónica a la contaminación lumínica también se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, la contaminación lumínica no solo afecta a los ecosistemas nocturnos, sino que también puede tener consecuencias graves para nuestra propia salud y bienestar.

Proteger el futuro

La nueva iluminación urbana se basa en luces LED blancas. Esto contrasta con el tradicional alumbrado anaranjado. Se ha demostrado que la luz azul, predominante en estas tecnologías, tiene un impacto mayor en el medio ambiente.

Las luces LED afectan negativamente la fotosíntesis de las plantas y pueden deslumbrar a especies como los murciélagos, que dependen de la oscuridad para su orientación.

Algunas investigaciones, como la desarrollada en el Instituto de Astrofísica de Canarias, sugieren reducir drásticamente la contaminación lumínica en ciudades y pueblos. Ejemplos como la disminución del 50% de la intensidad lumínica en Madrid en 2014 muestran que es posible disminuir estos efectos sin comprometer la vida urbana.

¿Qué hacer?

Para abordar el problema de la contaminación lumínica, es importante tomar medidas para reducir el uso innecesario de luces artificiales y promover prácticas de iluminación responsables. Esto incluye apagar las luces cuando no sean necesarias, utilizar iluminación LED de baja intensidad y de color cálido, instalar pantallas y dispositivos de control de la luz para reducir el resplandor y la dispersión de la luz, y fomentar la conciencia pública sobre los impactos negativos de la contaminación lumínica en los ecosistemas nocturnos.

Lecturas recomendadas

Estudio de la contaminación lumínica

Impacto de la contaminación lumínica en la naturaleza