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Hallazgo que reescribe la Historia: descubren el evento genético que dio inicio a la humanidad hace 900.000 años

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

A lo largo de la historia, el ser humano ha experimentado profundas transformaciones, con momentos clave que han marcado el rumbo de nuestra evolución. Uno de los más significativos ocurrió hace unos 900.000 años, un evento decisivo que transformó el curso de nuestra especie.

Un estudio dirigido por genetistas de todo el mundo aporta una nueva perspectiva sobre nuestra evolución. Al analizar el ADN de humanos modernos y especies arcaicas como los neandertales y los denisovanos, los investigadores han demostrado que nuestros rasgos distintivos son el resultado de una serie de eventos genéticos interconectados durante cientos de miles de años.

Este hallazgo no sólo reescribe parte de nuestra historia, sino que también revela cómo la genética compartida con otras especies humanas ha influido en lo que somos hoy.

Tres eventos clave en la evolución de la humanidad

El estudio destaca tres eventos clave que han moldeado el ADN de nuestra especie. El primero, ocurrido hace unos 900.000 años, estuvo marcado por una drástica reducción de la población ancestral, conocida como «cuello de botella genético».

Este evento tuvo un impacto profundo, ya que la población humana se redujo a solo unos 1.280 individuos, aproximadamente el 1,3% de la población previa. Este colapso demográfico tuvo lugar en un contexto de grandes cambios climáticos y transformaciones en el medio ambiente, que amenazaron la supervivencia de los primeros humanos.

Sin embargo, a pesar de la baja población, estos pocos sobrevivientes fueron los responsables de sentar las bases para nuestra evolución, dando paso a los Homo sapiens tal como los conocemos hoy.

El segundo evento, que ocurrió alrededor de hace 650.000 años, fue la divergencia de los linajes que finalmente darían lugar a los humanos modernos y a las especies arcaicas como los neandertales y los denisovanos.

Aunque las poblaciones se separaron en ese momento, el estudio revela que el flujo genético entre estas diferentes ramas humanas continuó. Esta interacción genética mutua enriqueció los genomas de todas las especies involucradas, demostrando que, a pesar de las diferencias, hubo una transmisión de información genética que moldeó el desarrollo de todas ellas.

Finalmente, hace unos 350.000 años, ocurrió un tercer evento importante: la hibridación entre los Homo sapiens y los neandertales. Este cruce permitió la reintroducción de variantes genéticas que se habían perdido en las especies arcaicas.

La interacción genética entre Homo sapiens, neandertales y denisovanos

Sin duda uno de los aspectos más relevantes es la interacción genética entre los Homo sapiens y otras especies como los neandertales y los denisovanos. Aunque ambas poblaciones se separaron en muchos aspectos, el hallazgo más sorprendente es que hubo un flujo genético constante entre ellas.

El estudio revela que los Homo sapiens no sólo heredaron rasgos de los neandertales, sino que también enriquecieron su propio ADN al reintroducir variantes que los neandertales habían perdido debido a su aislamiento y la endogamia.

Sin embargo, este intercambio genético no fue uniforme. Aunque algunos rasgos fueron compartidos, otros no pudieron transferirse, posiblemente debido a las diferencias en los entornos y las formas de vida de cada grupo.

El análisis del cromosoma Y y su impacto en la humanidad

El análisis del cromosoma Y ha sido otra de las revelaciones cruciales en este estudio. Los científicos descubrieron que una región particular, conocida como PAR2, compartida entre los cromosomas X e Y, tiene una conexión genética común entre los Homo sapiens, neandertales y denisovanos, lo que sugiere que este rasgo existe desde hace más de 850.000 años.

Además, el estudio también identificó variantes genéticas exclusivas de los Homo sapiens que se desarrollaron después de la separación de los linajes humanos. Estas variantes, que afectan funciones cerebrales y la estructura del cráneo, revelan cómo la evolución de nuestra especie no sólo modeló nuestros cuerpos, sino también nuestra mente.