La colecta de las feministas que acusaban a los gallos de violar gallinas sólo cubre un 4% del objetivo
El grupo de feministas Almas Veganas que acusaban a los gallos de violar a las gallinas al inseminar sus huevos ha lanzado una colecta para salvar su «santuario». Un crowdfounding que en un mes de funcionamiento únicamente ha cubierto el 4% del objetivo que se habían marcado de 50.000 euros.
Tal como aparece en su página web, la campaña de microdonaciones se lanzó el pasado 11 de junio y el objetivo fijado era alcanzar los 50.000 euros. Sin embargo, las expectativas están lejos de ser cubiertas. Han recogido poco más de 2.000 euros mediante las aportaciones de 83 personas. Los simpatizantes de este colectivo donan de media entre 5 y 10 euros con la excepción de cuatro personas que se han podido permitir donar 100 euros o más. La aportación más alta ha sido de 200 euros del empresario Pedro Federico Rubio.
En un vídeo con el que promocionan este micromecenazgo, la impulsora del proyecto lamenta que se ha quedado sola con otra «compañere (sic.)». Al comienzo del proyecto, había nueve personas involucradas pero han ido abandonando el barco. Una de las posibles razones sería la polémica que suscitó su denuncia a los gallos por supuestamente violar a las gallinas. «Sólo somos 2 compañeras afrontando todos los gastos que conlleva llevar un santuario animal y ¡necesitamos vuestra ayuda para no perder las tierras del santuario!», explican.
Según aseguran, pusieron 40.000 euros de entrada al alquilar los terrenos que usan en la provincia de Gerona y pagan 2.000 euros al mes. No obstante, en menos de un año se les acaba el contrato y tienen que poner otra importante cantidad para conseguir la propiedad de la parcela. Ante la crisis del coronavirus están contra las cuerdas para poder continuar con el proyecto y la ciudadanía con la que contaban les está dando la espalda. Además del alquiler tienen que pagar, dicen, comida, veterinarios, facturas y «imprevistos que siempre hay».
De 9 a 2 personas
«Por unas razones u otras entramos nueve personas y ahora somos dos. El santuario no fue la prioridad de estas personas y ha faltado el compromiso y el sacrificio. Hay mucha gente que piensa que el santuario es todo muy bonito. Es lo que se transmite mucho en las redes sociales con fotos bonitas. Es así pero sobre todo hay muchísimo trabajo, esfuerzo físico y mental. Hay mucho que pagar», trasmiten.
Subrayan que las dos activistas que persisten en la causa «está muy unidas y siempre con mucha positividad». «Pero tenemos días bajos obviamente como todo el mundo, pero siempre nos levantamos con mucha energía para partir adelante porque aquí tenemos nuestras responsabilidades y no podemos permitirnos el lujo de estar mucho tiempo mal porque no
aporta», explica Fanny, una de las promotoras..
«Tenemos que pedir una hipoteca para pagar el resto que nos queda por pagar obviamente porque es mucho dinero. Realmente, está claro, no hubiéramos cogiendo unas tierras así de saber que somos dos pero las cosas son así y no sirve de nada quejarse de lo que ya se ha hecho. Así que tenemos que luchar para para tirar adelante como sea y creemos que con toda la ayuda a vuestra podemos conseguirlo. Esperamos que podáis comprendernos, que podáis ayudarnos en la medida de posible cada une (sic.) y que nos ayudéis a seguir con esa labor que básicamente es rescatar animales de la esclavitud para que tengan una vida digna que realmente merecen», relatan.
En su campaña lamentan que están pasando días duros, sobre todo cuando alguno de los inquilinos de su granja muere. Destacan que «es una labor de dar un espacio a esta gente maravillosa», en referencia a las cabras, vacas, conejos y gallinas que «en esta sociedad son discriminados, son refugiados en este sistema que les condena, les esclaviza y les asesina».
El proyecto comenzó «hace ya tres años con toda la ilusión del mundo para ayudar en la medida posible a los animales víctimas del especismo y del capitalismo». Denuncian que la sociedad trata a los animales como «productos, mercancías y propiedades cuando no lo son, son seres sintientes que deberían tener el mismo derecho que nosotros a vivir sus vidas sin ser utilizadas ni discriminadas».
En septiembre de 2019 acapararon los focos de los medios de comunicación. Sus afirmaciones sobre gallos violadores les lanzaron a los titulares de la prensa. Recibieron las críticas de ganaderos, cocineros como Karlos Arguiñano, etc. y cosecharon el apoyo, no obstante, de cargos de Podemos como Sergio García, hoy director general de Derechos de los Animales en el Ministerio de Derechos Sociales que lidera Pablo Iglesias.
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