Monitorización fetal antes del parto
Quedarse embarazada supone, entre otras muchas cosas, descubrir un sinfín de términos, situaciones y pruebas. Y precisamente una de estas es la que responde al nombre de monitorización fetal.
¿Quieres saber en qué consiste y cuál es su función? Te lo contamos a continuación. De esta manera, podrás llevar tu gestación de manera mucho más tranquila y segura, sabiendo a qué te enfrentas a cada momento.
¿Qué es y para qué sirve?
La monitorización fetal es una prueba no invasiva y necesaria de tipo neonatal que se le realiza a la embarazada. También responde al nombre “prueba de monitores”, no causa ningún tipo de dolor o molestia a la mujer y se lleva a cabo en las semanas cercanas a la fecha de parto. En concreto, lo habitual es que se apueste por la misma a partir de lo que es la semana 38 de gestación y en las siguientes hasta el nacimiento del pequeño.
El objetivo de la monitorización fetal no es otro que poder certificar que el bebé se encuentra en buen estado y que no está padeciendo ningún tipo de sufrimiento o circunstancia que requiera actuar de manera inmediata.
¿Cómo se realiza?
Entre veinte minutos y media hora, de forma aproximada, es lo que viene a durar esta prueba que se realiza de la siguiente manera:
- La embarazada se tumba en una camilla o se sienta en un sillón reclinable. A continuación, los profesionales sanitarios procederán a colocarle unas bandas elásticas con dos transductores alrededor de lo que es la barriga.
- Gracias a esos instrumentos citados, y al correspondiente monitor eléctrico, el médico encargado de la paciente podrá tener bajo control dos aspectos importantes: lo que se da en llamar actividad uterina, que viene a ser la existencia o no de contracciones, y el latido del feto.
- Durante el tiempo que dure el proceso de la monitorización fetal, los registros que se tomen van quedando reflejados en un papel mediante un gráfico.
- En lo que respecta a los parámetros que se deben registrar para quedar constancia de que el bebé se encuentra bien destaca un ritmo cardíaco de entre 120 a 160 latidos por minuto. Estos valores así como un movimiento adecuado del pequeño vendrán a indicar que todo está correcto.
Datos de interés sobre la monitorización fetal
Además de todo lo expuesto sobre la monitorización fetal, merece la penar conocer otras particularidades acerca de la misma, tales como las siguientes:
- Es muy frecuente que se le indique a la embarazada que desayune o coma algo dulce, porque eso facilitará los movimientos del feto.
- Cuando se trata de una gestación de riesgo, puede suceder que, hasta el momento del parto, a la mujer se le realicen en varios ocasiones esta prueba de monitorización fetal.
- En los casos en los que el bebé no se encuentra reactivo, puede suceder que simplemente esté durmiendo. Por eso, el profesional sanitario que está realizando la prueba puede solicitar a la mujer que tome algo dulce, ya que eso le hará reaccionar al feto de manera contundente.
Monitorización fetal durante el parto
No menos importante que todo lo expuesto hasta ahora es saber que cuando llegue el momento del parto también se procederá a acometer otra monitorización fetal. Es la forma de tener bajo control el bienestar del feto en todo momento.
En esos casos hay que establecer que la mujer adoptará la postura que le resulte más cómoda y menos molesta a la hora de hacerle frente al alumbramiento. De la misma manera, no se debe pasar por alto el hecho de que se acomete de manera rutina, sin necesidad de que algo vaya mal.
Hay que tener en consideración que si el ritmo cardiaco del feto permanece durante un tiempo prolongado por debajo de 100 o presenta cambios muy acusados, los profesionales sanitarios decidirán tomar medidas. En concreto, entre las más habituales estarán hacerle llegar más oxígeno al bebé, tumbándose la madre de lado, o, en los casos en los que eso no funcione, bien inducir el parto e incluso acometer una cesárea.
Tampoco hay que olvidar que en ciertos casos, las embarazadas estarán constantemente monitorizadas. En concreto, sucederá eso cuando se trate de una gestación múltiple, cuando sea de riesgo, cuando sufre la mujer diabetes gestacional, si la futura mamá sufre hipertensión e incluso si padece una enfermedad de cierta gravedad como pueden ser las cardíacas, las respiratorias o las hepáticas.
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