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PALMA

Vecinos de Corea imitan a los de Son Gotleu y también instalan una piscina hinchable en plena calle

Los propietarios de la piscina hinchable la llenan de agua con una manguera conectada una boca de incendios de bomberos

Los vecinos del degradado barrio palmesano de Corea se han sumado a la moda de instalar piscinas hinchables en plena calle. Tal y como ocurrió en Son Gotleu, ahora algunos residentes de esta barriada han colocado una piscina a la afueras de uno de los famosos bloques blancos de viviendas donde residen más de 2.000 vecinos, muchos de ellos okupas, narcotraficantes o menores pandilleros.

Tal y como han denunciado algunos vecinos de Corea a OKBALEARES, los propietarios de ésta piscina la llenan de agua ilegalmente y de manera impune con una boca de incendios de los bomberos, es decir, el mimo modus operandi que los residentes de Son Gotleu.

Y una vez llena, los incívicos la utilizan para jugar, lavar la ropa, ducharse y refrescare en medio de la calle para combatir las altas temperaturas. En esta ocasión, se puede ver en el interior de la piscina hinchable algunos juguetes como una muñeca que los más pequeños usan para jugar mientras chapotean en el agua.

El año pasado, por estas mismas fechas, ya se vieron piscinas instaladas en las calles de Corea. Según cuenta una vecina a este digital, el verano pasado se llegaron a ver hasta cuatro piscinas hinchables instaladas en la vía pública.

En el caso de la piscina de Son Gotleu, los vecinos la montaron en el Passatge del Pic Almanzor, muy cerca de la calle Indalecio Prieto, la avenida principal del barrio. Lleva ahí más de dos semanas y la Policía no ha hecho nada para retirarla de la zona.

Corea es uno de los puntos negros de la ciudad e Palma. Inseguridad, vandalismo y okupación reinan en la zona y afectan diariamente a unos residentes que ya aseguraron a OKBALEARES que «vivir aquí es como vivir en Son Banya».

Y es que desde hace años, Corea se ha convertido en un nuevo supermercado de la droga de Mallorca. Y una de las causas de esto es la insistencia de la clase política en querer desmantelar el poblado chabolista Son Banya. «Mucha gente ha venido de allí y esto ha degradado mucho más Camp Redó», indicaron varios vecinos a este periódico.