Cómo mantener los labios sanos en invierno
En invierno se retrasa el ciclo de renovación celular y los vasos capilares se contraen por lo que no llega suficiente oxígeno y nutrientes a la dermis
El viento favorece la descamación y el resecamiento de la piel; y las calefacciones, la pérdida de humedad
El frío es el principal causante de que durante los meses de invierno tengamos la piel más seca. Con la llegada de las bajas temperaturas, se contraen los vasos capilares provocando que no llegue suficiente oxígeno y nutrientes a la dermis. Además, en comparación con épocas de año más cálidas, se retrasa el ciclo de renovación celular, lo que hace que se acumulen mayor cantidad de células muertas, lo que puede generar sensación de tirantez y malestar.
A esto, tenemos que sumarle otro factor típico de la temporada invernal: el viento, que favorece la descamación y el resecamiento. Si añadimos que cuando estamos en lugares cerrados solemos hacerlo en sitios donde la calefacción está encendida, y existe un cambio brusco de temperatura del exterior al interior, produciéndose pérdida de humedad, tenemos el cóctel perfecto para que nuestra dermis se resienta tornándose en seca y agrietada.
No debemos olvidar una parte esencial de nuestra piel, que en ocasiones puede pasar desapercibida, pero que sufre más que ninguna con estos agentes externos: los labios. La Dra. María Agustina Segurado Rodríguez hace especial hincapié en esta zona de nuestro cuerpo a la que normalmente prestamos menos atención: “Resulta de gran importancia mantenerlos sanos y correctamente hidratados ya que si no lo están, pueden aparecer grandes molestias incluso heridas que no se curen durante todo el invierno”.
“A la hora de hablar del cuidado de los labios en invierno, merece la pena recordar unos conceptos fundamentales de su composición y estructura”, comienza la doctora. “Los labios tienen una piel más fina, con menos capas, no contienen melanina, ni glándulas sudoríparas ni glándulas sebáceas que son las que, a través del sebo que recubre la piel, aportando hidratación natural”, expone María Agustina Segurado. “Además, su color rojo se debe a su intensa vascularización que contribuye a hacerlos todavía más vulnerables a los agentes externos y a los cambios de clima”, expone la doctora.
“El frío, el viento y las calefacciones hacen que el ambiente sea más seco. Esto provoca que la piel en general pierda agua y se reseque, apareciendo síntomas de tirantez, picor, descamación e incluso grietas y ‘heriditas’”, nos recuerda María Agustina Segurado.
“Además, el frío hace que los capilares se contraigan provocando una vasoconstricción que disminuye la irrigación cutánea y agrava los síntomas”, recalca la dermatóloga, poniendo especial atención a que: “todos estos cambios son más llamativos si consideramos los labios, que como ya hemos visto tienen una estructura más débil”.
La Dra. María Agustina Segurado Rodríguez nos da una serie de recomendaciones tanto de acciones que solemos hacer y que debemos evitar, como consejos sobre cómo cuidar y proteger nuestros labios del frio para que no sufran las inclemencias climáticas.
Acciones a evitar:
La prevención, como en todos lo relacionado con la salud, es fundamental. Por ello, debemos tener en cuenta que hay pequeños gestos que irritan nuestros labios que debemos evitar:
- Humedecerlos o chuparlos repetidamente.
- Mordisquear los ‘pellejitos’.
- Ingerir alimentos muy salados o picantes.
- Fumar .
- Usar frecuentemente maquillajes o pintalabios de larga duración.
Consejos para cuidarlos
Con estos tres sencillos pasos, podemos mantener una buena salud labial, según la Dra. en dermatología María Agustina Segurado Rodríguez:
- Deberemos resguardarlos del frío con una bufanda.
- Usar humidificadores ambientales.
- Llevar unos hábitos de vida saludables: beber agua regularmente, junto con una alimentación adecuada rica en verduras y frutas por su contenido en antioxidantes.
Tratamientos:
Como tratamiento se recomienda llevar siempre a mano un producto labial hidratante y un protector solar para aplicarlo varias veces al día, según necesidades. Y junto a la hidratación diaria, la exfoliación periódica, cada semana o cada 15 días con el fin de retirar células muertas, uniformar y suavizar la piel y de esta forma favorecer el resultado de los productos hidratantes.
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