Dr. Rábade: «Algunos niños fumadores pasivos desarrollan la EPOC a causa del tabaco»
"El uso de cigarrillos electrónicos es igual de perjudicial y produce también graves daños en el organismo"
A pesar de que cada año mueren más de 8 millones de personas a causa del consumo de tabaco, el informe mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refleja que durante los últimos 20 años ha disminuído el número total de consumidores de tabaco de 1.397.000 millones a 1.337.000 millones de fumadores, lo que supone una reducción de 60 millones de personas.
De la múltiples enfermedades relacionadas con el tabaco, el Ministerio de Sanidad destaca la bronquitis crónica, cáncer de pulmón, hipertensión arterial, enfermedad coronaria (angina de pecho o infarto de miocardio), accidentes cardiovasculares (trombosis, hemorragias o embolias), úlcera gastrointestinal, gastritis crónica, distintos tipos de cáncer o impotencia sexual en el varón.
Tras el anuncio que el Ministerio de Sanidad hizo este mes de diciembre sobre el consumo de tabaco, hablamos con Carlos Rábade, neumólogo y coordinador del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), quien explica que «esta medida está pensada para proteger a los no fumadores».
El borrador del documento que ya ultima el gobierno, llamado Plan Integral contra el Tabaquismo, refleja la intención de prohibir fumar en los coches particulares, equiparar el uso de cigarrillos electrónicos al tabaco convencional a través de restricciones, aumentar los espacios públicos sin humo, elevar los impuestos relacionados con estos productos y reducir la publicidad encubierta del tabaco en redes sociales, entre otras medidas.
Proteger a la población vulnerable
Todas las medidas de restricción del tabaco en espacios públicos tienen como objetivo proteger, sobre todo, a los no fumadores, según el doctor Rábade. Además, el experto indica que algunos estudios reflejan que estas medidas pueden estimular que los fumadores, que en un primer momento no quieren dejar el hábito, se propongan abandonar el tabaquismo tras la aparición de esta barrera.
El tabaco tiene entre 4.000 y 5.000 sustancias tóxicas. En el caso del coche, el neumólogo explica que, a pesar de que una persona deje de fumar dentro del vehículo o ventile el coche, la tapicería se queda impregnada. De esta forma, «las personas que rodean al fumador están expuestas de manera crónica a estas sustancias».
Además, «esta situación se asocia a un mayor riesgo de padecer problemas respiratorios, sobre todo en los niños que se convierten en fumadores pasivos desde pequeños», subraya el experto. «Prohibir fumar en los coches, que es un sitio cerrado y donde existe una acumulación importante de las sustancias tóxicas del tabaco, es una medida importante sobre todo para proteger a aquella población más vulnerable, fundamentalmente a los niños, a personas con enfermedades crónicas o incluso a embarazadas, ya que se pueden producir también alteraciones en el feto», asegura Rábade.
En el caso de los menores pasivos, el neumólogo explica que «cuando los niños crecen y llegan a la adolescencia, algunos de ellos desarrollan asma o enfermedades respiratorias crónicas, como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), producidas por el tabaco». En general, el experto señala que «es una medida muy importante desde el punto de vista de la salud pública para proteger sobre todo a los no fumadores».
¿Es menos perjudicial el cigarrillo electrónico?
El reciente anuncio del gobierno, además, propone equiparar el uso del cigarrillo electrónico al tabaco convencional. El doctor explica que, en el caso del cigarrillo electrónico, a pesar de que no existe la misma evidencia científica que con el tradicional, «no es un agente inocuo, sino que tiene sustancias tóxicas, y hay estudios que demuestran que todos estos componentes afectan a la salud de igual manera».
En este sentido, Rábade asegura que, aunque el cigarrillo electrónico tiene menos agentes tóxicos que el tabaco convencional, «su consumo también provoca un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias y tiene componentes cancerígenos». Además, en el caso de los no fumadores, ‘vapear’ con estos dispositivos también provoca problemas de salud en ellos.
Por esta razón, la comunidad médica advierte de que debe equipararse el uso del «vaper» con el tabaco convencional: «A veces la gente se confunde y relaciona que algo tenga menos agentes tóxicos (cigarrillos electrónicos) con que sea menos perjudicial o que produzcan menor daño sobre el organismo, y no es así», asegura el experto.
Además, muchos usuarios han comenzado a utilizar estos dispositivos con la esperanza de eliminar el tabaco convencional de sus vidas. Sin embargo, el 80% de fumadores de cigarrillos electrónicos también consumen tabaco tradicional. Sólo el 20% de personas que intenta dejar de fumar y sustituir el tabaco con cigarrillos electrónicos lo consigue, ya que el resto se vuelven “fumadores duales”.
2 consejos básicos para dejar de fumar
La mayoría de fumadores habituales comenzaron a consumir tabaco antes de los 18 años, en la adolescencia. La Sociedad Americana contra el Cáncer señala que 2 de cada 3 personas intentan dejar de fumar cada año, pero el porcentaje de los que lo consiguen sin ayuda es muy bajo.
El doctor Rábade admite que «dejar de fumar no es fácil, pero tampoco es muy complejo, sino que el problema es que las personas lo intentan hacer solas, por sí mismas, y esto no suele funcionar debido a la dependencia que tienen a la nicotina».
El experto indica dos consejos clave como punto de partida para dejar de fumar:
– Acudir a un profesional sanitario para que te guíe. Uno de los grandes consejos básicos es evitar las situaciones que te recuerden al tabaco e incluso eliminar aquellos objetos con los que lo asocies, como ceniceros o mecheros. En definitiva, cambiar hábitos y rutinas.
– Tratamiento farmacológico. Los fármacos pueden cuatriplicar el éxito, es decir, utilizar fármacos para dejar de fumar es cuatro veces más eficaz que hacerlo sin ellos.
Antes que nada, el experto advierte de que el fumador «debe estar preparado y concienciado para dejar de fumar». En este sentido, la comunidad médica recomienda concretar una fecha o un periodo de tiempo para empezar el hábito. En el caso de no conseguirlo o recaer de nuevo en el tabaco, Rábade señala que el paciente «deberá ponerse en manos de una unidad especializada de tabaquismo que cuenta con medios técnicos y humanos que ayudarán a la persona a dejar de fumar».
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