Renzi: game over
Son las 00.20 horas del 5 de diciembre, Renzi dimite. Con traje y corbata negra, como si estuviera asistiendo a su propio funeral político, acompañado por su mujer Agnese Matteo Renzi visiblemente emocionado admite su derrota por goleada en un harakiri político sin precedentes. Una reforma constitucional que quizo en contra de todas las demás fuerzas políticas, ha sido rechazada por los italianos. Un gasto de trescientos millones de euros, unos medios de comunicación alineados de forma casi unánime a favor del premier no han sido suficientes para ganar. Si hasta ahora el Nobel de la idiotez política tocaba a Cameron por su patético referéndum que provocó el brexit y que fue un intento desesperado para salvar su sillón, ahora pasa lo mismo a Renzi que por las mismas razones intentó reformar la constitución con una consulta que desde el principio dibujó como un plebiscito a su gobierno, a su liderazgo. ¡Una estupidez!
Los italianos han dicho ‘NO’ a la reforma constitucional que quería dar más estabilidad a la política italiana. Con el ‘No’ del 60% el referéndum se ha acabado de la peor manera posible por el premier Matteo Renzi, que acusa una derrota tremenda que anunció sus dimisiones de forma inmediata «No he conseguido llevar el ‘SÍ’ a la victoria. La experiencia de este Gobierno se acaba aquí, nos vamos sin ningún remordimiento. Mañana por la tarde juntaré a los ministros, después me encontraré con el presidente de la Republica y dejaré el mandado». Renzi, en la que podría ser su última intervención en la «sala stampa» de Palazzo Chigi como primer ministro, ha expresado una enorme satisfacción por la gran participación a las urnas, ha hablado de «fiesta de la democracia» y ha reconocido el éxito a las fuerzas políticas que componen el ecléctico frente del No dejándoles la pelota de la nueva ley electoral que será necesaria para el Senado, dato que el Italicum, la nueva ley electoral del 2015 había sido concebido para la elección solo del Congreso: «Toca a los que han ganado presentar propuestas serias».
Maniobras de Renzi y del Pd
Antes de tomar la palabra delante de las cámaras, el primer ministro había puesto un tweet para expresar sus sensaciones en caliente: «Gracias a todos, de toda manera». Sin renunciar a algo de ironía añadía «llego, llego», con el emoticón de la sonrisa el mismo que usó el día de la investidura. En este caso volverá al Quirinale pero para dejar su cargo en un clima que será muy diferente. «Hemos dado a los italianos una posibilidad de cambio – ha subrayado Renzi – pero no lo hemos conseguido. Hemos conseguido millones de votos pero no son suficientes: queríamos ganar, no participar. Tomo toda la responsabilidad de la derrota». El vicesecretario Lorenzo Guarini ha anunciado ya la convocación para martes de los máximos organismos del partido para una valoración política del resultado y de las estrategias a adoptar para seguir en la legislatura. El timón pasa a las manos del presidente Mattarella que tendrá que buscar un nombre que sea capaz de conseguir una mayoría capaz de llevar la legislatura a su fin. Por el momento, en la pole se encuentra el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan.
Reacciones
Mientras tanto hay fiesta entre los enemigos de Renzi. Enorme la satisfacción del secretario de la Liga Norte Matteo Salvini uno de los grandes artífices del NO: «Nosotros estamos ya listos para votar con cualquiera ley electoral» porqué «si los italianos quieren que elijan un Gobierno nosotros estamos listos y pensamos que podemos ganar». Según el portavoz de los diputados de Forza Italia, Renato Brunetta, «el Pd tiene la mayoría y tiene el deber de hacer otro gobierno visto que en la cámara tiene la mayoría pero sin Renzi». Silvio Berlusconi no ha dado una rueda de prensa, pero según fuentes del parlamento: «Renzi por una vez ha mantenido su palabra, había dicho que habría dimitido y lo ha hecho».
Para Luigi Di Maio del M5S «ha perdido la arrogancia del poder. Nosotros llegaremos al Gobierno en una sola manera: con el voto de los ciudadanos. Se acabó la época del gobierno de los tweets». Ha dicho también Massimo D’Alema, que ha hecho batalla por el No desde dentro del mismo Pd: «Entiendo la amargura por la derrota y también la dignidad con la cual el primer ministro ha sacado las conclusiones». Y Roberto Speranza, siempre de la minoría del Pd: «Hay alegría y satisfacción, ha habido una confrontación verdadera, ahora necesitamos volver a unir Italia, nadie de nosotros ha pedido nunca las dimisiones de Renzi, él se ha equivocado personalizando el referéndum, tomamos nota del hecho que el ha empezado un camino pero ahora tenemos la máxima confianza en la labor del presidente de la Republica». Resignado Angelino Alfano, líder del Nuovo Centrodestra: «Juntos a millones de italianos, hemos jugado un partido bonito y lo hemos perdido. Ha sido bonito y justo jugarlo: por Italia».
Participación y la división de los votos
La participación ha sido muy elevada: un 68,40%. El ‘No’ ha ganado con 19.025.254 votos (59,95%), el Sì 12.709.536 votos (40,05%) En relación al reparto de los votos por zonas geográficas, el mapa de las regiones italianas evidencia como el ‘Sí’ ha ganado sólo en tres regiones sobre 20: Toscana, Emilia Romagna y Trentino Alto Adige. El ‘Sì’ ha ganado entre los electores con más de 54 años cosechando el 51%, mientras que sería del 37% y del 32% en los tramos de edad de entre 35-54 años y 18-34 años. Sólo los electores del Pd han votado de forma masiva por el Sì un 77%, mientras que M5S, Forza Italia y Liga Norte han votado el ‘No’ con porcentajes entre el 79 y el ‘87%.
Italia está completamente dividida. Después de una campaña electoral tan dura nos encontramos con un país que se enfrenta a sus fantasmas de siempre y a un descontento generalizado hacía la clase política. Es muy simplista decir que han ganado los antisistemas, el populismo. El ‘No’ ha ganado porque casi nadie ha querido que Renzi siguiera. Incluso entre los suyos ha tenido el rechazo del 23% de los votantes. Nadie parece querer un presidente no elegido por los ciudadanos y menos alguien que es el reflejo de las oligarquías del poder financiero.
Renzi ha sido un buen primer ministro, pero no ha tenido la empatía suficiente para acercarse a las demás fuerzas políticas, no ha dialogado cuando se le ha pedido. Rechazando a Renzi se rechaza una reforma constitucional que hubiera barrido la división de poderes dando la hegemonía y un control total al ejecutivo. El primer ministro acusado a menudo de autoritarismo y de ser ‘caudillo’ en su manera de interpretar el poder ha asustado a todos y avergonzado a otros.
Este referéndum tenía todo el sentido del mundo. Italia es ingobernable, 63 gobiernos en 70 años son un récord inaceptable y hay una necesidad desesperada para cambiar la Ley Electoral. Pero no se puede cambiar la Constitución con tanta división interna y con una falta total de consenso. Renzi y sus asesores de la banca de inversión han fracasado estrepitosamente y se acaba de esta forma un gobierno que empezaba a oler mal, demasiado influido por los poderes fácticos que funcionan como una especie de nueva masonería por el tipo de asesoramiento e influencia que tienen en los gobiernos. Ahora Italia y la Unión Europea tienen otra falla importante en la tercera economía de la Unión. Todo un reto para una clase dirigente debilitada y sin rumbo.
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