La reina Sofía, un activo desaprovechado de la Familia Real
La sensible reducción del núcleo central de la Familia Real, que ha quedado limitado a cuatro personas desde hace más de dos años, es un factor que perjudica de forma sensible a la presencia y visibilidad de sus integrantes en la vida social y en los medios de comunicación. Los Reyes Felipe y Letizia, especialmente el monarca, tratan de intensificar esos actos de la agenda institucional, pero sus dos hijas, la princesa de Asturias y la infanta Sofía, aunque van puntualmente apareciendo en algunos escenarios públicos, siguen la norma que dicta la Casa del Rey hasta ahora de prodigarse poco y evitar apariciones frecuentes. Algunos comentaristas afirman que esa escasez no beneficia a la monarquía que hasta la segunda década del siglo XXI contaba con los activos de los duques de Lugo y los de Palma además de los Reyes anteriores y los entonces príncipes de Asturias.
En esa reflexión que estoy haciendo, hay una cuestión que planea sobre esa evidente reducción de miembros de la Familia Real: saber el por qué se cuenta tan poco con la reina Sofía para que desarrolle un papel de apoyo más activo a la institución que tanto se valoraría desde el punto de vista de la sociedad española. Es verdad que a la hoy reina a título honorífico se le encarga de vez en cuando alguna tarea institucional, pero de poca monta, cuando podría desempeñar un papel más relevante con su presencia en los actos oficiales de la Casa Real, a pesar de sus elevados 84 años de edad. En realidad, doña Sofía sigue llevando a cabo sus tareas solidarias como
presidenta ejecutiva de la Fundación que lleva su nombre y acude, con frecuencia, por ejemplo, a las ciudades donde hay sedes de los Bancos de Alimentos para conocer de primer mano sus carencias y donar ayudas provenientes de los fondos de su organización solidaria. La figura de la cónyuge del anterior jefe del Estado sigue levantando reacciones de admiración, respeto y cariño en las personas con las que coincide de forma casual en los restaurantes, donde hace una pausa para almorzar o tomar un refrigerio. Cuando la reconocen en una de las mesas del local, se acercan
para saludarla con afecto y todos se levantan para despedirla con aplausos y vivas.
Ella estaría encantada de hacerlo y en el Palacio de la Zarzuela no deben olvidar que durante años doña Sofía ha ocupado el primer puesto en las encuestas de valoración de la Familia Real, algo que igual ha suscitado algunos celos en los actuales representantes de la Corona. En el carácter y la actitud de doña Sofía está su principal objetivo proclamado por ella misma en numerosas ocasiones: ella lo que ha querido siempre ha sido ser útil a los demás. Y en ello está y seguirá estando por voluntad propia. Así que, ¿por qué no canalizar ese activo en unos momentos en los que sería muy beneficioso para la monarquía?
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