Opinión

Pedro: ¿por qué nunca te rodeas de gente normal?

Querido Pedro:

Hiciste lo indecible por conocerme allá por 2014, en los meses previos a las Primarias que ganaste frente a un Eduardo Madina que ahora intenta dar el pego tras llevar 11 años callado como una vulgar Jésica de la vida. Me pareciste el colmo de la normalidad: tranquilo, reflexivo, franco, con una sonrisa auténtica y encima ponías a caer de un burro al delincuente de Pablo Iglesias —lo que salía por esa boquita…—, con lo cual la sintonía era prácticamente total. Además, se podía hablar contigo de cualquier cosa porque estabas al cabo de la calle de la actualidad nacional e internacional. Y, pese a que no eres Stiglitz ni Keynes, en Economía te sabías las generales de la ley. No pronunciabas «inflacción [sic]», como hace buena parte de la clase política, ni afirmabas pomposamente que el IPC ha subido un 2,5% cuando simplemente se ha situado en el 2,5% interanual, como acostumbran algunos de tus zopencos colegas a derecha e izquierda.

La desconexión entre tú y yo se produjo a las primeras de cambio, en la precampaña electoral de 2015, por el mero hecho de que osamos desvelar que Begoña Gómez era directiva y accionista de una ETT que se dedicaba e imagino que aún se dedica a pagar a sus empleados y empleadas —que diría el personaje— menos del salario mínimo interprofesional por trabajos a tiempo completo. Aunque no me lo perdonaste, aquella noticia nos permitió adivinar más allá de toda duda razonable que tu mujercísima apuntaba maneras.

A Alfredo Pérez Rubalcaba también le convenció tu talante amable y simpático, él pensó lo mismo que yo, que eras buena gente, que no habías roto un plato en tu vida. Pero pronto se percató de que no era precisamente oro todo lo que relucía en tu exterior ni en tu interior sino vulgar chatarra. Poco antes de dejarnos a los 67 años, pronunció a un íntimo suyo una frase que devino en premonitoria y que, en cualquier caso, te retrata a las mil maravillas:

—He hablado cinco veces con Pedro y las cinco veces me ha engañado. Nunca más en mi vida volveré a sentarme con él—, se lamentaba el antecesor del actual secretario general del Partido Socialista.

Pronto vimos, Pedro, que eras el tipo más mentiroso de la historia de España, y eso que el nivel era ya muy alto, y más malo que la quina Y, ciertamente, jamás volvió a dirigirte la palabra porque falleció pocos meses después víctima de un ictus. Lo más repugnante de todo es que el hombre al que Alfredo detestaba, es decir, tú, se presentó en su funeral con lágrimas en los ojos, más falsas que Judas evidentemente, y contrariando no sólo los deseos de la familia sino también los del propio finado. Con un par.

Aparentemente, eras el hijo que todo padre quisiera tener, el yerno que toda madre ansía y el marido ejemplar que toda mujer quisiera desposar. Pero resultaste un bluff. Un timo. Una engañifa. Pronto vimos que eras el tipo más mentiroso de la historia de España, y eso que el nivel estaba ya en la estratosfera, que eres más malo que la quina y que lo mismo pasabas por ser «el concejal más de derechas del Ayuntamiento de Madrid incluidos los míos» —Alberto Ruiz-Gallardón dixit— que un indeseable que se acostaba con el Pablo Iglesias que le provocaba pesadillas, con el Puigdemont para el que había exigido la cárcel y con el Arnaldo Otegi jefe de la banda terrorista que asesinó a 12 militantes socialistas.

Y, por si fuera poco, en ODKIARIO descubrimos que habías robado tu tesis doctoral en la Universidad Camilo José Cela a través de negro interpuesto. Con un par de pelotas. Lo que en Alemania ha costado el cargo a tres ministros, aquí se tomó a beneficio de inventario entre amenazas de demandas a nuestro periódico de tu parte que nunca llegaron. Parafraseando el banner que presidió nuestra portada durante 365 días, ahora habría que escribir que han pasado siete años y la demanda aún no ha llegado.

No nos costó demasiado comprobar que no eres una persona normal. Algunos malévolos te lo echaban en cara porque habías matrimoniado con la hija de un proxeneta llamado Sabiniano Gómez que, para más inri, y como tú bien conoces, fue financiador además de insigne militante de la muy progresista Fuerza Nueva. Tan verdad es que Bego no tenía ni tiene culpa de que su padre fuera propietario de prostíbulos gays y heterosexuales, 17 llegó a acumular, como que el hijo de Al Capone no era responsable de los crímenes ordenados por quien le había dado la vida ni el de Bin Laden del ataque a las Torres Gemelas. Pero normal, lo que se dice normal, no es muy normal tener un suegro rufián, porque sí, aunque te parezca mentira, un «rufián» es según la Real Academia «un hombre dedicada al tráfico de prostitución».

De los tres individuos que viajaban contigo en tu Peugeot 407 ranchera los tres están en estos momentos con varias imputaciones judiciales

Tampoco es normal que tu mujer esté tetraimputada, es decir, que la Justicia le atribuya la comisión de cuatro delitos que se dice pronto: tráfico de influencias, apropiación indebida —esto es, robar— intrusismo y corrupción en los negocios. ¿Cuántos de ustedes, queridos lectores, tienen a su mujer o a su marido tetraimputados? De los 3 millones de lectores diarios de nuestro periódico no creo que haya más de uno, que naturalmente se llama Pedro Sánchez Pérez-Castejón, o dos como mucho, que diría tu queridísimo Fernando Simón. Que un juez de instrucción te endose cuatro ilícitos es nivel Champions de la delincuencia.

Tampoco resulta normal, querido presidente, que además a tu tato David le hayan procesado por dos delitos: prevaricación y tráfico de influencias. Vamos, que tu hermanito del alma es un presunto bidelincuente. ¡Que levanten la mano los españoles que tengan a su mujer tetraimputada y al hermano sentado en el banquillo por dos presuntas mangancias! Creo, Pedro, que te volverías a quedar solo. En fin, que esto es también bastante inusual.

Igualmente, Pedro, no constituye ningún acto de normalidad la banda de la que te has rodeado en política. De los tres individuos que viajaban contigo en tu Peugeot 407 ranchera los tres están en estos momentos caminito de Jerez y con más imputaciones judiciales que El Lute o El Dioni de los buenos tiempos. Que un lugarteniente, José Luis Ábalos, te salga rana podríamos catalogarlo de estadísticamente normal en estos tiempos en los que el culto al becerro de oro es la religión de moda. Pero que botes a un secretario de Organización y pongas a otro más golfo aún que el anterior, el carretillero Santos Cerdán, destroza todos los cálculos de probabilidades. Y que el tercero en discordia esté en el ajo de las mordidas es un pleno al 15 que permite suponer que tú serás el cuarto, vamos, que eres tan quinqui como ellos. Cuando en un grupo de cuatro amigos a tres los trincan por chorizos, lo normal es que no haya tres sin cuatro.

No creo que sea normal que aún no te hayas cargado a la presidenta del Congreso, más que nada, porque todo indica que la van a imputar pronto

Como tampoco es lo más normal del mundo, Pedro, que tengas un fiscal general, es decir, el máximo responsable de defender la legalidad en nombre del Estado, imputado y ni más ni menos que por uno de los delitos más graves que puede perpetrar un funcionario: revelación de secretos. Menos aún que no sólo no se las pire sino que, encima, se ponga farruco y advierta a quienes le pagamos la soldada, los contribuyentes, que no va a dimitir así lo apunten con una bayoneta en el pescuezo. Tampoco que le defiendas con encono cuando le pueden caer seis años de trullo.

Tampoco es de tío normal, querido Pedro, esa patológica manía que tienes por el Falcon. No pasa nada por ir en línea regular. David Cameron venía en Ryanair a España de vacaciones con toda su familia. Y Angela Merkel vuela a Fuerteventura, su destino favorito, en Eurowings, también una línea de bajo coste. Ni alojarte en verano en La Mareta por muy de Patrimonio Nacional que sea, más que nada, porque siempre la ha empleado la Familia Real. Esto es como si se te pone en los cataplines ir a vivir a La Zarzuela. Un disparate.

Y no es democráticamente normal cerrar el Parlamento por muy en pandemia que estuviéramos en 2020, decretar dos estados de alarma inconstitucionales y permitir un 8-M que multiplicó exponencialmente el número de contagiados y muertos. Igualmente no representa el colmo de la normalidad el número de puteros por metro cuadrado que existen en tu partido: tus correligionarios de los ERE se iban de lumis y se metían coca con el dinero de los parados, Tito Berni y sus camaradas hacían lo propio y encima saltándose los toques de queda en pandemia y ahora resulta que al menos dos de tus tres compis de Peugeot no saben jugar a los médicos sin pagar.

De la misma manera no creo que sea normal que aún no te hayas cargado a la presidenta del Congreso de los Diputados. Más que nada, porque te la van a imputar prontito. Dio pasta a las empresas de la trama Cerdán y compró mascarillas a la mafia del Ministerio de Transportes. Claro que esto no te hubiera pasado si la hubieras despachado con cajas destempladas cuando conocimos que, en lo peor de la epidemia de Covid, la Policía Municipal de Palma la pilló mareada a las 2.10 de la mañana en el bar Hat pasándose por el arco del triunfo los horarios que ella misma había decretado.

Tampoco es normal que te juntes con lo peor de cada casa a nivel internacional: los terroristas de Hamás, Maduro, Erdogan o Xi Jinping

Lo mismo te puedo recriminar respecto a mi paisana María Chivite. Sí, la que a día de hoy sigue llamando «amigo» a un Santos Cerdán a cuya empresa corrupta (Servinabar) regó de millones con dinero de todos los navarros. No es normal que continúe en el machito cuando, para colmo, su número 2 en el PSOE de Navarra tenía colocada a su mujer en Servinabar. Y encima mandasteis a amadrinar una promoción de VPOs de este clan mafioso a la ministra de Vivienda. De locos.

No eres el ejemplar padre de familia, el leal compañero, el probo presidente al que «le importa un pepino el dinero», ni el empático jefe de filas que nos vendían. La bronca y la catarata de insultos a Félix Bolaños por haberse intentado colar en la zona de autoridades de la Fiesta de la Comunidad de Madrid fue histórica e histérica. Algún ministro presente temió que le pegases. Como no parecen muy normales esos ataques de ira que te dan en Palacio de vez en cuando, lanzamiento de objetos voladores no identificados incluido.

Como tampoco es normal que te juntes con lo peor de cada casa a nivel internacional: los terroristas de Hamás, el narcodictador venezolano, Nicolás Maduro, su segunda, Delcy Rodríguez, el tirano turco, Erdogan, y ese megasátrapa chino (Xi Jinping) con el que los socialistas hacéis tan buenos negocios. En el catálogo ya sólo te faltan Putin y Kim Jong-un. Tus malas compañías en España también son nivel dios de amoralidad: el terrorista Otegi, el malhechor a sueldo de Venezuela, Pablo Iglesias, los comunistas de Yolanda, los sediciosos catalanes y esos fachas del PNV que nos vendéis como el colmo de la progresía.

No te rodeas de gente normal porque el que no es normal eres tú.

Un abrazo y muy buena suerte. Especialmente en el ámbito penal, la vas a necesitar.