Una nueva y controvertida visita del Rey Juan Carlos a España
A pesar de que el anterior monarca procura no sobrepasar los límites de atención de los medios de comunicación en esta tercera visita a España, con el fin de no irritar a los responsables de la Casa del Rey, al frente de los cuales está el abogado del Estado, Jaime Alfonsín, desde hace 27 años, la presencia de don Juan Carlos este fin de semana sigue despertando la curiosidad y el interés de los ciudadanos españoles.
Después de tres años de la salida voluntaria del anterior jefe del Estado hacia la capital de uno de los Emiratos Árabes Unidos, Abu Dabi, donde ha establecido su residencia, las anunciadas visitas a su país, manifestadas en uno de sus comunicados, tropiezan con dificultades que retrasan sus deseados desplazamientos a tierras españolas. Cada vez que expresa su voluntad de volver pronto a su país, al término de sus anteriores visitas, al final se frustran sus deseos porque surge algún inconveniente que impide que regrese en la fecha programada por él. Así ha ocurrido el pasado mes de mayo, cuando tuvo que suspender el viaje a Sangenjo por la celebración de elecciones autonómicas en España primero y aplazarlo de nuevo después de la convocatoria de elecciones generales. De ahí que don Juan Carlos haya tenido que esperar para eludir los dos períodos electores hasta este momento, en el que ya han desaparecido esos inconvenientes.
Lo que está fuera de toda duda es el apasionado deseo por parte del padre del actual monarca de seguir practicando una de sus aficiones deportivas más fuertes y que ha cultivado a lo largo de su existencia. Además, lo que él ha peleado siempre, como es lógico, es ser el ganado. Como contaba uno de sus íntimos colaboradores durante décadas de su reinado, todo el personal del Palacio de la Zarzuela deseaba cada verano que el patrón ganara la regata de la Copa del Rey porque entonces el humor del jefe del Estado era tranquilo y apacible el resto del verano. Si no lo conseguía, el estado de ánimo de don Juan Carlos se tornaba un poco malhumorado e insatisfecho.
Mientras su padre superaba todos los problemas de movilidad para poder embarcarse y participar en la regata en su velero Bribón con la ilusión de ser el ganador de la prueba náutica, el Rey Felipe recibía en audiencia en el Palacio de la Almudaina a las autoridades baleares, que acaban de estrenar sus cargos después de las elecciones del pasado mes de mayo. No hay que olvidar que don Felipe no abandona su tarea de estar al frente de la nave del Estado durante sus vacaciones veraniegas y que para cumplir con sus obligaciones instituciones, parte de sus colaboradores habituales que trabajan con él en el Palacio de la Zarzuela se traslada a Marivent. A partir del lunes, el monarca participará en la regata Copa del Rey con el Aifos, un velero de la Armada española, con el resto de tripulantes con los que navega cada año. Serán unos pocos días en los que podrá disfrutar y prepararse mentalmente para la tarea que le queda por delante en el proceso previo a la constitución de unas nuevas Cortes Generales y a la formación de un nuevo Gobierno español.
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