El CIS entra en las negociaciones
Las casualidades en política no existen y, como siempre, las encuestas del CIS de Tezanos tienen un objetivo político directamente ligado a los intereses del partido socialista. En este caso, el objetivo es sin duda influir en las distintas negociaciones que se están llevando a cabo en las instituciones. La verdad, me imagino al señor Tezanos pocos días antes de publicar los resultados del Centro de Investigaciones Sociológicas, con varios modelos de “cocina estadística” sobre la mesa para elegir el que más le interese o, si la ocasión lo requiere, incluso obviar el proceso de cocinado.
Todo sea para garantizar que la entidad pública que preside siga funcionando a favor de los intereses del presidente Sánchez. ¿Para qué vamos a ponderar en función del recuerdo de voto u otros factores, si decir que al PSOE le votaría casi un 40% es sencillamente perfecto para asustar a Pablo Iglesias? Así pues, el primer objetivo del CIS es decirle a Pablo Iglesias que, si sigue adelante con sus pretensiones, el partido socialista está preparado para afrontar unas nuevas elecciones y aumentar su representación parlamentaria.
Desde el minuto uno, el PSOE se ha comportado como si estuviese al borde de la mayoría absoluta y no es así. Angela Merkel en Alemania con un porcentaje de escaños en el Bundestag similar al partido socialista en España, no se le ocurrió gobernar en solitario sino que repitió la fórmula de una gran coalición con los socialdemócratas. Supongo que Sánchez pensará que cómo él es más joven y más guapo no necesita ceder en las negociaciones. El único fallo de dicha estrategia es que el líder de Podemos está en una situación límite y desesperada, de forma que su reacción final puede ser imprevisible; Iglesias sabe que si no es ministro, deberá apartarse de la política.
Otro objetivo escondido en la última encuesta del CIS consiste en apuntalar los pactos de centro derecha. Por un lado, se refuerza la imagen de Rivera y se hace hincapié en que acertó en su estrategia, debido a los titulares que anuncian el ansiado “sorpasso de Cs al PP”. Por otro, se busca que Vox suavice sus posturas al evidenciar su pérdida de apoyos tras los últimos comicios. Esta línea, con Ciudadanos crecido y Vox expectante, puede suponer el empujón final a los acuerdos que aún no se han firmado en el bloque de centro derecha.
¿Por qué el PSOE querría que dichos acuerdos se consumasen? La respuesta es obvia. El Partido Socialista sabe que parte de su electorado ve con buenos ojos a la formación de Albert Rivera y no entiende que Sánchez pacte con Bildu o los separatistas catalanes. Empujar a la formación naranja hacia el centro derecha supone mitigar la fuga de votos que debería sufrir el PSOE si llega a acuerdos con los populistas de izquierdas y los separatistas. Dicho de otra manera, Pedro Sánchez está encantado con que Casado y Rivera estén luchando por el liderazgo del centro derecha porque eso le permite coquetear con la extrema izquierda e incluso con los separatistas sin apenas coste político.
Sin duda, España no tendrá un futuro próspero si no se trabaja en acuerdos políticos amplios, alejados de las estrategias propias de los partidos y destinados a dar respuestas a los problemas de la ciudadanía. Hoy más qu nunca, necesitamos grandes pactos que piensen en el interés general de los españoles y no en el mero cálculo electoral para conseguir más votos, más escaños y más poder si se repitiesen unas elecciones.
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