La alergia del PSC a la Fiesta Nacional
Es preocupante que el partido que gobierna España sea la única formación no separatista que no participó este miércoles en los actos organizados por la plataforma Cataluña Suma en Barcelona para conmemorar el Día de la Hispanidad. Los socialistas catalanes no marcharon en la manifestación que transcurrió por el paseo de Gracia, ni tuvieron una carpa en la feria de entidades constitucionalistas que se celebró en plaza de Cataluña. Ciudadanos, Vox, PP y Valents sí que estuvieron en ambos eventos, como toca en una celebración tan importante para todos los catalanes que se sienten españoles y que defienden la Constitución frente a las formaciones separatistas que intentan acabar con nuestro sistema de libertades.
Y es un fenómeno que ni siquiera les beneficia electoramente. En los actos organizados por Cataluña Suma participaron miles de bailarines de comparsas latinoamericanas, colectivos que durante décadas el PSC cultivó con mimo. Terreno que están abandonando y que otras formaciones como Vox están aprovechando para aumentar su influencia. Los latinoamericanos que viven en Cataluña necesitan aliados, ya que son los primeros receptores del supremacismo independentista.
Ellos son las primeras víctimas del “catalán por cojones” que la Generalitat y sus aliados intentan implantar para que la lengua catalana sea la preferente no solo en la escuela, y en el ámbito oficial, sino también en el uso privado y en el comercio. Muchos de los señalamientos que radicales separatistas practican en redes contra comerciantes, dependientes o trabajadores de la hostelería son contra latinos, por dirigirse a ellos en español.
El PSC ahora está en la fase de no mezclarse ni con las entidades, ni con los partidos, no independentistas, sumido como está en su intento de seducir a ERC para ser el nuevo socio del Gobierno autonómico para aprobar los presupuestos de la Generalitat. Volvemos a la etapa anterior al 8 de octubre de 2017, cuando los socialistas catalanes, en pleno golpe de Estado separatista, intentaban mantenerse alejados de la resistencia constitucionalista al procés.
Recordemos como la exitosa manifestación del 8 de octubre, la que sacó a un millón de catalanes no secesionistas a las calles de Barcelona, no contó con el apoyo oficial del PSC, que mandó a su entonces número 2, Salvador Illa, que fuera a título particular. Eso sí, tras el éxito, y viendo la marea constitucionalista, sí que apoyaron la siguiente manifestación, la del 29 de octubre, que cosechó otra asistencia multitudinaria. Entonces, por decisión de Pedro Sánchez, avalaron un 155 descafeinado, que sirvió de poco, salvo para que los independentistas pusieran a los socialistas en el mismo saco que a PP o Ciudadanos, lo que les horrorizó.
Y es que poco duró el espíritu resistente del PSC, y enseguida que Mariano Rajoy cayó de Moncloa, y Sánchez comenzó a tener que recalar apoyos entre los partidos secesionistas, el alejamiento de los socialistas catalanes del movimiento constitucionalista catalán fue paulatino. Pasaron, por primera vez, de plantearse discutir la conveniencia de la inmersión lingüística –hasta entonces un tema tabú dentro del PSC– a acabar pactando con ERC, Junts y la CUP una ley vergonzante que reducía al español a “lengua curricular” en las escuelas catalanas y que, además, ni siquiera se está aplicando. Los socialistas catalanes ejercieron de muleta para aprobar la legislación que el separatismo sacó adelante para evitar la aplicación de las sentencias judiciales que dictaban un 25% de clases en español.
Los socialistas se están vendiendo como la alternativa razonable y tranquila al secesionismo, como una opción transversal y sensata. Les funcionó en las autonómicas del 2021 tras la descomposición de Ciudadanos, y confían en mantener estos votos, y pescar en las aguas de los nacionalistas desencantados que busquen una Generalitat que gestione y se deje de agitación y de peleas entre ERC, Junts y la CUP. Pero que recuerden que en el 2017 Ciudadanos ganó las autonómicas gracias a que arrasó en los feudos socialistas, y que centenares de miles de votantes no separatistas cambiaron la papeleta roja por la naranja. Si el PSC sigue con su particular alergia a los símbolos nacionales y sigue siendo la muleta de ERC se puede encontrar con más de una sorpresa: hay cuatro partidos (Vox, PP, Cs y Valents) que sí que apuestan por defender a los catalanes no secesionistas.
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