Cantabria

Devuelven cinco vacas a su dueño maltratador tras ser cuidadas y engordadas en un santuario cántabro

El refugio La Manada Cántabra debe devolver los cinco animales por una decisión judicial tras cuidarlas durante tres años

cinco vacas
Comparativa de las vacas antes y después del rescate (Foto: Refugio animal La Manada Cántabra)
Antonio Quilis Sanz
  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

En el año 2022 cinco vacas fueron rescatadas por el SEPRONA tras comprobar su lamentable estado, presentando «un abuso extremo, en estado de desnutrición, viviendo entre máxima suciedad y total oscuridad, en condiciones extremadamente precarias, encadenadas y al borde de la muerte».

Lo llamativo de este caso es que ahora, tras ser cuidadas, alimentadas y engordadas durante años en el refugio de animales La Manada Cántabra, las cinco reses deberán ser devueltas a su dueño maltratador mañana 15 de enero tras una decisión judicial.

En su día, el informe veterinario que el refugio realizó en marzo de 2022 reflejaba que estaban en «un estado de anorexia, en una pérdida de peso muy importante» por una probable «escasez de alimento de calidad» y alertando que, de seguir así, las vacas acabarían muriendo.

Un gasto de 30.000 euros

El refugio pide una movilización popular para evitar que vuelvan al lugar de donde salieron denunciando en redes que «se las devuelven a su maltratador después de varios recursos rechazados, de ponerlas bien de peso y salud, mantenerlas, cuidarlas sin recibir del estado ni un euro en concepto de manutención».

Tras todo este tiempo de cuidados, los responsables del refugio aseguran haberse gastado 30.000 euros para recuperar estas vacas de una granja de Sarón del estado lamentable en el que se encontraban y, ahora, han recibido un oficio «pidiendo la inmediata devolución de las vacas». Una atención que ha conseguido que los bovinos alcancen los 900 kilos de peso.

«Ahora la persona que las tenía muertas de hambre, encadenadas 24 horas sin luz y esqueléticas, se lleva unas vacas mantenidas cuyo valor se ha multiplicado en el matadero (que es a donde van a ir vendidas), premiamos el maltrato en vez de castigarlo», escriben con rabia en las redes sociales.

Del refugio al matadero

Los cuidadores de las vacas describen que durante todo el proceso han realizado recursos en los que se pedía que dejaran declarar al SEPRONA que es quien hizo el decomiso, «agentes de la autoridad con presunción de veracidad cuyo testimonio igual hubiera cambiado el rumbo de esto, pero no se les llamó», aseguran en sus redes sociales.

«Esta decisión, además de condenarlas al matadero de forma inminente, representa una flagrante violación a sus derechos», denuncian, haciendo hincapié en que durante tres años, estas vacas han sido rehabilitadas y cuidadas por La Manada Cántabra, convirtiéndose en «símbolo de la vulnerabilidad de los animales».

Desde el santuario donde se han cuidado durante casi tres años a las cinco vacas maltratadas y desnutridas visibilizan en un vídeo su «furia e impotencia y el ser egoísta y cruel que casi mata de hambre a estos animales frotándose las manos y hasta jactándose y riéndose de nosotros por las redes porque le hemos mantenido y engordado a unos animales que va a llevar al matadero para lucrarse con nuestro dinero y esfuerzo».

Impunidad al maltrato animal

Así mismo, apuntan  que este caso «no sólo promueve la impunidad ante el maltrato animal, sino que supone un retroceso en la lucha por su protección, premiando al maltratador y castigando a aquellos que hacen el bien por los animales altruistamente, quedándonos totalmente devastados, y lucrándose el maltratador económicamente con la venta de las vacas al matadero».

En el vídeo de su cuenta de Instagram, lamentan este desenlace y cómo el miércoles 15 de enero a las 10 de la mañana se devolverán a su dueño con la presencia del SEPRONA, haciendo un llamamiento a la población para «despedirse de ellas». Además, envían un mensaje claro de advertencia al dueño que «estaremos vigilando para que no lo vuelvas a repetir».

A este problema se acumula otro. Se quedan con los tres hijos que han nacido durante este tiempo con un problema añadido, la rescisión del contrato de la finca donde han cuidado y criado a las vacas y sus terneros, haciendo un llamamiento para encontrar una solución a esta situación.