Uber, Cabify o taxi, ¿qué me conviene más elegir?
Todos conocemos las polémicas relaciones que mantienen el sector del taxi con las VTC, concretamente Uber o Cabify. Pero no, hoy no es momento de repasarlas ni de opinar acerca de quién tiene razón. Hoy lo que vamos a hacer es tratar de echar un poco de luz sobre el cliente, recomendando en cada caso qué es lo que más nos conviene usar.
Si eres de los que valora por encima de todo el trato al cliente, tanto Uber como Cabify se llevan la palma, especialmente los segundos. El aspecto de los coches es impoluto, la puntualidad de los conductores también y el tiempo que pasas en el interior del vehículo eres tratado a cuerpo de rey. Nada más entrar te ofrecen una botella de agua y te preguntan que si tanto la música como la temperatura es de tu agrado. Además, el chófer viste generalmente de traje, lo que le aporta un extra de seriedad al servicio. En el otro lado tenemos los taxis, que por suerte cada vez más se van espabilando en lo que a presencia se refiere, pero aún les queda para llegar sus odiados rivales.
No obstante, lo que más nos interesa al final de este tipo de servicios suele ser lo que afectan a nuestro bolsillo, y ahí debemos tener claro que tanto los taxis como las VTC nos pueden ser útiles en función de dónde queramos ir. En este sentido, los taxis son los más recomendables en trayectos inferiores a 2 kilómetros, quedando la cosa muy igualada en los desplazamientos largos y debiendo elegir siempre Cabify o Uber para los viajes largos. Además, a favor de las VTC juega que, en el caso de encontrar un atasco, el precio no subirá sin parar como sucede con los taxis, algo a tener en cuenta para los desplazamientos urbanos.
¿Cómo cobran los taxis, Uber y Cabify?
Los taxis nos cobran por medio de tres conceptos. Uno es la bajada de bandera, que es básicamente lo que tenemos que pagar desde que nos sentamos en su interior. Después cobran por kilómetro recorrido, aumentando el coste de estos cuando se alejan de las zonas céntricas. Por último está el cobro por espera, algo que se da cuando los reservamos y tardamos en llegar, sin olvidar tampoco que en algunos casos, al ir a recogernos bajo demanda, nos pueden cobrar también el trayecto de ida.
En el caso de Uber existe una cantidad mínima a pagar, de ahí que en trayectos muy cortos no compense. Luego entra en juego la distancia a recorrer y la demanda que haya en ese momento, que puede aumentar el coste habitual del trayecto. También influye el tiempo empleado durante el desplazamiento, pudiendo incrementar el precio, aunque no tanto como en el caso del taxi.
Cabify, por su parte, también tiene un precio mínimo a pagar. A partir de ahí entra en juego la distancia recorrida y un posible incremento por alta demanda. También nos cobrarán un suplemento de 0,45 euros por minuto de espera cuando hayamos reservado a partir del quinto, tarifa que baja a 0,15 euros si la demora se produce en el aeropuerto. Al no influir el tiempo que se tarde en completar el trayecto, evitamos en todo caso que el conductor quiera dar más rodeos de los estrictamente necesarios, pues no hay ganancia alguna para él.
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