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Ni por rabia ni por hambre: ésta es la razón por la que tu gato te muerde constantemente

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Tener un gato como mascota es una experiencia llena de momentos tiernos, divertidos y, a veces, desconcertantes. Entre las dudas más comunes de quienes conviven con estos felinos está la razón detrás de sus mordiscos repentinos. ¿Por qué a veces muerden cuando parecen estar tranquilos o disfrutando de las caricias? La realidad es que no todos los mordiscos son iguales, y distinguir entre una señal de juego y una de molestia o agresión es fundamental para mantener una buena relación con nuestro gato.

Entender qué hay detrás de este comportamiento es clave para mejorar la convivencia y evitar malentendidos. Los gatos, especialmente cuando son jóvenes, usan la boca como una herramienta para explorar y comunicarse. Sin embargo, cuando los mordiscos empiezan a ser frecuentes o demasiado intensos, puede ser señal de que algo no va bien, ya sea en su entorno o su salud.

El juego y el desarrollo: mordiscos que no son agresión

Cuando pensamos en un gato mordiendo, lo primero que viene a la mente es una conducta agresiva. Pero la verdad es que muchos mordiscos provienen de un instinto natural ligado al juego y al aprendizaje. Los cachorros usan la boca y las patas para descubrir el mundo. Durante las primeras semanas de vida, mientras juegan con su madre y hermanos, aprenden a controlar la fuerza de su mordida para no hacerse daño entre ellos. Esto es lo que se llama la inhibición de la mordida.

Si el gato no tuvo la oportunidad de aprender estas reglas sociales, por ejemplo porque fue separado muy pronto de su madre o criado sin otros gatos, es posible que no sepa cuál es la intensidad adecuada para morder sin hacer daño. Por eso, un gato adulto puede dar mordiscos que parecen más fuertes o agresivos, cuando en realidad está tratando de jugar o de comunicarse sin intención de lastimar. Reconocer estos comportamientos es el primer paso para evitar conflictos y entender mejor a nuestro gato.

Lenguaje corporal

Los expertos en comportamiento felino insisten en que la mejor manera de evitar mordiscos inesperados es aprender a interpretar el lenguaje corporal del animal. Aunque cada gato es un mundo y tiene su propio carácter, hay señales universales que indican incomodidad o estrés. Por ejemplo, si las orejas se giran hacia atrás o se aplastan contra la cabeza, si la cola comienza a agitarse o si el cuerpo se tensa, es una clara señal de que el gato no está cómodo.

Intentar acariciar o jugar con un gato en ese estado puede desencadenar un mordisco que no necesariamente busca hacer daño, sino más bien establecer un límite. Esto se conoce como “mordida de límite” y es una forma de comunicación no verbal. Al aprender a reconocer estas señales, podemos retirarnos a tiempo y evitar que la interacción se vuelva agresiva. Además, esto refuerza una relación basada en el respeto mutuo y la comprensión.

Problemas de salud

Un cambio repentino en la conducta, especialmente cuando un gato que antes era tranquilo comienza a morder sin razón aparente, puede ser indicativo de un problema médico. Enfermedades dentales, inflamación, artritis u otras molestias físicas pueden provocar dolor y hacer que el animal se vuelva más irritable o agresivo.

Si notas que el gato tiene dificultad para comer, muestra sensibilidad al tocar ciertas áreas, o simplemente actúa de forma diferente, lo mejor es acudir al veterinario para una revisión completa. Detectar a tiempo cualquier problema de salud es fundamental para evitar que el comportamiento se agrave y para garantizar su bienestar.

Cómo actuar

Cuando un gato muerde, la reacción natural suele ser gritar o apartarlo bruscamente. Pero estas respuestas generalmente no ayudan, y pueden aumentar la tensión. Los especialistas recomiendan actuar con calma y retirarse lentamente, sin generar confrontación.

Una regla básica para evitar mordiscos es enseñar que las manos no son objetos para jugar. Muchas veces, los gatos muerden porque se les invita sin querer a hacerlo al usar las manos como juguetes. Esto es especialmente común en cachorros que aún están aprendiendo.

Ofrecer siempre un juguete para que muerda o arañe es fundamental. Poco a poco, el gato asociará la diversión con esos objetos y dejará de atacar las manos o los dedos. La paciencia y la constancia son clave, ya que el aprendizaje puede llevar semanas o meses.

Además de interpretar las señales y ofrecer alternativas de juego, es importante mantener una rutina estable y un entorno estimulante para el gato. Los felinos necesitan ejercicio físico y mental para no acumular energía que luego se traduzca en comportamientos indeseados.

En definitiva, entender por qué muerden los gatos no es solo una cuestión de evitar heridas, sino de construir una relación sana basada en el respeto mutuo. Cada mordisco tiene un mensaje detrás, y aprender a leerlo abre la puerta a una convivencia más armoniosa.