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¿Cuál debe ser la temperatura del agua para bañar a un gato?

A los gatos hay que bañarlos cada cuatro meses

Cuál debe ser la temperatura del agua para bañar a un gato
Gato

Todos los que tenemos un gato en casa sabemos lo mucho que estos animales odian el contacto con el agua. Son muy limpios y se acicalan con su lengua constantemente, pero salen despavoridos en el momento del baño. Aún así, conviene lo bañemos cada cuatro meses, y es importante que la temperatura del agua sea la adecuada a la hora de bañar al gato.

Para que el momento del baño sea lo más sencillo posible para nosotros y lo más agradable posible para el felino, es importante que lo acostumbremos desde que es un cachorro, a partir de los dos meses de edad.

El primer baño debe ser rápido para no generarle ansiedad, y el ambiente tiene que ser lo más tranquilo posible. Lo ideal es que sea siempre la misma persona la que bañe al animal.

El mejor sitio para bañarlo es por lo general el fregadero de la cocina, aunque también hay bañeras para gatos.  Como el fondo es metálico, hay que colocar una toalla en el fondo para evitar que se resbale.

Cómo bañar a un gato paso a paso

Nosotros conocemos mejor que nadie a nuestro gato, y sabemos cuál es el momento del día en el que está más tranquilo. Tenemos que armarnos de paciencia para bañarlo y seguir estos pasos, recordando que cualquier movimiento brusco puede causarle estrés y hacer que bañarle sea una misión imposible.

La temperatura del agua para bañar a un gato debe ser 30 grados. Por supuesto, debemos utilizar un champú específico para felinos, que respete el pH de su piel. Antes de mojarle tenemos que dejar que el agua corra durante unos segundos para que se acostumbre al sonido.

Lo más importante de todo es que el agua en ningún momento entre en contacto con sus ojos y orejas. Comenzamos mojando la parte inferior de su cuerpo con la mano y vamos asciendo poco a poco, con calma. Tenemos que enjabonarlo como si lo estuviéramos acariciando, y dejar que el champú actúe durante unos pocos minutos.

Luego, aclaramos con agua tibia, y finalizamos secándolo con una toalla de algodón limpia, con cuidado. No es una buena idea secar al gato con un secador aunque sea en invierno, porque no tolera los ruidos fuertes.

Y, por último, cuando esté seco, podemos cepillarle el pelaje para que quede uniforme y peinado.

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