Pantoja, tres años de libertad
No tengo la menor duda que algo no va bien para Isabel Pantoja en este octubre a punto de finalizar. Este lunes recordará que hace ya tres años comenzó una nueva etapa tras pasar 24 meses privada de libertad y recuperar su vida. Sin embargo, hay algo que le atormenta, según me detallan voces bien informadas.
No, Isabel no es Cameron Diaz, protagonista de aquella comedia romántica, ‘Algo pasa con Mary’, dirigida por los hermanos Peter y Bobby Farelly en 1998, que algún crítico definió como “de diversión alocada que te deja boquiabierto”. Si me sorprende y boquiabre ver a una mujer ¿tan triste?, podíamos decir, después de superar esos años oscuros. He sido muy crítica con Pantoja, sobre todo en su época ‘malaya’. Ahora, con el regalo de haberla visto día a día en la pantalla durante el reality de Supervivientes – qué espectáculo- hay mucho que no entiendo.
Isabel Pantoja en Supervivientes / Gtres
Es obvio que la delicada salud de su madre, valedora insustituible de Isabel en los comienzos de su carrera como artista, así como en lo personal, le preocupa desde hace tiempo. La matriarca tiene una delicada salud de hierro que mantiene en vilo a la familia y a Isabel le entristece especialmente: “será hasta que su corazón aguante”, me dijo con voz apocada hace pocas semanas cuando tuve oportunidad de hablar con ella.
Sin embargo, esta semana, en la que no tenía grabación ni ningún otro compromiso de trabajo, Isabel cambió de planes y se quedó en Madrid en lugar de volver a Cantora donde su madre se recupera tras sufrir dos microinfartos cerebrales que obligaron a su hospitalización de urgencia. En un hotel, acompañada de su roadmanager, supongo que Pantoja ha pasado la semana viendo los días pasar y pensando en qué hacer. Se despierta tarde y excepto alguna cita estética, poco más. Tampoco estos días sola en Madrid han servido para tener un encuentro privado con su hija Isa a la que no ve desde finales de verano. Este viernes, Chabelita llegaba a Madrid para asistir al programa de Ana Rosa. Nada de nada. Madre e hija ni se hablan ni se ven.
Isabel Pantoja junto a sus hijos tras su salida de ‘Supervivientes’ /Gtres
Tres años atrás lo celebraron; recuperar la libertad lo merecía. Bien es cierto que Pantoja resurgió aquel 28 de octubre de 2016 cuando dejó atrás definitivamente Alcalá de Guadaira. 14 días después reaparecía con un disco compuesto por el desaparecido Juan Gabriel y comenzó a facturar y a escuchar aplausos de nuevo. No todo salió como estaba previsto. Dio menos conciertos de los acordados, tuvo que suspender la gira al no conseguir visado para Estados Unidos y se retiró a Cantora en enero del pasado año hasta que una marca cosmética la fichó como imagen.
Isabel Pantoja abandona prisión /Gtres
El espaldarazo definitivo lo consiguió al firmar su participación en el reality, Supervivientes, en el que resurgió cual ave fénix en abril de este año. La audiencia enloqueció con Pantoja en la isla, viéndola saltar al mar desde un helicóptero, embarrarse hasta las pestañas, pasearse en traje de baño y en un constante cuerpo a cuerpo con el resto de los concursantes. La estrella había vuelto por todo lo alto y con un suculento contrato. Parecería que todo va bien, profesionalmente hablando, pero la realidad puede ir por otros derroteros que no son tan halagüeños. A mediados de semana, su hermano Agustín viajaba a Madrid. Supongo que tendrían mucho de qué hablar: por qué no ha ido a Cantora, cómo sigue su madre, qué hay de trabajo … De la niña, mejor no hablar. Es pública la nula relación entre tío y sobrina- contado por la propia Isa Pantoja, desde hace años, y también notorio cuán cerca está la artista de su hermano, siempre a su lado, en la gran mayoría de imágenes en televisión y en momentos clave. En el ámbito familiar se contó como no comulgó demasiado, sin embargo, con su participación en Supervivientes, de hecho, no intervino en ningún momento en el tan comentado megacontrato televisivo de la cantante. Pero Isabel tiró para adelante, había que sanear sus maltrechas finanzas y no salían conciertos, desde que se celebrara el último hace ya casi dos años, en enero de 2018. La opción era, sin duda, la televisión. Quizá tendrá que plantearse todo de otra manera. Hace tres años que es libre, ¿no?