Antonio David quema su último cartucho en ‘GH VIP’
En cuanto salga, deberá presentarse ante el juez
Tras meses de negociaciones, Antonio David Flores fichaba como concursante de ‘GH VIP’, junto a otros 15 rostros conocidos, e ingresaba el 10 de septiembre en la casa de Guadalix, aislado del exterior y seguido por las cámaras durante 24 horas al día. Veinte días después supimos que la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Alcobendas confirmaba su procesamiento por presuntos delitos de insolvencia y estafa procesal, en un procedimiento abierto por su exmujer Rocío Carrasco, tal y como adelantó el periodista Daniel Montero. En el concurso, él no se ha enterado de nada.
El exguardiacivil tenía entonces 24 horas para depositar la fianza de 80.000 euros, según señalaba la juez, y su abogado, 5 días para comunicar al juzgado cuándo acudiría su representado. Desde entonces, ha transcurrido todo el mes de octubre y los días de noviembre están a punto de concluir. Ni fianza, ni notificación, ni presentarse en el juzgado. Flores, aislado en la casa de Guadalix, vive en el limbo más absoluto, o al menos eso parece. Ya saben, ese estado o lugar temporal al que van las almas que, según la teología católica, no se han librado del pecado original, salvando las distancias con la metáfora, claro.
Antonio David sabe que afuera la vida sigue y él mismo ha confesado cuán preocupado está. No pinta nada bien. Su defensa ha recurrido durante este tiempo y en varios escritos la decisión de la juez, pese a que no cabía recurso, tal y como rezaba el auto. Ninguno de ellos ha prosperado, pero sí ha conseguido ganar tiempo al tiempo entre recursos, alegaciones y viceversa. Esto es, mantenerlo en el concurso y ver qué ocurre cuando haya agotado el cartucho de ‘GH VIP’ y saneado las cuentas corrientes, para lo que cuenta con la valiosa ayuda de su hija Rocío, ya mayor de edad, quien ha tomado la alternativa en los platós de televisión de manera sobresaliente y muy bien remunerada. A toda hija le honra defender a un padre y ayudarle a ganar dinero, aún más, sobre todo, si él no puede facturarlo por sí mismo. Con un procedimiento abierto por alzamiento de bienes e insolvencia punible, chocaría mucho. De ahí su caos económico. Él no puede; ella, sí. Y ahí está, semana a semana, pico y pala.
Antonio David Flores y su hija Rocío en una imagen de archivo / Gtres
De momento, la estrategia va funcionando y no me refiero a la defensa de la hija, que es mayorcita y debe saber y querer hacer lo que hace, sino a la del dilatar los plazos judiciales porque-está-concursando-en-televisión. Claro que es el cabeza de familia, sí, y defiende que es un trabajo que le hace falta para mantener a sus hijos ¿Acaso no lo era también cuando acordó con su exmujer pagar la pensión alimenticia de los hijos habidos en común? ¿Por qué no cumplió entonces? Parece que tenía otros planes y pese a que ingresaba dinero decidió que él no pagaba.
Es aquí cuando nos topamos con su “pecado original”: el procesamiento de Flores por los presuntos delitos mencionados nace del presunto cobro por su parte de casi 200.000 euros, a través de terceras personas, concretamente de sociedades de su mujer actual, Olga Moreno, y de su representante, después de declararse insolvente en 2013 para no pagar lo acordado a Rocío Flores. Cobró ese dineral llamando de todo menos bonita a su exmujer y cuestionando reiteradamente su papel como madre. La fianza impuesta por la juez no es para evitar una posible entrada en prisión sino para asegurar el pago de la deuda que presuntamente debe a la madre de sus dos hijos mayores.
Verlo llorar y transmitir que está destruido es el mayor espectáculo que ha dado en el concurso, según dicen los expertos en ‘GH’ y realities. Hablar de su eterno conflicto con Rocío Carrasco esta siendo, hasta ahora, el leitmotiv de su paso por el programa, espejo de sus declaraciones en medios en los últimos años. Se libró de la expulsión este jueves cuando daban casi por hecha su salida de la casa, pero finalmente se quedará al menos una semana más (está nominado de nuevo) y al concurso se aferra. Ahí está bien; en su limbo particular. En cuanto salga, la historia será otra.