EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DE LA COVID-19

Más allá de un minuto de silencio: todo lo que ha pasado desapercibido en el acto más simbólico de los Reyes y sus hijas

los reyes y sus hijas
Los reyes y sus hijas en un fotomontaje de Look / Gtres
  • Andrea Mori
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Desde este miércoles a las doce de la noche entraba en vigor el Real Decreto que aprobó el Gobierno y según el cual se inicia un luto oficial de diez días por las víctimas del coronavirus -el más extenso en la historia de la democracia en nuestro país-. Como tal, la Casa de S.M. el Rey ha querido sumarse a este duelo nacional y lo ha hecho, además de añadiendo un crespón negro a su página web, con un minuto de silencio en el que han participado los Reyes junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Un acto que supone la segunda ‘aparición pública’ de las hijas de don Felipe y doña Letizia desde que se decretara el estado de alarma, y la primera en fase de desescalada. Leonor y Sofía permanecen confinadas en la Casa de Asturias en el recinto de Zarzuela, desde donde reciben formación online ante la interrupción de las clases por la crisis sanitaria y solo se las ha visto a lo largo de estos meses el pasado 23 de abril cuando participaron en la Lectura Continuada de El Quijote -primera vez que la infanta leyó un texto en público- y enviaron un mensaje a los más jóvenes.

Ha sido poco antes de las 12:00 cuando la familia real ha participado en este minuto de silencio. Look se ha puesto en contacto con una especialista en Comunicación No Verbal , para analizar los detalles que han pasado inadvertidos de este acto cargado de significado, que ha coincidido además con el primer aniversario del anuncio por parte del rey Juan Carlos de su retirada definitiva de la vida pública.

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Sus Majestades los Reyes junto a la Princesa y la Infanta durante el minuto de silencio / Casa de S.M. el Rey

El acto ha tenido lugar en los jardines del recinto del Palacio de la Zarzuela, en las inmediaciones del pabellón de Magnolias, que se utiliza para varios actos oficiales, sobre todo audiencias y que fue el escenario del último mensaje del Rey, a comienzos de la crisis sanitaria. Los Reyes y sus hijas han salido del pabellón en dirección a la zona en la que se ha guardado el minuto de silencio. Vestidos de negro y en silencio, don Felipe y doña Letizia han hecho el recorrido seguidos de las Infantas. Una puesta en escena calculada y medida, que desvía en cierta medida la atención de lo verdaderamente importante del acto: el homenaje a las víctimas. “La puesta en escena resulta demasiado artificiosa y reviste la solemnidad del acto de una sobriedad demasiado calculada y carente de naturalidad. El desfile por los jardines que precede al minuto de silencio desvía el protagonismo del acto hacia las figuras de la familia real en detrimento de lo doloroso del recuerdo al que se rinde homenaje”, resalta la experta.

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La princesa Leonor durante el acto / Casa de S.M. el Rey

Contención de emociones

Al tratarse de un acto en el que lo prioritario es el silencio, como gesto de homenaje a las víctimas de la pandemia, adquiere especial importancia el lenguaje no verbal. A este respecto, podríamos decir que prima un esfuerzo de contención. “Desde una perspectiva kinésica se percibe un esfuerzo por evitar todo tiempo de movimiento corporal; previsiblemente, para que nada haga distraer la atención del silencio que preside el acto: la posición es muy erguida, tanto caminando como parados; los brazos se dejan caer tanto en el caso del Rey como en el de la Princesa, mientras que la Reina y la Infanta entrecruzan los dedos o las manos en un gesto de mayor control emocional”, aclara la especialista, quien matiza que sujetar una mano con la otra o entrecruzar los dedos en situaciones de tensión es una práctica muy habitual, ya que las manos suelen delatar con cierta facilidad los sentimientos de las personas. La experta hace hincapié en los puños cerrados por paste del Rey, “que que podrían indicar un mayor esfuerzo de contención o quizás podría portar algo en su puño izquierdo”. La nota de espontaneidad o naturalidad viene de la mano de Leonor y Sofía quienes, pese a cumplir con la solemnidad del acto, intentan despejar el cabello de su rostro al principio del desfile, esbozando una tímida sonrisa.

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El minuto de silencio se ha guardado en el recinto del Palacio de la Zarzuela / Casa de S.M. el Rey

La importancia de las miradas

Ante la falta de comunicación verbal debida al protocolo que rige la situación, cobran especial importancia las miradas entre los Reyes y sus hijas. “Resulta llamativa la dirección de la mirada (debe tenerse en cuenta que tienen los ojos entrecerrados posiblemente porque les da el sol de cara). Al inicio, cuando salen al jardín, todos miran hacia el frente hasta que, de manera repentina (primero el Rey, luego la Reina y, finalmente, las Infantas), todos dirigen su mirada al suelo en señal de duelo, aunque da la impresión de que habrían necesitado unos minutos para adaptarse al contexto”, afirma la especialista. Sin embargo, una vez preparados para guardar el minuto de silencio, se observa una cierta conexión entre el Rey y la Princesa y la Reina y la Infanta. “Don Felipe y Leonor miran al frente (¿podría ser un gesto que denote una actitud más segura?), mientras que la Reina y la Infanta dirigen su mirada al suelo en una aparente muestra de circunspección o abatimiento, como forma de empatizar con el dolor de los afectados por la pandemia”. Resulta peculiar que en un par de ocasiones doña Letizia mira hacia la derecha en un intento de tener controlada la actitud de la princesa o los movimientos del Rey, algo que no ocurre en el caso de la infanta Sofía. Curiosamente, cuando asisten a algún acto público suele ser de ella de quien más pendiente está la Reina, mientras que Leonor permanece junto a don Felipe.

Pese a que los Reyes y sus hijas son convivientes y, por lo tanto, las restricciones referidas a las medidas de distanciamiento no aplican, no existe contacto físico en ningún momento del acto. De hecho, se mantiene cierta distancia de seguridad, pero no se hace uso ni de guantes ni de mascarillas, como resulta lógico al tratarse de un acto en el mismo lugar de residencia -no hay más que observar los diferentes encuentros que los Reyes han mantenido en Zarzuela estas semanas para comprobar que no utilizaban mascarilla en esas circunstancias-, como tampoco lo han hecho el resto de personal que ha participado en el acto. Sin embargo, durante todo el acto se hace un esfuerzo por mantener cierta distancia: “hay una clara voluntad de evitar todo tipo de contacto físico. Mantienen una distancia que, sin llegar a ser social, no es propia de una unidad familiar y, aparentemente, también eluden la comunicación verbal aun habiendo finalizado el minuto de silencio. Esto se hace patente tras el pitido que marca el final del minuto de silencio cuando la Reina separa sus manos y mira al Rey para que le indique si ya pueden abandonar el recinto”, confirma la experta.

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