Sofía Troubetzkoy, la princesa rusa que también se casó con un alcalde de Madrid
Considerada una de las mujeres más fascinantes de su época, se casó con José Osorio, primer edil de la capital
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Este sábado seis de abril, Teresa Moreno Urquijo, analista inmobiliaria y sobrina nieta del Rey Juan Carlos, hará historia de Madrid al convertirse en la primera dama de la capital tras su «sí, quiero» con José Luis Martínez-Almeida, el primer alcalde de la ciudad en pasar por el altar en el ejercicio de su cargo. Sin embargo, Teresa, emparentada con la Familia Real ya que es nieta de la princesa Teresa de Borbón-Dos Sicilias, no será la única princesa en casarse con un alcalde de Madrid. Antes de ella, la rusa Sofía Troubetzkoy contrajo matrimonio en el siglo XIX con José Osorio y Silva, el marqués de Alcañices que gobernó en la capital durante casi diez años, concretamente desde 1856 hasta 1865. El enlace entre la que estaba considerada como una de las mujeres más elegantes y bellas de su época con el político y aristócrata se celebró el 20 de marzo de 1869 en Vitoria, cuando él ya no ejercía de alcalde.
Sofía era hija del príncipe Serguei Vassilievitch Troubetzkoy, teniente de caballería, y de Ekaterina Petrovna Moussine-Pouchkine, aunque su paternidad siempre fue un misterio. De hecho, a la propia princesa, nacida en 1838 en San Petersburgo, le gustó difundir el rumor de que, en realidad, su padre era el mismo Zar Nicolás I, ya que fue concebida durante una larga travesía del príncipe Troubetzkoy en el Cáucaso. A muy corta edad, se quedó huérfana y fue prohijada en la corte imperial rusa por la zarina Carlota, viuda de Nicolás I, y el nuevo zar Alejandro II. Allí pasó sus días hasta que en 1856, con 18 años, se casó con el embajador de Francia en San Petersburgo, Carlos Augusto de Morny, hermano por parte de madre de Napoleón III, casado con la emperatriz española Eugenia de Montijo.
Así llegó la princesa a España
Retrato de Sofía Troubetzkoy, por Winterhalter en 1863. (Museo del Castillo de Compiègne)
Casi diez años más tarde, en 1865, su marido falleció repentinamente. Se acabaron los días de lujo, las cenas de gala, los vestidos de alta costura, los retratos firmados por el mismo Franz Xaver Winterhalter, quien la inmortalizó en 1863. A los 26 años, la princesa se sumió en la tristeza más absoluta. Habían tenido cuatro hijos. Marie Eugénie, Auguste, Serge y Mathilde, quien fue amante de Liane de Pougy, bailarina de la Belle Époque, y de la escritora Colette, famosa por su obra Gigi. Sofía guardó un estricto luto hasta que un día de 1868, en una secrétaire, halló la correspondencia que su difunto marido había tenido con una amante. Fue así, como ese mismo año, cuando había cumplido tres décadas de vida, conoció en Deauville, meca de la aristocracia francesa, a José Osorio y Silva, duque de Sesto, cuatro veces grande de España y alcalde de Madrid entre 1856 y 1865.
Este aristócrata tenía 43 años y era el mejor amigo del Rey Alfonso XII. El antecesor de José Luis Martínez-Almeida, que también es antepasado de Ioannes Osorio, actual duque de Alburquerque y ex marido de la modelo Blanca Suelves, fue conocido en su juventud por su fama de rompecorazones. Estuvo enamorado de Francisca de Portocarrero, duquesa de Alba y hermana de Eugenia de Montijo, quien, a su vez, se enamoró de él. De hecho, cuando el emperador Napoleón III se le declaró, Eugenia escribió a José Osorio: «El emperador ha pedido mi mano, ¿qué debo hacer?». Él le contestó muy fríamente: «Que sea usted muy feliz».
Un palacio y un árbol de Navidad
Imagen del interior del palacio de Alcañices. (Fototeca del Patrimonio Histórico del Ministerio de Educación)
Volviendo a nuestra protagonista, así fue cómo la princesa rusa Sofía Troubetzkoy recaló en España. Tras su boda, el matrimonio se instaló en palacio de Alcañices de Madrid, un edificio ya desaparecido ubicado anteriormente en el lugar que hoy alberga el Banco de España de la capital, en frente de la actual sede del Ayuntamiento de la capital. Nada más llegar, la reina Isabel II de España la nombró dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa, esposa de Carlos IV. El palacio familiar fue lugar de tertulia para los intelectuales y también se convirtió en la primera casa española que albergó un árbol de Navidad. La duquesa lo montó en 1870 e instauró en nuestro país una tradición que se llevaba practicando en Rusia desde el siglo XVII.
La duquesa y su marido fueron grandes defensores de la restauración borbónica en la figura de Alfonso XII y contribuyeron en derrocar a Amadeo I de Saboya, quien llegó al poder tras la revolución que llevó a Isabel II al destierro del palacio de Castilla, en París. La princesa montó la llamada «rebelión de las Mantillas», un motín de un grupo de nobles que se vistieron con una mantilla sujeta al pelo con un alfiler con la flor de lis (el emblema de los Borbones) para hacer el vacío a la mujer de Amadeo I, la reina María Victoria, cuando acababa de llegar a la capital.
Aparte de estas conspiraciones monárquicas, a Sofía y Pepe, como era conocido familiarmente, les dio tiempo a ser felices. Ella murió en 1898 a los 60 años. Ese fue, qué duda cabe, un año funesto para España. Su marido exhaló su último suspiro en 1909, cuando contaba con 84 años. Aunque, naturalmente, influyó su edad, su estado de salud se agravó al resfriarse cuando salió a votar en las elecciones municipales a la alcaldía de Madrid, que tuvieron como resultado la salida de Alberto Aguilera y la entrada de José Francos Rodríguez. Afortunadamente, el próximo sábado 6 de abril, cuando José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo Moreno celebren la «boda del año», la temperatura en la ciudad será de 25 grados.