Meghan Markle reaparece diferente: su nuevo rostro divide a los expertos. ¿Dieta o retoques?
Tras dos años sin pisar Europa, la esposa del príncipe Enrique ha regresado con un rostro más afinado y definido
Consultamos a especialistas para entender si su cambio se debe a tratamientos estéticos o a una evolución natural

Meghan Markle ha vuelto a convertirse en tema de conversación tras su reciente aparición en el desfile de Balenciaga en París. Era su primer viaje al continente europeo desde 2022, cuando asistió al funeral de la reina Isabel II, y lo hizo para mostrar su apoyo al diseñador Pierpaolo Piccioli. Envuelta en un sofisticado look blanco, de líneas puras y minimalistas, la duquesa de Sussex acaparó todas las miradas, no sólo por su estilo inconfundible, sino también por el evidente cambio que muestra su rostro respecto a sus últimas apariciones públicas.
En redes sociales, el debate se ha intensificado. Una publicación viral de la cuenta The UnSussexfuI Duchess compara dos imágenes de Meghan con apenas seis años de diferencia, y el contraste resulta innegable: su rostro luce más afinado, con pómulos pronunciados y facciones más marcadas. La pregunta que muchos se hacen es si este cambio responde únicamente al paso del tiempo y a la pérdida de peso, o si detrás hay también la intervención de la medicina estética.
La imagen que circula en redes sociales —publicada por la cuenta TheUnSussexfuIDuchess— muestra un collage comparativo.
Para conocer la verdad y comprender mejor qué hay detrás de esta transformación, desde LOOK hemos consultado a varios expertos en medicina estética, quienes analizan con detalle los posibles factores naturales y clínicos que pueden explicar la evolución facial de la duquesa de Sussex.
Tres miradas médicas
La doctora Liseth Quintero, de la Clínica Trevi en Madrid, aporta una visión equilibrada sobre lo que podría estar ocurriendo en el rostro de la duquesa: “El rostro cambia con los años, y lo que vemos en ella es un fenómeno muy común llamado esqueletización facial. A medida que perdemos grasa y colágeno, los pómulos y la frente se vuelven más prominentes, los ojos parecen más hundidos y los contornos se marcan con mayor definición”. La especialista subraya que este proceso natural puede atenuarse con tratamientos preventivos, “como la estimulación de colágeno o la aplicación estratégica de ácido hialurónico, siempre buscando mantener la armonía y la identidad facial”.


La reaparición de Meghan Markle en París, durante el desfile de Balenciaga.(Foto: Gtres)
Una línea similar sigue Leo Cerrud, de Ma Belle Clinique, quien considera que la pérdida de peso es el factor más visible en la transformación de la ex actriz de Suits. “Cuando se pierde grasa facial, también se pierde parte de la juventud del rostro. Esa grasa es la que aporta volumen y frescura, y al desaparecer, el rostro se vuelve más afilado y anguloso”, señala. No obstante, advierte que el resultado no siempre favorece la expresión: “Se percibe una cierta rigidez, una tensión que puede aparecer cuando se busca demasiada perfección o simetría”.
Así logra una nariz más armónica sin cirugía
Por su parte, la doctora Elena García Jiménez, de la clínica Alejandro Segarra, apunta que Meghan podría haber recurrido a pequeños retoques preventivos tras una pérdida de peso notable. “Es posible que haya trabajado el tercio medio con inductores de colágeno o tratamientos láser para mantener la firmeza y la calidad de la piel, que es excelente en su caso. También se aprecia el uso de neuromoduladores en la parte superior del rostro para prevenir arrugas de expresión”, explica. En cuanto a la nariz, descarta una rinoplastia y apuntan a un sutil retoque con ácido hialurónico, una de las técnicas más discretas y naturales de la medicina estética actual.


Su look monocromático, firmado por Balenciaga, atrajo todas las miradas. (Foto: Gtres)
En este caso, el procedimiento se habría realizado en la fosa periforme -la zona situada a ambos lados de la base de la nariz, justo donde se unen las alas nasales con el rostro-. Lejos de modificar la forma de la nariz, este tratamiento busca corregir ópticamente la amplitud de la base nasal, suavizando las líneas y “cerrando” visualmente las fosas. Se trata de un retoque muy común en pacientes con rasgos latinos, afrodescendientes o mediterráneos, donde la base nasal suele ser algo más ancha de forma natural. No implica cirugía ni altera la estructura ósea: su objetivo es armonizar las proporciones del rostro manteniendo la identidad facial y étnica.
Entre la pérdida de peso y los retoques más sutiles
Más allá de la curiosidad estética, el cambio facial de Meghan Markle es también un espejo de una realidad universal: el rostro femenino evoluciona, madura, y con él cambia la manera en que nos percibimos y somos percibidas. Los avances en medicina estética ofrecen hoy herramientas eficaces para acompañar esos procesos sin perder naturalidad, buscando siempre la prevención y el equilibrio. En su caso, y a sus 44 años, su transformación no sólo habla del paso del tiempo o de posibles retoques, sino también de cómo la exposición mediática y las expectativas sobre la belleza femenina pueden influir en nuestras decisiones. Al final, su rostro -más anguloso, más definido y quizá más controlado- no deja de ser un reflejo de una etapa distinta, de una mujer que, más allá de su título y su historia, sigue evolucionando bajo la mirada constante del mundo.