La Generalitat acosa a un profesor de Historia por dar clase en castellano y criticar el separatismo
Algunas de las grandes familias catalanas hicieron su fortuna con el tráfico ilegal de esclavos durante el siglo XIX. La burguesía catalana se opuso a conceder autonomía a Cuba, y éste fue uno de los motivos que desencadenaron la guerra en la que España perdió su colonia. Destacados políticos catalanes apoyaron la Dictadura de Primo de Rivera, y luego el golpe de Estado de Franco, que fue recibido con alivio por la Iglesia catalana.
ERC tuvo su propia milicia paramilitar fascista durante los años 30, los Escamots que ahora regresan. Cataluña nunca ha estado «oprimida» económicamente por el resto de España, sino que se ha beneficiado de políticas proteccionistas y de un trato privilegiado. También durante el régimen de Franco, que situó en Cataluña grandes empresas públicas como Seat o el complejo petroquímico de Tarragona.
Explicar en sus clases de Historia estas verdades, que desmontan los grandes mitos del independentismo, le ha costado muy caro al profesor Francisco Oya. El artículo 155 de la Constitución ha pasado de puntillas por la Generalitat. La Administración autonómica sigue controlada por los independentistas que, ahora, persiguen al profesor Oya por dar clases en castellano y criticar el «supremacismo» nacionalista.
Francisco Oya preside la asociación Profesores por el Bilingüismo y es miembro del colectivo Historiadors per Catalunya, que combate el adoctrinamiento en las aulas. Después de 33 años de trayectoria como docente, en 2017 solicitó un traslado y comenzó a dar clases en el IES Joan Boscà de Barcelona, situado en el barrio de Sant Gervasi, próximo a Pedralbes. Es decir, en una de las zonas más acomodadas de la Ciudad Condal.
El libro de texto del número 2 de la ANC
La recepción por parte del director del centro, Ignacio García de Barrera, fue más bien fría: le advirtió que no le gustaban las opiniones que vertía en su cuenta de Facebook y en artículos publicados en varios medios. La dirección del centro había elegido como libro de texto de Bachillerato un manual de la Editorial Teide firmado por el vicepresidente y actual portavoz de la ANC Agustí Alcoberro, que repite todos los tópicos del secesionismo catalán.
El profesor Francisco Oya decidió enriquecer sus clases con materiales complementarios para analizarlos con los alumnos. Entre ellos, una recopilación de textos de varias figuras históricas del nacionalismo catalán (entre ellas, Enric Prat de la Riba y Francesc Macià), que destilan un profundo «supremacismo» racista.
El problema surgió en uno de los grupos de Bachillerato, en el que hay varios alumnos próximos a la CUP y ERC. Dos de estos jóvenes se quejaron ante el director del centro, que llamó a su despacho al profesor Francisco Oya. Allí le esperaba también la jefa del departamento de Ciencias Sociales, Montse Pantaleón, que es coatora del manual de Historia firmado junto al vicepresidente de la ANC, Agustí Alcoberro.
El director advirtió al profesor Francisco Oya que no le gustaba la recopilación de textos «supremacistas» que había facilitado a los alumnos y le prohibió expresamente utilizar en las clases cualquier material ajeno al libo de texto redactado por autores independentistas. Cuando el profesor de Historia le recordó que le ampara la libertad de cátedra, el director anunció que llamaría a una inspectora de la Generalitat.
Le han enviado tres inspectores
Pocos días después, el 13 de febrero, acudió al centro la inspectora Nieves Lorenzo-Galés para estar presente en el aula mientras el profesor Oya impartía su clase a los alumnos de Bachillerato. Su primer comentario fue para mostrar su sorpresa porque Francisco Oya imparte las clases en castellano, algo que «puede resultar punible», según hizo constar en su informe.
El director del centro comunicó luego al profesor de Historia que la inspectora se había llevado una impresión muy desfavorable y tenía previsto regresar para completar su trabajo. El profesor Oya solicitó que esta vez estuviera presente el jefe provincial del sindicato de funcionarios CSIF (del que es delegado no liberado) durante la visita de la inspectora.
Para evitarlo, el Departamento de Educación de la Generalitat (intervenida por el artículo 155) decidió adelantarse. Antes de la fecha prevista, el profesor Oya fue convocado de nuevo al despacho del director. Esta vez no le esperaba uno, sino dos inspectores de la Generalitat.
Cuando el profesor Francisco Oya se negó a responder a cualquier pregunta sin la presencia del representante sindical como testigo, los inspectores le anunciaron que le van a abrir un expediente. El pasado 4 de abril, un tercer inspector, Antoni Domènech Bonet (quien fue colocado por el PSOE en la alta inspección de Educación) acudió sin aviso previo al centro para amonestar al profesor Oya.
Niños ricos de Pedralbes, con la CUP
Mientras tanto, un reducido grupo de alumnos, hijos de familias acomodadas de Sant Gervasi que simpatizan con la CUP, han puesto en marcha una campaña contra el profesor Oya con pintadas, pancartas en el centro, recogida de firmas y mensajes en las redes sociales. Porque como dice el director de TV3 Vicent Sanchis «a la CUP le votan los ricos de Sant Gervasi, que son idiotas porque si un día gobierna la CUP lo perderán todo”.
El propio director, Ignacio García de la Barrera –que en la jornada del 1-O cedió las llaves del instituto para celebrar la votación del referéndum ilegal de independencia–, ha dirigido una carta a los padres de los alumnos para pedir que le apoyen frente al profesor que no comulga con el nacionalismo.
El diario independentista El Món se ha sumado a la campaña de acoso con un artículo en el que tacha a Francisco Oya de «ultraderechista, homófobo, machista y españolista». Algunos lectores han respondido difundiendo en el mismo medio fotos y datos personales de la mujer del profesor Oya. Al igual que hicieron los independentistas en su campaña de acoso contra la mujer del juez Pablo Llarena, que se ha visto obligada a abandonar Cataluña.
Pese a lo que sostiene el artículo difamatorio del diario El Món, el profesor Francisco Oya no es precisamente «ultraderechista»: de joven militó en el Partido de los Trabajadores de España (de obediencia marxista-leninista) y en las últimas elecciones catalanas del 21-D formó parte de la candidatura Unidos y Socialistas+ por la Democracia, nacida a partir de una escisión de Podemos. Pero la persecución y el acoso contra el disidente se ha convertido en una práctica habitual, dirigida desde la propia Generalitat del 155, en la república imaginaria de Puigdemont.
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