España

La pugna entre Calvo y Redondo amenaza la estabilidad en Moncloa

La gestión de la reunión con Torra, cuando Moncloa dudaba con si mantenerla o no, evidenció en público las diferencias entre ambos.

  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Iván Redondo no ostenta cargo de vicepresidente del Gobierno, pero tiene más poder que la vicepresidenta primera. Tal vez eso explique la creciente tensión entre el director del gabinete de Pedro Sánchez y la vicepresidenta Carmen Calvo.

No es nada nuevo: la guerra empezó tras ganar la moción de censura y aterrizar ambos en La Moncloa. Calvo no le considera de los suyos por no ser afiliado al Partido Socialista y esto, a una mujer que ha vivido toda la vida del PSOE, no le acaba de encajar. El director de gabinete, en un ejercicio de astucia, se colocó de adjunto a un fontanero del partido, Paco Salazar.

El aumento de competencias recibidas por Redondo, tras ser investido de nuevo Sánchez, ha agrietado aún más las relaciones entre ambos. El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, llegó a reconocer que el gurú del presidente «tiene más poder» que él mismo.

La mala relación entre Iván Redondo y Carmen Calvo amenaza ahora la estabilidad de Moncloa. La gestión de la reunión con Quim Torra, hace una semana, fue sólo la punta del iceberg de las discrepancias en el núcleo duro de Pedro Sánchez. Calvo apuntó que el encuentro tal vez no se produciría mientras Redondo, alineado con Iglesias -ambos mantienen ahora muy buena relación-, aseguraba que sí.

En un gesto inédito, el pasado 30 de enero la Secretaría de Estado de Comunicación -dependiente de la oficina de Iván Redondo- emitió un comunicado, minutos después de que Carmen Calvo pusiera en duda la celebración de la reunión entre Torra y Sánchez, zanjando el asunto con la confirmación que Redondo venía defendiendo.

En Moncloa temen que eso pueda volverse a repetir e incluso convertirse en una tónica habitual. Lo cierto es que pese a sus diferencias están obligados a entenderse al ser dos piezas claves en el día a día del presidente del Gobierno. Redondo piensa y Calvo ejecuta. Para eso los tiene.