Sánchez silencia a los críticos y exige «convivir» con las deslealtades de Podemos
El presidente Pedro Sánchez no quiere avivar más las tensiones internas y pide a los suyos silencio para dejar que Podemos se retracte
Aguantar y resistir. La resiliencia que Pedro Sánchez pregona para España como receta para superar la crisis económica derivada del coronavirus es la misma que exige ahora a los dirigentes, barones y cuadros del PSOE para aguantar los desplantes, deslealtades y ataques que reciben casi a diario de parte de sus socios de Podemos. El presidente asume que los morados no van a cambiar su forma de actuar y anima a los suyos a «convivir con su confrontación». Así lo trasladó este lunes a la Ejecutiva Federal de los socialistas.
La estrategia del jefe del Ejecutivo es clara: por ahora silenciar las críticas y dejar que sean los morados los que queden en evidencia y se desgasten. Sánchez no va a mover otra ficha. Pese a las exigencias dentro de sus filas para echarles del Ejecutivo, sobre todo después del cuestionamiento de la democracia española por parte de Pablo Iglesias o Pablo Echenique, el líder socialista aguantará. Paralelamente quiere que los suyos dediquen su tiempo a hablar bien de las bondades del Gobierno y vendan la acción gubernamental.
En Ferraz y en Moncloa son conscientes de que los morados son los que más se desgastan formando parte del gabinete ministerial. Aunque algunas de sus salidas de tono pueden afectar también a los socialistas, la incidencia sobre los de Sánchez, aseguran, es mínima. Sin embargo la defensa de unas posturas en la calle y el tener que asumir la realidad dentro del Gobierno por parte de Podemos, apuntan, «les aleja cada vez más del puritanismo que defienden». Y de su electorado.
«No pueden ser pueblo y poder»
Uno de los ministros de la bancada socialista resume la situación que viven los morados con un nítido «no pueden ser pueblo y poder». Lo dice tras los reproches por la actuación policial en las protestas por Pablo Hasél, aunque en la Ejecutiva el presidente evitó desautorizar a sus socios para no echar más gasolina al fuego. Otros dirigentes critican a sus socios por «hacer oposición desde dentro del Gobierno» con el desgaste que eso supone para la imagen de España. Es una de las cosas que más incomodan en Ferraz y por la que a diario le piden a Pedro Sánchez mano dura contra Podemos.
El presidente, cada vez más cansado y disgustado con los de Pablo Iglesias, de momento hace oídos sordos a las exigencias de dirigentes y barones socialistas. Pero algo ha cambiado. Si hasta hace poco defendía a capa y espada la relación con Podemos, ahora ya no es así. Continúa apostando por ella pero, si por algún motivo, se acaba rompiendo, recompondrá el gabinete con miembros únicamente del PSOE. Por ahora ya ha suspendido las relaciones bilaterales de coordinación como los maitines o los almuerzos con el vicepresidente. De momento no hay previsión de charla entre ellos.
Pero Pedro Sánchez no va a ser quien rompa el acuerdo que firmaron hace poco más de un año. Se limitará a castigar a los morados haciéndoles ver que ya no son imprescindibles. El acercamiento al PP para la renovación del Poder Judicial es muestra de ello. Respecto al acuerdo Podemos lamenta que se incumple a menudo. El último incumplimiento, según denuncian, con la voluntad del ministro José Luís Ábalos de no querer regular el precio del alquiler en la nueva Ley de Vivienda. Este mismo martes, antes del acto conmemorativo del 23-F en el Congreso, Iglesias ha asegurado que «es un error tensionar el Gobierno planteando que se puede incumplir un acuerdo o traicionar la palabra dada».
Y es que ahora en ambos lados de la coalición ya sí se admiten las tensiones que hasta hace unas semanas se negaban y se rebajaban a «diferencias entre partidos». Poco a poco. El hartazgo entre socios está provocando que día a día se visualicen más las grietas de la relación. «Que se vayan ellos», dicen en Ferraz, sobre la fórmula para arreglar los problemas existentes sin que Sánchez salga mal parado. De momento la consigna, no obstante, es aguantar. Aunque en el PSOE hablan ya de «situación insostenible», en privado, la portavoz de Moncloa, María Jesús Montero, en público habla de «Gobierno estable y firme».
En el cuartel general del Partido Socialista admiten que el rechazo del grupo confederal de Unidas Podemos a la Ley Zerolo ha marcado un antes y un después en las relaciones entre ambos partidos. Este mismo martes los podemitas se volvieron a desmarcar de sus socios en una cuestión de Estado, dónde acordaron unificar posturas y que la última palabra fuese la del presidente, para votar a favor de la enmienda de Esquerra Republicana en el Congreso que pide retirar la inviolabilidad del rey Felipe Vl.
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