Rajoy no logra calmar al PP: malestar por su pasividad contra C’s y la falta de autocrítica
La intervención de Mariano Rajoy, este lunes, ante la Junta Directiva Nacional del PP no ha servido para traer la tranquilidad interna al partido, revuelto desde la debacle electoral en Cataluña. La fotografía destacó más por las ausencias que por las presencias: ni Feijóo, ni Alonso, ni Albiol (que se disculpó en unas pruebas médicas) acudieron a la reunión del máximo órgano directivo de los ‘populares’. La secretaria general, María Dolores de Cospedal, estaba en Japón y Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León y conocido por sus críticas a Rajoy, decidió no moverse de su comunidad.
Como muchos vaticinaban, el presidente esquivó casi toda autocrítica por los nefastos resultados del 21-D y quitó incluso credibilidad a las encuestas que ya dan a Ciudadanos como vencedor en unas eventuales generales. De hecho, y aunque haya transcurrido casi un mes desde el 21-D, la intervención sonó a una réplica casi exacta del Comité Ejecutivo que el partido celebró el lunes siguiente a las catalanas.
El presidente solo admitió que las decisiones en Cataluña para devolver la legalidad, es decir, la activación del 155, fueron causa de los malos resultados del PP y asumió que, «como partido», se han cometido «errores». Pero no fue más allá.
De hecho, buena parte de la intervención la ocupó en defender la aplicación «blanda» del artículo de la Constitución, con una convocatoria inmediata de elecciones, una decisión que provocó un fuerte debate interno y el rechazo de un amplio sector del partido, incluido el propio presidente del PP catalán, Xavier García Albiol. Albiol no estaba presente hoy en Génova, debido a unas pruebas médicas.
Rajoy consideró que, con esa medida, «muchos se pudieron sentir frustrados», pero insistió en que la decisión del Gobierno «era cualquier cosa menos fácil». «Era un hecho excepcional y, como excepcional, debía ser corto», insistió.
En la reunión del máximo órgano directivo del PP hubo silencio y caras largas. Solo el presidente y el coordinador general, Fernando Martínez-Maíllo, tomaron la palabra. Tras el encuentro, tampoco hubo comparecencia ante la prensa.
El tono, acostumbrado, de Rajoy alimenta el malestar interno entre algunos dirigentes territoriales y cuadros intermedios que observan con mucha preocupación el devenir del partido.
Rajoy recurrió a lugares comunes: «Recuperaremos a nuestros votantes y conseguiremos nuevos apoyos en el futuro», dijo, en alusión a las próximas citas electorales, en 2019. Inmune a la inquietud interna, insistió también, en que los resultados de Cataluña no tienen por qué ser extrapolables: «Cada elección es un mundo en sí mismo», analizó, quitando mérito al ascenso de Ciudadanos, ya primera fuerza, según los sondeos.
Según Rajoy, el PP sigue teniendo «fortalezas» intocables, sobre todo, su claridad de discurso y su capacidad para generar empleo y activar la economía. Precisamente, a la economía confió también la recuperación de su partido, de cara a volver a ganar el Gobierno. «Dependemos de nuestro esfuerzo», fue el mensaje.
La visión del presidente encuentra cada vez menos adeptos. Internamente, las críticas se enfilan a su escasa iniciativa para afrontar cambios, bien sea de caras o de mensaje-un reproche frecuente entre sus mismos colaboradores- en su costumbre de esperar hasta el último momento. El líder del PP ya dejó claro en los últimos días que no tiene ninguna intención de remodelar su gabinete, a excepción del relevo forzado a Jorge Moragas, y, en todo caso, a Luis de Guindos, si se confirma su salida al BCE. En sus planes tampoco está realizar cambios drásticos en los objetivos de la legislatura, ni en la pose del Gobierno. Ni tampoco en la estrategia de comunicación, uno de los errores que muchos apuntan como principal causa de los últimos fracasos.
Rajoy sorprendió fijando, con el empleo, algunas nuevas prioridades, como la ley de cambio climático y transición energética, la ciberseguridad o, incluso, la proyección del idioma español.
El líder del PP ignoró en esta ocasión los grandes pactos de Estado, como el de Educación, pensiones o la reforma de la Constitución, pese a que, solo hace unos días, instó al partido a buscar el apoyo del PSOE en estos asuntos.
Además, avanzó su intención de «reforzar» el cartel de candidatos de cara a las próximas municipales y autonómicas. Una tarea, la de definir ya a los principales cabeza de lista, que en el PP y en las ‘baronías’ se considera urgente. Pero Rajoy no fijó plazos, ni avanzó nombres. En esto también hay críticas: se exige un sistema de primarias puro y sin ‘dedazos’.
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