El terrorista que atacó al autobús del Dortmund invirtió 75.000 euros y pudo ganar millones con el atentado
Tres artefactos explotaron el pasado martes 11 de abril al paso del autobús que transportaba a los jugadores del Borussia de Dortmund cuando se dirigían a su estadio para disputar un partido de la Champions. Un ciudadano germano-ruso ya ha sido detenido como sospechoso de perpetrar el atentado y todo hace indicar que actuó por motivos económicos. Concretamente, invirtió en corto, es decir, que apostó por la caída de los títulos del Dortmund, motivo por el cual perpetró el atentado, para lograr el desplome de las acciones del equipo alemán.
Según el comunicado de la Fiscalía, el sospechoso, Sergej W., de 28 años, adquirió el 11 de abril, el mismo día del atentado, 15.000 opciones o derechos de venta de acciones del Dortmund, a un precio de 5,71 euros por título, con un plazo de vencimiento hasta el 17 de junio de 2017, que pagó con un crédito que había contraído una semana antes.
Así, la intención del inversor en cuestión era provocar una muy fuerte caída de las acciones del Dortmund, por las que había apostado previamente a la baja usando un instrumento financiero. «Es una operación que le hubiera reportado pingües beneficios de no haber sido bloqueada por los responsables de su entidad financiera, que olieron a chamusquina y lo comunicaron a las autoridades. Jugando con las palabras, bien podemos decir que se trató de un acto ‘traderrista’ en toda regla», explica el analista Sebastián Puig en su página web.
Tal y como explica el experto, la inversión bajista consiste en que el inversor toma prestados títulos de un determinado mercado de valores para luego ofrecerlos a la venta con la intención de recomprarlos a menor precio en el futuro, devolviendo en ese momento los títulos al prestamista (y embolsándose la ganancia).
«En esta historia, el tal Sergej quería ponerse corto contra las acciones del Borussia Dortmund con todo el dinero que pudiera obtener (un crédito de 79.000€, según el Consejero de Interior de North Rhine-Westphalia) y sacar tajada de la eventual caída de cotización producida por su ataque con bombas. Sin embargo, en lugar de utilizar short selling, recurrió a otro instrumento financiero más sofisticado, los llamados put warrants o derechos de ventas de acciones», continúa el analista.
Pero, ¿Cómo funciona un put warrant? Según explica Sebastián Puig, «un put warrant es un derivado financiero que concede a su titular el derecho a vender un determinado número de títulos de un activo financiero a un precio establecido hasta una fecha tope. En el caso que nos ocupa se trata de acciones, pero los derechos de venta también pueden referirse a materias primas, divisas o incluso índices bursátiles».
El experto pone un ejemplo. Imaginemos que una persona adquiere un put warrant por valor de un euro, lo que le da derecho a vender una acción de esa empresa a un precio establecido, por ejemplo, en 30 euros. Pongamos que el valor cotiza en 35 euros, con lo que el inversor en cuestión espera que el título pierda cinco euros antes de la fecha de expiración del derecho.
En caso de que el valor en cuestión pierda los 30 euros, y siempre que no pierda los 29 (ya que hemos adquirido un put warrant por valor de un euro), el inversor ya podría ejecutarlo y efectuar la venta, aunque con pérdidas. Imaginemos que la acción está a 29,5 euros cuando el inversor lo vende. La ganancia que obtendría por la venta serían los 30 euros pactados, menos los 29,5 euros en los que cotiza actualmente, es decir, 50 céntimos. Sin embargo, Puig recuerda que a ese resultado positivo aún habría que restarle el coste del put warrant, que es de un euro, por lo tanto se perderían 50 céntimos.
Eso sí, una vez la cotización pierda un euro por acción (nuestra apuesta), -es decir, una vez el título pierda los 29 euros- todo lo que se obtenga a partir de ahí serían ganancias, y cuanto mayor sea la caída, más ganará el inversor en cuestión.
Puig: «Se estima que, de haberle salido bien la jugada, hubiese podido ganar más de 3 millones de euros»
Tal y como apunta Puig, imaginemos ahora que ese inversor hubiera adquirido 75.000 euros en put warrants a 1 euro cada uno, y que decide ejecutar su derecho antes de vencimiento porque el precio de la acción se ha desplomado hasta los 15 euros:
Put warrants, número de unidades: 75.000 (a 1 euro cada una)
Strike price: 30 euros
Importe obtenido al ejecutar la venta: 75.000 x 30€ = 2.250.000€
Cotización de X al ejecutar los puts: 15€
Valor de las acciones a la venta: 75.000 x 15€ = 1.125.000€
Ganancia total: 2.250.000€ – 1.125.000€ – 75000€ = 1.050.000€
«En definitiva, con 75.000 euros el inversor ha conseguido embolsarse la friolera de 1.050.000€ netos del ala. Ganancia que todavía hubiera podido ser más elevada con un mayor desplome de los títulos. Eso es precisamente lo que pretendía conseguir el atacante de Dortmund. Se estima que, de haberle salido bien la jugada, hubiese podido ganar más de 3 millones de euros. Ahí es nada», concluye Puig.
Es decir, que este ‘inversor’, por llamarle de algún modo (Puig le llama acertadamente «traderrista»), buscó un mal mayor para haber provocado una caída fuerte en las acciones del Dortmund. «Se creyó el más listo de la clase, pero en su peligrosa fantasía olvidó que siempre hay gente más preparada y profesional que sabe hacer su trabajo. Bien por la policía alemana y bien por los responsables de la entidad financiera que ataron cabos», aplaude Puig.
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