Lagarde admite que la inflación bajará más lento de lo previsto pero descarta subir tipos en 2022
La inflación bajará más despacio de lo previsto pero no subirá tipos en 2022. Es el mensaje que ha lanzado este lunes la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. En su opinión, en 2022 no se cumplirán todavía las condiciones necesarias para elevar los tipos, actualmente en el 0%, pese a que los precios podrían seguir altos de manera persistente su la energía mantiene los costes actuales y «persisten» los problemas en la cadena de suministro.
«Si adoptáramos un enfoque más restringido haría más mal que bien», ha subrayado la francesa en una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara en la que ha insistido en que el próximo año no se darán las condiciones que el instituto emisor se ha marcado para empezar a subir los tipos.
«A pesar del aumento de la inflación, las perspectivas para la inflación en el medio plazo siguen siendo débiles y es muy improbable que se cumplan estas tres condiciones el próximo año», ha afirmado la presidenta del BCE.
El análisis de la institución monetaria europea, ha explicado, sigue vaticinando que el nivel de precios se situará por debajo del nuevo objetivo «simétrico» del 2% en el medio plazo y eso explica que el BCE opte por seguir con su política monetaria actual.
En concreto, Lagarde ha señalado que el incremento de la inflación se explica por tres factores: los precios energéticos, el aumento de la demanda que acompaña la recuperación y la retirada del IVA reducido en Alemania, que desaparecerá «mecánicamente» en enero de 2022.
En todo caso, la presidenta del BCE ha admitido que la inflación podría continuar en niveles altos si los precios de la energía, que explican la mitad del aumento de los precios, siguen creciendo y «persisten» los ‘cuellos de botella’ en la cadena de suministro.
«Esto podría provocar salarios más altos y en consecuencia precios mayores. Pero hasta ahora, no vemos evidencias de esto en los datos de los salarios negociados. Vemos que el crecimiento salarial el próximo año será mayor que este, pero el riesgo de efectos secundarios sigue siendo limitado», ha explicado.
Con respecto al programa de emergencia pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés), ha remarcado que un endurecimiento «indebido» de las condiciones de financiación «no sería deseable» y representaría un «injustificable viento de cara para la recuperación».
Menos recuperación
Con respecto a la recuperación económica, Lagarde ha señalado que el impulso se está «moderando» debido a los cuellos de botella existentes por el lado de la oferta y, precisamente, al incremento de los precios de la energía.
El gasto de los hogares es «sólido», ha afirmado, pero los problemas en la llegada de materiales y equipos y en el mercado laboral están afectando negativamente a la producción industrial y debilitando las perspectivas de crecimiento en el corto plazo.
Además, ha advertido de que, aunque la duración de las deficiencias en la cadena de suministro son «inciertas», es «probable» que se prolonguen durante «varios meses» y sólo se superen de manera gradual a lo largo de 2022.
Por el contrario, desde el punto de vista de los vientos a favor, la presidenta del BCE ha apuntado que los hogares europeos «todavía tienen un exceso considerable de ahorro que podría impulsar los niveles de actividad».
Vivienda e inflación
Lagarde también ha aprovechado su última audiencia ante la comisión económica del Parlamento Europeo para explicar el proceso previsto por la institución monetaria para incorporar el coste de la vivienda en propiedad en el cálculo de la inflación.
La francesa ha señalado que únicamente tendrá que tenerse en cuenta en el cálculo la parte del coste de la vivienda que se dedica al consumo para que éste siga siendo el foco del IPC armonizado (HICP). «Sin embargo, hacer esto es bastante complicado desde el punto de vista técnico», ha avisado Lagarde.
La hoja de ruta del BCE contempla cuatro etapas y la primera se centrará en construir un índice analítico que incluya la vivienda en propiedad para análisis internos, mientras que Eurostat entrará en la segunda fase para publicar un HIPC «experimental» cada trimestre que ya incluya el nuevo consumo a tener en cuenta.
De forma paralela, comenzará el trabajo legal necesario para tener un índice de precios oficial, disponible según la hoja de ruta en 2026. El último paso sería incluir el coste de las viviendas en propiedad con una frecuencia mensual en el indicador armonizado del IPC para que sea «totalmente» utilizado para objetivos monetarios.
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