Economía

El cambio de sede de Caixabank y Sabadell deja a Cataluña sin sedes sociales de ningún banco

Cataluña ha pasado en solo una década de tener un total de diez cajas de ahorros a ser una comunidad que no tiene la sede social de ningún banco, aunque tanto CaixaBank como el Sabadell mantendrán sus servicios centrales en Cataluña. La reordenación del mapa bancario como consecuencia de la crisis, principalmente, y la hipótesis de que el Parlament de Cataluña pueda hacer una declaración unilateral de independencia de manera inminente han sido los catalizadores de esta situación.

En 2007 Cataluña contaba con la Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona (La Caixa), Caixa Catalunya, Caixa Penedès, Caixa Terrassa, Caixa Sabadell, Caixa Girona, Caixa Tarragona, Caixa Manresa, Caixa Laietana y Caixa Manlleu.

En mayo de 2010, y tras una crisis marcada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa decidieron dar luz verde a su fusión para acabar creando Catalunya Caixa, marca comercial de Catalunya Banc.

También ese año, pero en marzo, los consejos de administración de las cajas de Sabadell, Terrassa y Manlleu aprobaron fusionarse para dar lugar a Unnim.

En cuanto a Caixa Laietana, optó por integrarse en junio de 2010 en una ‘fusión fría’ -un Sistema institucional de Protección (SIP)- con Caja Madrid y Bancaja, un conglomerado del que acabó saliendo Bankia.

También en junio de 2010, Caixa Penedès decidió integrarse en el SIP creado entre Caja Murcia, Caja Granada y Sa Nostra, del que saldría Banco Mare Nostrum (BMN), mientras que La Caixa acabaría quedándose con Caixa Girona en noviembre de ese año.

Salvo La Caixa, que convirtió su negocio bancario en CaixaBank, las agrupaciones de cajas no superaron la crisis y necesitaron ser absorbidas posteriormente por otros actores bancarios. Así, Catalunya Caixa acabó en manos del BBVA en julio de 2014, al igual que Unnim, que también pasó a depender del BBVA en marzo de 2012.

Por su parte, Laietana fue una de las entidades que formaron parte de Bankia, que salió a bolsa en 2011, que luego sería rescatada, al igual que Catalunya Caixa. Asimismo, a mediados de septiembre de ese año las juntas de Bankia y BMN aprobaron su fusión, y el Sabadell se quedó a finales de 2012 con el negocio de BMN en Cataluña y Aragón, muy vinculado con Caixa Penedès.

Finalmente la crisis acabó con las cajas catalanas, a pesar de que el exconseller de Economía de la Generalitat Antoni Castells aseguró al inicio de la reestructuración de las cajas: «En esta colada no tenemos que perder ni una sábana» («En aquesta bugada no hem de perdre cap llençol»).

Tras la desaparición del modelo de cajas catalán, la incertidumbre creada por la crisis política abierta en Cataluña por el proyecto independentista impulsado por el PDeCAT, ERC y la CUP ha hecho que el Banco Sabadell decidiera esta semana trasladar su sede a Alicante y CaixaBank optara por llevar la suya a Valencia.

Aunque se trata solo de una modificación del domicilio social y ambas entidades mantienen en Cataluña sus servicios centrales y su operativa, se trata de una decisión sin precedentes y con un fuerte impacto simbólico, además de tributario.

También Banco Mediolanum y la cooperativa Arquia Banca han anunciado que se llevan la sede social fuera de Cataluña, la primera a Valencia, y la segunda, que estaba tramitando la ficha bancaria, a Madrid. Así pues, teniendo en cuenta las sedes sociales, Cataluña retiene prácticamente solo la sede de la cooperativa de crédito Caja de Ingenieros.

Fuentes de la Generalitat han asegurado a Efe que, más allá de estos anuncios de cambios de sedes sociales, el impacto de estos cambios en términos fiscales para la Generalitat es «mínimo» aunque en la banca menos no es más.