El sistema le funciona a Ancelotti. El italiano ha cambiado la forma de jugar del Real Madrid esta temporada. Carletto siempre ha sido fiel al esquema 4-3-3. Era su dibujo tanto en la primera etapa como entrenador madridista como en esta segunda. Pero este curso le tocó cambiar. Por primera vez se quedó sin ningún integrante de la BBC. Tras las marchas de Cristiano Ronaldo y Gareth Bale, este verano llegó la de Karim Benzema. Esto, acompañado a la ausencia de un delantero que pueda compaginar en el once titular con Rodrygo y Vinicius, ha provocado que el esquema sea otro diferente.
Ancelotti comenzó la pretemporada apostando por un dibujo con cuatro defensas, un centro del campo en el que forman cuatro futbolistas con Bellingham como punta del diamante. Y por delante de todos, combinando la banda con el centro del área, Rodrygo Goes y Vinicius Junior. Un 4-4-2 en rombo que, salvo que haya algún cambio inesperado en estos momentos, será el dibujo preferido del italiano esta temporada.
Hasta el momento, este nuevo dibujo está surtiendo el efecto esperado. En pretemporada el equipo mostró una debilidad defensiva propia de los ajustes que conllevan estos cambios, pero en cuanto han encontrado el equilibrio necesario ha quedado patente la superioridad de un equipo extremadamente joven, lleno de calidad y con unos futbolistas tremendamente físicos.
Ante el Athletic, los cuatro jugadores del centro del campo -Tchouaméni, Valverde, Camavinga y Bellingham- fueron capaces de ahogar al rival en la primera mitad. Y en la segunda, se remangaron para ser un muro defensivo. Lunin no tuvo que parar porque siempre apareció un futbolista del Real Madrid que evitaba que la pelota llegase a su arco.
Este es lo que más satisfecho dejó a Ancelotti y lo que le confirmó que está dando con la tecla. Ofensivamente, nunca ha dudado de que el equipo iba a generar ocasiones de gol que, con la calidad que tienen, iban a terminar transformando. Por lo tanto, el objetivo estaba en cerrarse atrás, siendo un equipo mucho más comprometido, justo lo que se vio en San Mames. En ese punto recae la fórmula del éxito madridista.
