Puedo escribir las líneas más tristes hoy, las que nunca imaginé que escribiría y menos después de que el madridismo canonizara para la eternidad a Sergio Ramos tras su celestial cabezazo en Lisboa. El capitán del Real Madrid más grande en 50 años, del más exitoso, del más laureado, del mejor, se va. Sergio Ramos se va. No me lo voy a creer ni aunque lo escriba cien veces como un niño castigado en la pizarra.
No por televisado el divorcio duele menos. Sergio Ramos y el Real Madrid habían formado una pareja estable, con sus discusiones y sus altibajos, igual que ocurre en las mejores familias. Incluso alguna infidelidad de por medio y algún momento de crisis, pero tanto el capitán como el presidente habían sabido resolver sus discrepancias «en cinco minutos», según presumían las dos partes.
Sergio Ramos fue el primer galáctico español de Florentino Pérez y, con la perspectiva que da el tiempo, su mejor fichaje junto a Cristiano Ronaldo. Uno de los mejores jugadores de la historia del Real Madrid, un tipo con fútbol y pelotas, con gol y carisma. Un líder. ¿Es Sergio Ramos perfecto? Evidentemente no, pero se le acerca bastante.
Su marcha deja en el Real Madrid un cráter imposible de llenar que igual acaba provocando la erupción del Bernabéu a poco su sustituto pegue un par de cantes. El oficio de central del Real Madrid es una profesión de riesgo y la de capitán es más difícil que la de ministro. Sergio Ramos ha ejercido ambas con honradez y valentía. Sus errores caben en una bolsa del Mercadona y para sus aciertos necesitas que Juan Roig te envíe un par de trailers.
Con Ramos se rompió el molde
En el divorcio entre Sergio Ramos y el Real Madrid los dos pierden. El jugador, porque tiene que abandonar antes de tiempo el equipo de su vida (además del Sevilla, claro), porque aún le quedan ganas y tiempo para levantar más títulos y porque se había ganado inaugurar el nuevo Bernabéu a lomos de Yucatán. La estatua, desde luego, yo se la hacía. Ahora tendrá que buscar una nueva aventura y del Real Madrid para abajo todo es ir a peor.
Pero el Real Madrid también pierde porque no va a encontrar un Sergio Ramos en el mercado, sencillamente, porque no lo hay. Centrales top, apenas media docena (Koundé, Pau Torres, Srkiniar, Giménez, Romero o Rubén Días), pero ninguno es Sergio Ramos… ni lo será nunca. Por no hablar de que al club blanco le habría salido más barato renovar a su capitán que acudir al mercado a fichar a un sustituto.
Hoy en el Real Madrid es el día uno d.d.SR., el primer día después de Sergio Ramos.