El Real Madrid se ha proclamado campeón de la Liga Santander a falta de una jornada gracias a un excelente final. Los madridistas han llegado más fuertes que el resto a la reanudación del campeonato, gracias al pleno de 10 victorias tras el parón. Sin embargo, no ha sido un camino fácil. A la, ya de por sí difícil, labor de disputar y ganar todos los encuentros jugados hasta la fecha en este calendario exprés, se unen las complicaciones impuestas por Tebas y Roures en los horarios, en los que los madridistas han sido claramente perjudicados.
El conjunto blanco ha tenido que superar todo tipo de obstáculos para hacerse con el título. Para empezar, los madridistas han tenido 143 horas menos de descanso que sus rivales en estas 10 jornadas. Casi todos sus rivales, excepto la Real Sociedad y el Getafe, descansaron más que ellos antes de enfrentarse, acumulando los madridistas una media de 83,6 horas descanso entre partido y partido.
Sin embargo, en cuatro ocasiones han jugado con 70 horas de diferencia, llegando a ser de 62 horas entre la jornada 33 y la 34, cuando se midieron al Athletic. Los madridistas apenas han descansado en este final de curso, viéndose obligados a disputar tres partidos en un espacio de 142 horas -menos de seis días-, en las últimas tres fechas jugadas.
Comparándolo con el Barcelona, los culés han dispuesto en total de 36 horas menos de descanso que sus contrincantes o, lo que es lo mismo, entre jornada y jornada tenían cuatro horas de media menos de refresco que sus rivales, por las 15 horas de más de las que disponían los del Madrid.
Pero las inclemencias del calendario no terminan ahí. El empeño de LaLiga y los operadores televisivos por no hacer coincidir al Real Madrid y al Barcelona el mismo día, salvo cuando fuese inevitable (como en la jornada unificada), ha provocado que los blancos hayan jugado en ocho de nueve encuentros posibles sabiendo el resultado de su máximo rival en la lucha por el título.
A la presión evidente por el título, los blancos han sumado la de saltar al césped partido tras partido con menos ventaja sobre los de Setién de la que contaban al inicio de la jornada, viéndose obligados a ganar para, al menos, mantenerla. Sin embargo, los madridistas han conseguido aislarse de estas circunstancias externas a lo deportivo, sobreponiéndose a las dificultades planteadas por Tebas y Roures, para finalmente ganar un nuevo título liguero.