Un gol de Vinicius, a pachas con Piqué, decidió el Clásico y dio la victoria a un Real Madrid que trituró al Barcelona en la segunda parte. Mariano en la prolongación terminó de ajusticiar al equipo de Setién. Los de Zidane recuperan el liderato y vuelven a tener la Liga en sus manos. O en sus pies.
Después de la que lio ante el City Zidane se contuvo en la alineación del Clásico como un diabético en el Dunkin Donuts. Dejó su impronta, faltaría más, con la presencia de Marcelo entre los elegidos y mandó al banquillo a Modric para recuperar a Kroos. También Vinicius repetía como pareja de Benzema. Terminaré advirtiéndoles de que la presencia de Bale en el banquillo dejó de ser noticia mucho tiempo ha.
En el Barcelona Setién dispuso un once comedido y de toque, muy de su perfil. Umtiti formaba dueto con Piqué en el centro de la defensa y Arthur entraba al centro del campo junto a Busquets, De Jong y Arturo Vidal, ese verso suelto que no casa en el equipo azulgrana. Sin novedad en el resto. Y sí, lamentablemente para el Madrid, jugaba Messi.
Ni Real Madrid ni Barcelona llegaban bien al Clásico. Tiesos, fundidos, sin brillo, los dos trasatlánticos del fútbol español llevan tiempo haciendo aguas. El Bernabéu dictaría sentencia, en primera instancia, eso sí, para una Liga que ninguno parece querer ganar. Y en estas disertaciones y otros pensamientos arrancó el duelo.
No fue un inicio furioso ni agitado. Al contrario. Ambos equipos tocaban con precisión pero sin ritmo. Tampoco la presión era asfixiante ni en blancos ni en azulgranas. El Clásico era una balada de Álex Ugabo: lento, triste, taciturno. A esa velocidad igual podían jugar hasta Zidane y Setién.
Contacto con tacto
Metro a metro fue empujando el Real Madrid hasta acumular tres inofensivos córners en seis minutos. También Mateu se apuntó a chupar cámara en el Clásico con una amarilla rigurosísima a Vinicius en el minuto 10. La intención del Barcelona era cantar una nana a la pelota con pases y pases y más pases y, de paso, adormecer el partido y sedar al Bernabéu. El Madrid, por contra, buscaba el juego directo con Vinicius y Benzema muy activos arriba.
Una gran contra de Marcelo fue el primer aviso del Real Madrid en el minuto 20. El brasileño se incorporó bien, pero eligió mal el centro cuando tenía solito a Isco en el punto de penalti. Respondió el Barça con una jugada calcada que finalizó Griezmann dentro del área con un disparo defectuoso como un coche con tres ruedas.
Con el paso de los minutos Real Madrid y Barcelona empezaban a mostrar algunas de sus muchas costuras. Dos equipos a medio hacer con más defectos que virtudes, pero con jugadores estupendos. De nuevo Mateu emergió en el Clásico al dejar sin sanción (y sin amarilla) una acción de Jordi Alba sobre Fede Valverde. Era la segunda, claro. Demasiado pronto el minuto 31 para dejar al Barça con diez.
Salvador Courtois
Dos minutos después fue Courtois el que emergió en el Clásico con una descomunal mano a Arthur después de una cantada de Kroos. El meta belga, igual que ante el Manchester City, sostuvo a su equipo en un momento de apretón. Repetiría el belga acción salvadora ante Messi en el 38. El disparo del argentino le salió centrado y Courtois lo repelió con firme mano.
Luego una contra de Vinicius, terminada tan mal como (casi) todas sus jugadas, provocó la ira del público del Bernabéu, al que se le empieza a agotar la paciencia con lo mal que elige el brasileño cada vez que llega al área. Fue la última acción reseñable antes de que Mateu señalara el camino de los vestuarios.
Reanudóse el Clásico con el mismo ritmo cansino. El Barcelona tocaba y el Real Madrid trataba de buscar las contras pero sin velocidad ni precisión. Era un partido entre dos equipos venidos a menos como aquellos nobles del siglo XIX a los que sólo les quedaba el apellido. Vinicius seguía, una y otra vez, equivocándose y exasperando al Bernabéu.
Al Barcelona se le apareció Ter Stegen en el 55 con una mano de otro planeta a un tiro de Isco que buscaba la escuadra. Rondó el gol el malagueño, igual que cinco minutos después con un cabezazo que volvió a sacar bajo palos Ter Stegen con otro paradón monumental y luego Piqué bajo los palos.
Perdona el Madrid… y ‘marca’ Piqué
Definitivamente, el Real Madrid se había hecho con el Clásico, pero no paraba de perdonar ocasiones. Como la de Benzema a bocajarro en el 62. El disparo del francés se marchó por encima de la portería del Barcelona. El cántaro de los blancos iba mucho a la fuente azulgrana, pero parecía irrompible.
Setién se dio cuenta y metió a Braithwaite por Vidal. Menos de un minuto tardó el flamante delantero del Barcelona en mostrar sus credenciales en el Clásico. Reventó a Marcelo en velocidad y se plantó delante de Courtois. Entre el belga y Varane evitaron el gol azulgrana.
Un minuto después se cumplió la ley del fútbol. Y marcó el Real Madrid. Marcó Vinicius. Bueno, en realidad medio gol es de Piqué, que desvió la pelota lo justo para descolocar a Ter Stegen y que marcaran los blancos. Vinicius lo celebró como si fuera suyo. Y el Bernabéu también, que no era para menos.
Botaba el Bernabéu de alegría y el Clásico entró en trance. Marcelo evitó un gol cantado en el mano a mano con Messi y lo celebró más que una Champions. Se lo merecía el brasileño que ha sido crucial en la década prodigiosa del Real Madrid. Reaccionó Zidane para poner freno al vértigo y metió a Modric por Isco para aguantar la pelota. También Setién, que quitó a Griezmann para sacar a Ansu Fati y a Arthur para meter a Rakitic.
Pasaron los minutos finales, apretó el Real Madrid más que el Barcelona, incluido el postrero gol de Mariano ya en la prolongación, y los de Zidane acabaron llevándose una victoria que se trabajaron con sufrimiento en la primera mitad y lograron con un fútbol vertiginoso y total en la segunda. El Clásico devolvió a los blancos el liderato de la Liga. A ver si lo aguantan hasta el final.