Un Real Madrid tristón, cabizbajo y sin tino asistió de cuerpo presente a su propio funeral en Valdebebas. Acudió al sepelio un buen Alavés, pero a los blancos los enterraron entre el colegiado, Cordero Vega, y el VAR, que se comieron sendos penaltis a Hazard y a Marcelo. Los vitorianos se pusieron 0-2 y el postrero gol de Casemiro llegó demasiado tarde para los blancos, que ya están a seis puntos del Atlético y con un partido más.
Zidane insistía con Marcelo. A cabezón le ganan pocos a Zizou. Lejos de ponerle la cruz al brasileño, le daba otra vez la camiseta de titular. Era uno de los pocos cambios en el once del Real Madrid sobre los que jugaron el miércoles ante el Inter. Había otros dos: Casemiro, ya recuperado del Covid, que recuperaba su puesto como el manitas del centro del campo, y Asensio, que entraba en el costado diestro del tridente de ataque porque a Lucas Vázquez, el multiusos de Zidane, le tocaba volver al lateral. Rotaban Mendy y Ödegaard, dos de esos chicos que le dan vigor al Madrid.
Con la victoria en Mestalla del Atlético, al que se le está poniendo cara de campeón de Liga, el Real Madrid no podía permitirse un black saturday, porque ya ha agotado su cupón de pifias esta temporada: derrotas ante el Cádiz y en Mestalla y los empates en Anoeta y La Cerámica. Enfrente tenía a un Alavés que llegaba a Valdebebas como uno de esos equipos con piel de cordero que te pueden complicar la vida. Basta con nombrar a sus dos delanteros, Joselu y Lucas Pérez, para que sepan de qué les hablo.
Y no salió ni timorato ni miedoso el Alavés. Al contrario. Se adueñó de la pelota y presionó arriba al Real Madrid. A alguien se le fue la mano con la manguera y la pelota despedía gotas de agua al rodar. Antes siguiera de entrar en calor el Real Madrid quiso pegarse un tiro en el pie. Primero Marcelo concedió un córner estúpido por hacerse la picha un lío. Luego Nacho cometió un penalti al despejar con el brazo (sin querer, pero le dio) un cabezazo de Laguardia en el segundo palo.
El Madrid empieza torcido
Courtois adivinó el lado al que lanzó Lucas Pérez, pero no llegó a desviarlo y encajó el quinto penalti consecutivo que le pitan en contra al Real Madrid. Pues nada, otra vez a remar con el viento en contra y rachas de marejada a fuerte marejada en Valdebebas. Los blancos se aferraban a la estadística porque el Alavés llevaba 20 años sin ganar… en el Bernabéu. Al fútbol, desde luego, no podían asirse.
La pelota seguía en los pies del Alavés. Tanto que Casemiro tuvo que marcar el territorio y vio una amarilla por repartir un truco a Lucas Pérez. Los de Machín campaban a sus anchas en Valdebebas. El Real Madrid había presentado la dimisión en pleno. Hazard decidió presentarse al partido a los 20 minutos con una jugada individual. Dividió por el centro pero su disparo, muy centrado, lo repelió con mano Pacheco. En el rechace hubo penalti de Duarte a Hazard, pero ni Cordero Vega ni el VAR compraron la caída de Hazard.
Pero el Real Madrid siguió empeñado en suicidarse y pudo encajar el 0-2 en el 23. Lo evitó Courtois con una genialidad en un mano a mano con Lucas Pérez. El belga aguantó en el uno contra uno sin vencerse al suelo y cuando el delantero intentó la vaselina, el meta sacó su larguísimo brazo para evitar un gol cantado.
Hazard, cazado y lesionado
Las malas noticias se tornaron pésimas para el Real Madrid antes de la media hora de partido. Habían cazado a Hazard en una dura entrada en el medio campo y el belga no pudo continuar. Otra vez su tobillo operado. El madridismo contenía la respiración. Le sustituyó Rodrygo, que tardó un mundo en salir porque estaba en el banquillo vestido para hacer la comunión, no para jugar al fútbol: sin botas, sin camiseta… Así son los futbolistas millenials. Y hablado de millenials, ¿qué pasa con Vinicius, Zizou?
Trató de coser sus heridas el Real Madrid como Rambo en Acorralado: a lo bestia. El balón parado era su aguja pero le faltaba el hilo que siempre aporta Sergio Ramos, una de las bajas notables que tenía Zidane para este partido. El caso es que nos asomábamos al descanso y los blancos sólo llevaban un tiro a puerta.
Otro fenómeno paranormal ocurrió en Valdebebas en el 38. Rodrygo hizo falta en la presión, Cordero no la pitó y Kroos se plantó solo en el área. Le poseyó el espíritu de Higuaín y tiró al muñeco dos veces ante Pacheco, que estuvo acertado con sendos pies (sí, sí, pies) salvadores.
¿Hay alguien en el VAR?
Y siguió acumulando desgracias el Real Madrid con otro penalti que se comieron a pachas entre Cordero y el VAR. Laguardia tiró del pelo a Marcelo dentro del área. Era un penalti como el piano de Pablo López. Es imposible que no lo vieran los del VAR salvo que se les hubiera ido la luz en Las Rozas. El caso es que, entre unos y otros, el penalti se fue al limbo y con él, el primer tiempo.
En la reanudación el Real Madrid decidió pegarse un tiro en el otro pie. Esta vez fue Courtois el pistolero. El meta belga controló con el pecho y dio una involuntaria asistencia a Joselu. Fue una cantada grosera, un error impropio de un portero de su nivel. El Alavés, sin comerlo ni beberlo, se vio ganando 0-2 en Valdebebas.
El Real Madrid acusó el sopapo y se desconectó de golpe del partido. Se cayó. Llegó a la hora de duelo sin asomarse al área de Pacheco en toda la segunda parte. Zidane trató de agitar el partido con un cambio: Vinicius por un desdibujadísimo Asensio. Pudo llegar el 0-3 en el 63 en un mano a mano de Lucas Pérez que abortó Courtois con una buena mano. Los de Zidane eran una verbena de equipo.
Zidane hizo un triple cambio a la desesperada en el 68. Fuera Marcelo, Kroos y Modric. Dentro Mendy, Isco y Ödegaard. Quizá ya era tarde para un Real Madrid que era una oda a la impotencia. Lo intentaban los de Zidane, sí, pero no les daba. Ofuscados, sin ritmo, sin imaginación y sin talento. Ya lo hemos dicho mil veces, pero a este Real Madrid no le da.
Parecía que el Real Madrid no iba a marcar aunque el partido hubiera durado más que Amar es para siempre. Lo intentó hasta el final más por necesidad y por vergüenza torera que por convencimiento. Consiguió Casemiro el 1-2 en el 85 a la salida de un córner, pero ya apenas le quedaba tiempo. Un par de arreones sin suerte, incluido un tiro al travesaño de Isco, y pitido final. Los blancos sellaron su tercera derrota en este arranque liguero y ya están a seis puntos del Atlético… con un partido más. Demasiada desventaja tan pronto.