Una de las imágenes más sorprendentes que dejó la victoria del Real Madrid frente al Mallorca en la jornada 5 de la Liga Santander fue el preocupante estado del césped del Santiago Bernabéu. En diferentes lugares del terreno de juego se pudieron ver diferentes calvas que dificultaron el desarrollo del juego, una imagen completamente atípica en el coliseo blanco.
El club instaló esta nueva alfombra el pasado 24 de agosto. Se ha plantado por encima de las seis bandejas que se alojarán en el interior del hipogeo del Bernabéu que todavía está en obras. Según se ha podido evidenciar, el césped no ha agarrado tan bien como la pasada temporada, pese a provenir de la misma finca.
Concretamente, el verde del Bernabéu sale de una finca de Cáceres y es un híbrido entre césped natural y césped artificial, que lleva una pequeña cantidad de fibras sintéticas que posibilitan un mejor enraizamiento con las capas inferiores y otorga una mayor resistencia.
Durante 10 días se trabajó para tenerlo en perfectas condiciones y así se mostró ante el Betis. Esta semana, el césped se ha ido deteriorando, pese a los cuidados intensivos con lámparas lumínicas. En el club, incluso, podrían estudiar un cambio de verde después del duelo de Champions contra el Red Bull Leipzig programado para este miércoles en vista de que el siguiente partido en casa sería el 2 de octubre ante Osasuna.
Por fortuna, no hubo que lamentar ningún percance por culpa del mal estado del césped. Ni Real Madrid ni Mallorca registraron lesionados en un encuentro que remontaron con solvencia los locales. Veremos si para el miércoles se han podido reparar los problemas del césped o si finalmente se procede a un cambio. Ni el Bernabéu ni los jugadores están acostumbrados a ver botes en los pases rasos por culpa del césped.