Es imposible que en día de Clásico en territorio catalán la mente no juegue malas pasadas y en vez de decir que el duelo se celebra en el estadio Olímpico Lluís Companys se juega en el Camp Nou. Donde se lleva disputando desde 1958. En concreto, desde el 2 de febrero de aquel año, cuando el Real Madrid ganó 0-2.
Aficionados, especialmente madridistas, y periodistas tendrán lapsus, pero la realidad es que los dos gigantes del fútbol español se verán las caras a 3,9 kilómetros de la que es la casa de la entidad azulgrana. Una casa irreconocible y que OKDIARIO ha querido visitar horas antes de que se celebre el duelo en la montaña mágica de Montjuic.
El Camp Nou está inmerso en una profunda remodelación. Cerca de medio millar de obreros trabajan en una obra que acabará con un estadio con 104.000 localidades, dos anillos vip de 360 grados y una superficie construida de 228.000 metros cuadrados. Pero hasta la temporada 2026-2027, en el mejor de los casos, esto no será una realidad. Ahora, el coliseo azulgrana está superando la parte más desagradable de la reforma, la de la demolición, lo que deja una imagen llamativa.
Construcciones y excavaciones Erriberri S.L. es la empresa Navarra, ubicada en Olite, encargada de tirar abajo parte del Camp Nou. Posiblemente, la empresa española de referencia en la demolición de infraestructuras deportivas. De hecho, en los últimos años ha llevado a cabo importantes proyectos de este tipo en el estadio Vicente Calderón (Madrid, 2020), Anoeta (San Sebastián, 2017-2018), Benito Villamarín (Sevilla, 2016), El Plantío (Burgos, 2020), el Ramón de Carranza (Cádiz, 2020) o el Colombino (Huelva, 2020). En concreto, esta empresa está demoliendo la tercera gradería del Spotify Camp Nou.
El pasado 1 de junio comenzó la reforma y durante estos cuatro meses se ha ido quitando todas las capas, el césped, los asientos, los techos, la fachada… hasta quedarse en un esqueleto. Se han sacado miles de toneladas y la actividad es frenética desde la mañana hasta la noche, seis días a la semana.
Laporta, optimista con el Camp Nou
Joan Laporta, optimista patológico, estima que las obras del Camp Nou, que se extenderán hasta 2026, comenzarán a dejar rédito económico en las arcas del club a partir de la temporada 25/26, cuando una primera estimación de ingresos dibuja la cifra de 340 millones de euros anuales una vez que se asiente el modelo de negocio que derivará del estadio, en el que se incluyen entradas y abonados.
En la actualidad, el club avanza a toda máquina, dejando incluso ver la primera fachada del estadio, que data de 1956, y a través de la cual emergerá la estructura del nuevo campo. Limek, la empresa turca contratada para la obra, está acelerando al máximo con el objetivo de no tener que pagar una indemnización que sería de un millón de euros por día de atraso.
Hay que recordar que esta empresa otomana no cuenta con referencias previas en España y será la remodelación del Camp Nou su primer encargo en territorio español. Sí cuentan con gran experiencia en Oriente Medio, aunque su único proyecto de carácter deportivo fue en Mersin, Turquía, donde llevó a cabo la construcción del estadio de los Juegos Mediterráneos de 2013, con capacidad para 25.000 espectadores.
