Gareth Bale volverá a ser un problema para el Real Madrid en verano. En el Santiago Bernabéu ya conocen la decisión del Tottenham de no ejercer la opción a compra que tienen sobre el futbolista una vez concluya la temporada, por lo que volverá al conjunto blanco. Entonces, aún le quedará un año de contrato -hasta junio de 2022- por lo que deberán buscarle un nuevo destino. Una de las únicas posibilidades que ven los madridistas es en que se marche a Estados Unidos.
La Major League Soccer se presenta como una de las únicas ligas en las que podría recalar el galés. Su elevada ficha y el bajo rendimiento que está dando en el equipo londinense, le dejan prácticamente sin opciones de continuar en el fútbol de élite europeo. Por ello, los blancos confían en que llegue una propuesta norteamericana para poder darle carpetazo de forma definitiva a su aventura en el club.
Su rendimiento en el Tottenham este curso no está convenciendo ni a Mourinho ni al propio club. Los spurs tienen una opción de compra que pueden ejercer una vez finalice la cesión del presente curso, pero ha comunicado al Real Madrid que no va a hacer efectiva. El técnico luso ya ha expresado su descontento con el galés y la falta de minutos con el conjunto inglés es una constante. De ahí que tengan decidido que una vez acabe el curso, regrese a la capital española.
Será entonces cuando el Real Madrid se encuentre con un problema ya conocido, pero que se habrá complicado en exceso desde el pasado verano. Al no aprovechar la nueva oportunidad que tenía en la que ya fuera su casa antes de fichar por os madridistas, las opciones de encontrarle un acomodo se reducen.
Su sueldo, el principal problema
La principal causa del problema que tiene el Real Madrid para encontrarle destino es su elevado sueldo y su devaluación en los últimos años. En las condiciones actuales, en las que la pandemia ha azotado duramente a los clubes de Europa, la ficha de Bale es inasumible para cualquier equipo. Más aún si se tiene en cuenta su rendimiento.
El jugador se ha devaluado en los últimos años, debido al bajo nivel que ha mostrado sobre el césped y que está reafirmando en el Tottenham. Tenía una última oportunidad para engancharse a la élite continental, pero la está desaprovechando, lo que limita la lista de candidatos a querer contar con sus servicios.
Los 17 millones netos por temporada que cobra el extremo reducen en exceso las posibilidades de encontrarle una salida en la próxima ventana de fichajes. Una de las únicas opciones que se manejan en el Bernabéu de cara al futuro es la de que se marche durante la temporada que le queda firmada a Estados Unidos, aunque tengan que asumir parte de la ficha.
Para el Real Madrid es esencial liberar -al menos- parte de la masa salarial que ocupa Bale. A sabiendas de que será imposible que cualquier equipo del mundo esté dispuesto a hacerse cargo de su salario al completo, entienden que es mejor cubrir una parte de este y cederlo a otro equipo, que aguantarle en el equipo hasta que termine en junio de 2022 su contrato, sin contar con él y desembolsarle la totalidad de la ficha.
No facilitará su marcha
Bale no va a facilitar su salida. Como ya demostró la pasada temporada no tiene problemas en quedarse sin jugar, sabiendo que no cuenta para el técnico, con tal de cobrar su contrato de manera íntegra. El jugador tiene un año más su contrato y no tiene intención de perdonar un euro. Su negativa a cobrar en su nuevo destino menos de lo que tiene firmado, pone al club en una difícil tesitura.
La situación económica en la que se encuentra el conjunto madridista, tras la caída en picado de los ingresos por los efectos del coronavirus, impide que puedan permitirse cubrir la totalidad del salario de un jugador con el que no cuentan. Más aún si se tiene en cuenta que se prevé una profunda renovación de la plantilla de cara a la próxima temporada.
A los problemas salariales, se suma uno más derivado del Brexit. Bale pasaría a ocupar una plaza de extracomunitario el próximo curso en el Real Madrid. Los blancos no le encontraron una salida la temporada pasada y Zidane dispuso lo justo de él, sin embargo la próxima campaña no podía entrar en ningún tipo de plan al tener las tres plazas disponibles para jugadores no europeos cubiertas.
Un acuerdo establecido por AFE, RFEF y Liga apostaba por mantener como comunitarios a los jugadores «con nacionalidad del Reino Unido que a 31 de diciembre de 2020 tengan contrato y expedida licencia en vigor con un club». En el caso de Bale, su contrato lleva en vigor desde 2014, pero los madridistas tendrían inscribirle de nuevo, por lo que pasaría a ser extracomunitario.
Estados Unidos, ideal para jugar al golf
La última bala del Real Madrid para Gareth Bale reside en convencerle de marcharse a Estados Unidos. Varios equipos se interesaron por él en los últimos mercados, como el Inter de Miami, propiedad de David Beckham. Un destino ideal para que el galés compagine su desempeño sobre el terreno de juego con su pasión: el golf.
El pasado año, Bale ya declaró que el gigante norteamericano es el lugar propicio para continuar su carrera. Allí llegaría como una estrella y sería un reclamo para una MLS en crecimiento pero que no termina de despegar. Sin tanta presión como en las grandes ligas europeas, podría cumplir su sueño de «jugar al golf en Los Ángeles».