Tocados y reforzados

Una final que deja cinco señalados y una certeza

Brahim, Rodrygo, Vinicius, Rüdiger y Lucas Vázquez salieron señalados de la final de Copa

Ancelotti cambió el partido desde el banquillo

El Real Madrid encuentra el camino

Real Madrid
Jugadores del Real Madrid y Ancelotti.

El Real Madrid perdió la final de la Copa del Rey y hay varios jugadores que salen, como se suele decir, en la foto para lo negativo. Brahim, Rodrygo, Vinicius, Rüdiger y Lucas Vázquez son los futbolistas señalados tras la derrota de los blancos frente al Barcelona. En el otro extremo, también hay quien salió reforzado, como fue Carlo Ancelotti.

Hablando primero de los señalados, hay que destacar a Brahim Díaz. Tantísimas veces valorado positivamente y esta vez marcado por sus errores. El internacional marroquí falló en la parcela ofensiva, como cuando no fue capaz de dar un balón a Arda Güler que hubiese propiciado una clarísima ocasión de gol para los madridistas, pero, sobre todo, en la salida de balón. Y es que, de un error suyo, llegó el gol de Koundé que dio la victoria al Barcelona.

El partido se dirigía hacia la tanda de penaltis cuando Modric abrió para Brahim, y este, en vez de anticiparse, esperó una pelota que le arrebató Koundé, quien con toda la calidad del mundo puso el balón pegado a la base del poste derecho defendido por Courtois para dar el título a los azulgranas. El malagueño, consciente del error, miraba a sus compañeros buscando una mirada amiga que le pudiese entender, pero el golpe había sido demasiado duro.

Otro que tampoco estuvo bien fue Rodrygo. Fue titular y desaprovechó su oportunidad de demostrar que sigue siendo ese jugador que marca diferencias. Le costó aparecer, aportar, y Ancelotti decidió dejarle en el banquillo tras el descanso, dando entrada a Mbappé. Vinicius es otro que tampoco estuvo especialmente lúcido. Lo intentó, siempre lo intenta, pero no estuvo fino. De haberlo estado, posiblemente el Real Madrid sería campeón de la Copa del Rey.

Lucas Vázquez, una vez más esta temporada, también salió en la foto. Poco se le puede reprochar a un jugador que siempre lo da todo, pero al que ya no le alcanza, en muchas ocasiones, para defender la camiseta del Real Madrid. Y, por último, hay que hablar de Rüdiger, un loco que se ha metido al madridismo en el bolsillo por su forma de ser, pero que lleva varios errores de comportamiento. Ante el Barcelona tiró un hielo al árbitro, sin alcanzarle, y el banquillo tuvo que pararle para evitar que su ira fuese a más. Se expone a una durísima sanción y se puede decir que no volverá a jugar esta temporada en Liga.

Ancelotti y su última obra maestra

Ancelotti no será entrenador del Real Madrid la próxima temporada. De hecho, está por ver que termine este curso, aunque todo hace pensar que sí. Se lo merece y el club se lo debe. Y el italiano, de Sevilla, salió reforzado o, por lo menos, demostró que sigue siendo ese técnico capaz de cambiar las cosas.

Es probable que Ancelotti intuyese que si no intentaba nada, si no cambiaba nada, sus horas en el Real Madrid se podrían ver acortadas notablemente. La imagen ofrecida por los blancos durante más de media hora había sido la de un equipo diminuto incapaz de proponer absolutamente nada. Sólo se defendía mientras estaba a la merced de un Barcelona que dominaba el partido a su antojo. En el tramo final del primer acto, sí sacó un poco de carácter, pero Carletto ya había decidido que iba a tomar medidas.

Mbappé, que no fue titular por molestias en el tobillo, comenzó a calentar en la primera mitad y entró al césped tras el paso por los vestuarios, sustituyendo a Rodrygo. Pronto también saltaron al terreno de juego Modric y Arda Güler, por Ceballos y Lucas Vázquez, lo que retrasó la posición de Valverde al lateral derecho.

Ancelotti lo había cambiado absolutamente todo y el Real Madrid comenzó a ser lo que siempre debe ser, un equipo grande. Los blancos comenzaron a ser protagonistas, a mandar, a dominar y a embotellar a un Barcelona que por fin se vio superado. Ancelotti había reaccionado y sus jugadores estaban dando la cara como se exige a un futbolista que porta esa camiseta blanca con tanta grandeza e historia detrás. Luego, llegó el gol de Mbappé de falta, el de Tchouaméni de cabeza, el empate de Ferran Torres, el penalti que nunca fue y que finalmente no se pitó de Asencio sobre Raphinha y, lo peor, el gol de Koundé que rompió cualquier ilusión madridista.

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