Cristiano Ronaldo dejó un vacío muy grande en el Real Madrid cuando se marchó rumbo a Turín en el verano de 2018. Es normal que cuando un jugador de su nivel, de los mejores de la historia, dejan un club como el blanco la ausencia sea enorme en muchos aspectos del juego. Más si cabe cuando el portugués aglutinaba todas las acciones ofensivas del equipo: goles, faltas y penaltis.
El capítulo de los goles está repartido, aunque Benzema ha sacado su vena anotadora este curso. Las penas máximas pronto encontraron dueño tras su marcha. Sergio Ramos dio un paso al frente para convertirse en el lanzador habitual con un porcentaje de acierto muy alto. Cuando el capitán no está sobre el césped o cuando decide no tirar él, Bale y Benzema son los otros lanzadores habituales. Otro tema es el de las faltas. Desde el adiós de Cristiano no hay un tirador habitual de los lanzamientos directos, ya que los indirectos son territorio Kroos. Cuando hay que poner un centro, el alemán afina su puntería para intentar encontrar a un compañero. Pero con los libres directos es otra cosa. Al contrario de lo que sucede por ejemplo en el Barcelona, donde nadie duda que Messi es el indicado para golpear una infracción, en el Madrid los jugadores se miran entre ellos y apuestan por la rotación, aunque Zidane defiende que está estudiado.
Sergio Ramos es el lanzador habitual, aunque no él único. Cuando Bale está disponible también suele ser el encargado de disparar. Pero hombres como Modric, Kroos, Casemiro, cuando son lejanas, Isco, Asensio -antes de su lesión-, Rodrygo – que puede presumir de haber metido su único tiro, ante el Bayern en pretemporada- Mariano y Ceballos, antes de salir rumbo al Arsenal, han probado suerte. De hecho, el andaluz es el último jugador blanco en meter un libre directo en partido oficial, ya que el del brasileño era un amistoso. Fue en el encuentro que midió al Madrid con el Betis la pasada temporada en el Benito Villamarín y su gol dio los tres puntos a un conjunto madridista que por aquel entonces estaba entrenado por Solari.
El Real Madrid suma 329 día sin marcar un gol de falta en un duelo oficial. Desde que se marchó Cristiano, que tampoco tenía un gran porcentaje con sus siete tantos en 96 lanzamientos, un 7,29%, los blancos sólo han conseguido dos goles de esta manera y fue la temporada pasada. Isco ante la Roma en Champions y Ceballos frente al Betis en Liga. Estos datos, sumado a que no hay un lanzador definido, hacen que los de Zidane no saquen ventaja de un recurso que otros clubes, como el Barcelona con Messi, aprovechan al máximo.